A Angela Merkel
Estimada señora:
Estamos francamente preocupados. Sabemos que usted representa al gran capital industrial y financiero alemán, pero no es eso lo que nos preocupa. Sabemos que sus políticas son de “austeridad”, pero no es eso lo que (más) nos preocupa. A muchos miles de trabajadores de esta triste, atrasada e ignorante España les gustaría continuar con una sana lucha de clases. Sí, ya se sabe que llevan las de perder, pero tampoco pasa nada…así llevan… uhmm… unos cinco siglos… así que otra cosa no, pero acostumbrados a la austeridad si que están (quitando los fuegos de artificio de los últimos años).
Lo que más nos preocupaen este preciso momento es saber si sí o no, Usted va a jugar el papel que la Historia en este momento le está ofreciendo.
Usted puede firmar el Acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, unirnos de nuevo (y por una buena temporada) al dólar (justo cuando está en declive y es más agresivo que nunca) y abrir Europa a sus exportaciones… o no firmarlo.
Usted puede favorecer que (tal como ha propuesto explícitamente Obama y ya anunciábamos en nuestra última nota Hora bruja de marzo) el gas estadounidense reemplace al gas ruso… o no. ¿Quiere Obama la independencia energética de Europa o quiere más bien hacerla dependiente, en eso también, de los USA?
Usted puede amparar (o no) un ataque a Siria por la simple razón de que por ese país debería pasar (y Siria se opone) un gaseoducto con origen en Qatar (tercer productor del mundo), que llegaría a Alemania vía Turquía (por eso, entre otras cosas, Turquía es tan beligerante contra Siria). Sería, como se dice ahora, una vía alternativa al gas ruso. No es que nosotros tengamos nada contra Qatar. Fíjese Usted que exponsorizan muchas cosas por aquí. Incluso lo vemos anunciado (el emirato, no el gas) en las camisetas de uno de los más queridos equipos de fútbol de nuestra Liga BBVA.
También tendrá Usted que decidir si sigue apoyando el despliegue de tropas de la OTAN en las fronteras del Este. No le vamos a explicar que elescudo antimisiles sólo tiene un sentido: el de impedir una respuesta rusa a un ataque nuclear previo por parte de los USA. Por decirlo de otra manera, el escudo antimisiles ofrece a los USA impunidad desde el punto de vista de un enfrentamiento nuclear. No se lo vamos a explicar, porque Usted ya lo sabe.
Tampoco nos gustaría que lo que ha dicho esta semana Weidmann, el gobernador de su Bundesbank, se confirmase. Me explico: los mercados han interpretado sus declaraciones sobre una supuesta deflación como que el Banco Central Europeo ya no estaba en contra de unirse a la enloquecida política de compra de deuda (y otros “activos”) de la FED americana, lo que ha hecho, claro está, que el viernes el índice DAX de la bolsa alemana subiese majestuosamente.
El papel que la Historia le está ofreciendo, señora Merkel, es el de desarrollar una política independiente y consolidar el área Europa. La alternativa es la de unirse a la locura belicista de los Estados Unidos de América.
Señora Merkel, nosotros la hemos entendido. Sabemos leer en la ambigüedad de sus palabras. Sabemos que su juego pasa por apoyar verbalmente los desvaríos (sobre Ucrania, por ejemplo) de Obama, intentando al mismo tiempo que las cosas no pasen a mayores.
Pero cuidado, que cuando las cosas pasan a mayores ocurren cosas terribles, como en aquel 1914 en que la locura del capital, la estupidez de los políticos y la demencia de los jefes militares hundieron Europa en la locura. Y, permítame, que las cosas pasen a mayores no depende de Usted. Puede que sea Usted muy lista, pero desde fuera da toda la impresión de que está llevando a toda Europa de cabeza a una trampa mortal. La que le está tendiendo Obama.
Una cosa es que Usted tenga enfrente a los trabajadores españoles, portugueses, griegos, franceses y, por supuesto, alemanes, luchando por sus intereses, lo cual es normal, sano diríamos, lógico en todo caso. Los tiene y los tendrá. Es la lucha de clases.
Y otra cosa es que nos embarque en una nueva aventura que costaría (está ya costando en Oriente Medio y otras zonas) muchas víctimas y traería horribles sufrimientos.
A no ser, claro está, que piense Usted, como esos teóricos anglosajones, que para mantener los privilegios de las élites sobran 2/3 de la humanidad. En ese caso no tendríamos más que hablar.
