África estalla, porque ya no aguanta tanto dolor
Javier Sáenz Munilla*. LQS. Marzo 2021
“El mal penetra como una aguja
y luego es como un roble”.
Proverbio africano
La segunda ola de la covid19 está atacando con mayor virulencia que la primera en el África subsahariana. Pero además el continente vuelve a atravesar un momento muy peligroso desde el punto de vista de la salud de la inmensa mayoría de su población. Pobre, abandonada, muy numerosa y además en crecimiento exponencialmente progresivo. La reaparición del Ébola, precisamente en Guinea-Conakry y en la República Democrática del Congo, los países donde más daño hizo y donde se producen otras epidemias de forma simultánea. En ambos países, Congo y Guinea, el Ébola mató en las anteriores crisis, 7.000 y 11.000 personas respectivamente. Y de Guinea se expandió hacia Sierra Leona y Liberia. Congo sufre además brotes de fiebre amarilla y rubeola.
La segunda ola de la covid19 azota con más fuerza y los gobiernos tratan de imponer medidas de contención. Eso, recientemente, en Zimbabwe o Guinea Ecuatorial, pero sin saberse muy bien qué pasará con el suministro de vacunas. En Mozambique, según Médicos sin Fronteras, la OMS promete la llegada de vacunas, quizás a finales de mayo, pero como mucho para el 20 por ciento de la población. La Organización Mundial de la Salud calculaba hace unos meses entre 4 y 5 millones de pacientes hospitalizados en el Continente, de ellos unos 100.000 en estado crítico.
El azote del virus, según la ONU, va a provocar en África un descenso del crecimiento económico del 3,2% previsto al 1,8%. En realidad, una recesión económica que no afectaba al continente desde hace 25 años. Y si la pandemia se prolonga, y se prolongará ante la falta de vacunas, las cosas serán aun peor.
La Unión Africana demanda la suspensión de las patentes para que los países pobres puedan obtener suficientes vacunas para inmunizar a su población. La UA pide también 100.000 millones de dólares de ayuda de emergencia y la cancelación de la deuda externa.
Los sistemas sanitarios africanos son mucho más débiles que los europeos. En Mozambique hay un médico por cada 100.000 habitantes. En Liberia, igual. Y en los barrios pobres, la inmensa mayoría, chabolas, hacinamiento, falta de aguas depuradas, etc. En Harare, la capital de Zimbabue, los grifos llevan 10 años secos. Y, en general, falta de medios materiales, equipos de protección, camas de aislamiento, respiradores, y de medios humanos. No hay médicos, enfermeros, sanitarios suficientes.
La pandemia llegó, además, con un continente ya extenuado. En el Sahel, especialmente en Burkina Faso, Malí y Níger, se calcula que casi 5 millones de niños necesitan ayuda humanitaria urgente. Y la violencia se está haciendo endémica en la región, con ataques incluso contra niños, secuestros, reclutamientos forzosos. En el Sahel Central, según Unicef, cientos de miles de menores han tenido experiencias traumáticas.
Nigeria es la más afectada por la violencia de los integristas de Boko Haram. La región de Chibok tiene la tasa de abandono escolar más alta del mundo. Nigeria tiene 13 millones de niños sin escolarizar. En Somalia, menos de la mitad de los niños asisten a la escuela primaria.
Las masivas plagas de langostas se extienden por Kenia, Somalia, Etiopía, y amenazan los sudanes, Uganda, Tanzania. Sequía, inundaciones… Sólo en Etiopía, Kenia y Somalia hay 12 millones de personas con inseguridad alimentaria. Mozambique no acaba de recuperarse del ciclón Idai, que afectó a 2,5 millones de personas incluidos 100.000 desplazados. El Idai también causó destrozos en Malaui y en Zimbabue.
Etiopía, por si no tuviera poco, se lanza a la guerra contra Tigray (antiguo Tigré). Tenía dos millones de desplazados internos, y ahora son miles y miles los que huyen hacia los países vecinos. Con 108 millones de habitantes, es uno de los mayores proveedores de migrantes y refugiados económicos de África. Pero todo África está en situación de huir de tanta miseria y violencia y falta de porvenir.
África, explosiona. La población se va a triplicar. Sólo Nigeria tendrá, en 2050, entre 700 y 800 millones de habitantes. Los nigerianos, como muchos africanos, huyen. Vienen hacia Europa, o hacia donde sea. En 2017 cruzaron el Atlántico para llegar a Canadá, vía Florida, 50.000 nigerianos. ¿Y nos abruma que cada día sean más y más los subsaharianos que tratan de dar el saltito del Sáhara a Canarias o del Magreb a España, Italia o Grecia?
* Más artículos del autor.
Periodista y analista internacional. Miembro del Colectivo LoQueSomos.
En Twitter: @pepitorias
– Ilustraciones de Yasser Ameur
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