África: el continente sin historia
Por Lucía Navarro Martín*. LQSomos.
En este breve artículo vamos a hablar de Historia; y, en concreto, de Historia de África. Podríamos llenar páginas y páginas hablando de grandes reinos e imperios del pasado, podríamos analizar múltiples acontecimientos que sucedieron en este enorme continente, tan diverso que es casi engañoso hablar de una sola historia
Podríamos hacer hincapié en el hecho, tantas veces olvidado, de que el origen de la humanidad se localiza, precisamente, al este del continente africano. Pero no vamos en este artículo a adentrarnos en este fascinante relato pues, antes de nada, hay que saber cómo y quién ha «construido» esta Historia.
Si, has leído bien, la Historia, a diferencia de lo que creemos generalmente, es algo que se construye. Y, ojo, esta construcción muchas veces no es cien por cien objetiva, tiene detrás una intencionalidad, unas dinámicas de poder, unos narradores y una cosmovisión concreta. Todo esto no puede ser más cierto que en la construcción de la «Historia oficial» o hegemónica de África. Primero, lo primero… ¿a qué nos estamos refiriendo al hablar de esta «Historia oficial»? Hemos mencionado como de pasada que sobre África más que una historia hay varias historias. Esto es importantísimo, la manera en la que se ha hablado y se habla del pasado de África ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. Sin embargo, es cierto que durante siglos una de estas historias, la contada por los colonizadores, se impuso sobre las otras. Chimamanda Ngozi Adichie la llama historia o relato único y afirma que no se puede entender sin dejar claro que es una herramienta utilizada por aquellos que tienen el poder: «Es imposible hablar de relato único sin hablar de poder. Existe una palabra, una palabra igbo, que me viene siempre a la cabeza cuando pienso en las estructuras de poder del mundo: nkali. Es un nombre que podría traducirse por «ser más grande que otro». Igual que en el mundo político y económico, las historias también se definen por el principio de nkali: la manera en que se cuentan, quién las cuenta, cuándo las cuenta, cuántas se cuentan… todo ello en realidad depende del poder (…) Poder es la capacidad no sólo de contar la historia de otra persona, sino de convertirla en la historia definitiva de dicha persona».
Y, en el caso de África, ¿quiénes son los que tienen el poder? Durante muchos siglos han sido las potencias europeas las que, tras la conquista, saqueo y colonización de casi la totalidad del continente, tomaron también el control de la historia. De ahí se deriva una segunda característica de la historia hegemónica sobre África: es un relato «eurocéntrico», que se narra siempre con respecto a Europa. Por lo tanto, el relato no es una historia de África en sí, sino una historia de la relación de Europa con África. Esto es gravísimo y afecta más de lo que nos imaginamos a la imagen existente del continente. Un ejemplo: en múltiples libros académicos se considera que el África subsahariana no sale de la Prehistoria hasta que es «descubierta» por los europeos, comenzando la «Historia con mayúsculas» y la «civilización» sólo a partir de ese momento.
Es más, uno de los más importantes filósofos del siglo XIX, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, afirmó en su obra «Filosofía de la Historia» que África no tenía historia.
Estas fueron sus palabras exactas: «Con esto abandonamos el tema de África, por cuanto no se trata en nuestro análisis de un continente histórico. No nos ofrece, en razón de su estatismo y de su falta de desarrollo, material de alcance constructivo […]. Lo que entendemos como África es lo segregado y carente de historia, o sea, lo que se halla envuelto todavía en formas sumamente primitivas, que hemos analizado como un peldaño previo antes de incursionar en la historia universal».
«África es lo segregado y carente de Historia»… ¿Os podéis imaginar las repercusiones que tuvieron estas palabras de Hegel? ¿El daño que hicieron y aún hacen a nuestra concepción del continente africano? La visión de la Historia del filósofo alemán tuvo un enorme impacto en su época y pronto se convirtió en «saber general». Así, a partir del siglo XVIII se legitimó la idea de que los africanos tenían una más que dudosa humanidad. Sí, se cuestionó su propia condición de seres humanos, pues la autoconciencia del pasado es algo propio sólo de éstos, los animales no tienen Historia. De esta forma, si África y sus gentes estaban «en un peldaño previo de la Historia universal», ¿no quería eso decir que los negros estaban más cerca de los animales que de los seres humanos?
Así, la Historia se utilizó, en este caso, como uno más de los instrumentos de opresión de los pueblos africanos. Esta historia creada por los colonizadores se unió a gran cantidad de estudios de carácter biologicista y «científico» que venían a demostrar la inferioridad intrínseca de la raza negra y a cuestionar su humanidad. Se crea un relato, se cuenta una historia… sin la cual nunca habrían sido aceptables barbaridades tales como el comercio de esclavos, el genocidio de diversos pueblos o los zoológicos humanos. Y al mismo tiempo, a día de hoy, estos episodios tratan de «pasarse por encima» o incluso borrarse de nuestra historia, justificándolos de mil maneras distintas.
Con este artículo queremos que no caiga en el olvido el poder que tiene la Historia y cómo el que se imponga un único relato es enormemente peligroso. Por suerte, cada vez se alzan más historias en plural, que cuestionan este relato hegemónico y que dan voz a los propios africanos y oprimidos. En palabras de Chimamanda Nogozi Adichie: «Las historias importan. Muchas historias importan. Las historias se han utilizado para desposeer y calumniar, pero también pueden usarse para facultar y humanizar. Pueden quebrar la dignidad de un pueblo, pero también pueden restaurarla».
* Publicado en la revista Umoya, núm. 106, 1er trimestre 2022
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