Aumentan las muertes por paludismo
Por Eduardo Camín*. LQSomos.
La solución al problema de los recursos para la salud no es que los organismos públicos vayan a mendigar al sector privado o a las fundaciones de famosos filántropos, ellos mismos completamente identificados con el capitalismo trasnacional…
Más muertes por paludismo por trastornos causados por la Covid 19 … y el modelo capitalista
Nuevos datos de la Organización Mundial de la Salud revelan que la pandemia de Covid-19 ha desorganizado los servicios de lucha antipalúdica y que ello, a su vez, se ha traducido en un marcado aumento del número de casos y de muertes por esta enfermedad. Aunque se evitó lo peor, hacen falta medidas urgentes para cumplir las metas mundiales en materia de paludismo.
Según las estimaciones presentadas en el último Informe sobre Paludismo; en 2020 hubo en todo el mundo 241 millones de casos de paludismo y 627 mil muertes causadas por esta enfermedad, lo que supone un aumento de unos 14 millones de casos y 69 mil decesos en relación con las cifras de 2019. Dos tercios de estas 47 mil muertes adicionales tienen que ver con interrupciones de los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento del paludismo durante la pandemia.
Para los expertos que la situación podría haber sido mucho peor. Según las proyecciones que efectuó la OMS en los primeros días de la pandemia, presuponiendo una profunda desorganización de los servicios, en 2020 se podrían haber duplicado las muertes por paludismo en el África subsahariana. Muchos países, sin embargo, adoptaron medidas urgentes para consolidar sus programas de lucha antipalúdica, gracias a lo cual se pudo evitar lo peor.
Si se hubiera apoyado el magnífico proyecto de justicia social de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de Alma Alta de 1978, el de Atención Primaria de Salud, todos los países estarían hoy en día adecuadamente equipados para hacer frente a la actual crisis de la Covid-19, y a cualquier problema sanitario común. Pero no: no hubo voluntad política y parece que tampoco hay ahora, incapaces de vacunar la humanidad, en su conjunto.
Sin dudas, la Atención Primaria de Salud (APS) fue un proyecto revolucionario de justicia social titulado Salud para todos para el año 2000. Pero la APS, no recibió apoyo. Por el contrario, en un par de años, sus fundamentos de justicia social y económica quedaron más o menos destruidos y el proyecto se desmanteló progresivamente durante la siguiente década. La justicia social siempre fue una amenaza para los intereses privados
Los Estados miembros más poderosos de la OMS, sus empresas trasnacionales y las instituciones financieras internacionales, y sus mercados, son en gran medida responsables de impedir el establecimiento y mantenimiento de sistemas de salud funcionales y equitativos en los países pobres, además de debilitar y desmantelar los servicios de salud en los países ricos, y se debería cargar a ellos con las responsabilidades.
La oposición al proyecto de justicia social de la OMS fue poderosa, brutal y extremadamente rápida. Fue inmediatamente desestimada como “irrealista”, la calificación que significa invariablemente “no querido por los que deciden”.
¿Qué es exactamente lo que las naciones poderosas y los intereses privados no quieren?
Desde 1978 la autoridad sanitaria internacional ha sido víctima de la reestructuración neoliberal, al igual que la mayoría de las instituciones sociales y económicas que sirven al interés público, incluidos, por supuesto, muchos programas y organismos de Naciones Unidas. La OMS hoy está de rodillas, profundamente comprometida… y forzada a entrar en el negocio de la salud.
Paludismo hoy
El África subsahariana sigue presentando la mayor carga de paludismo: en 2020 concentró alrededor del 95% de los casos y el 96% de las muertes por esta enfermedad, decesos que se dan en un 80% en niños menores de cinco años.
El vendaval de la pandemia llegó en un momento en que la lucha antipalúdica en el mundo ya se había estancado. Para 2017, más o menos, ya había indicios de que los fenomenales avances registrados desde 2000 (en particular, con una reducción del 27% de la incidencia mundial de casos y una caída de casi el 51% de la tasa de mortalidad) se estaban frenando.
Desde 2015, año de referencia de la estrategia mundial de la OMS contra el paludismo, 24 países han registrado un aumento del número de muertes por esta enfermedad. En los once países que presentan la mayor carga de paludismo del mundo, el número de casos pasó de 150 millones en 2015 a 163 millones en 2020 y el de muertes por la enfermedad pasó de 390 mil a 444 mil 600 durante el mismo intervalo.
La OMS y sus asociados saben que, para enderezar el rumbo, es preciso garantizar un acceso más amplio y equitativo a todos los servicios de salud, incluidos los de prevención, diagnóstico y tratamiento del paludismo, lo que pasa por potenciar la atención primaria de salud y las inversiones tanto nacionales como internacionales.
(In)Cumplimiento de las metas mundiales
A tenor del informe, los progresos logrados quedan sensiblemente lejos de las metas intermedias marcadas para 2020 en la estrategia mundial de la OMS contra el paludismo. En 2020, la tasa mundial de incidencia del paludismo fue de 59 casos por cada 1000 personas en situación de riesgo, cuando la meta era de 35, lo que supone una desviación del 40%. La tasa mundial de mortalidad fue de 15,3 muertes por cada 100 mil personas en situación de riesgo, cuando la meta era de 8,9, lo que representa una desviación del 44%.
Para cumplir los objetivos fijados para 2030, en particular una reducción del 90% de las tasas mundiales de incidencia y mortalidad, harán falta nuevos planteamientos e instrumentos, así como una mejor aplicación de los ya existentes. Para cumplir las metas mundiales también se requerirá una sólida financiación. A tenor del informe, será preciso que los actuales niveles de financiación (tres mil 300 millones de dólares en 2020) se multipliquen por más de tres, hasta llegar a la cifra de 10 mil 300 millones anuales para 2030.
– Incidencia: en 2020, la tasa mundial de incidencia del paludismo fue de 59 casos por cada 1000 personas en situación de riesgo, cuando la meta era de 35, lo que supone una desviación del 40%.
– Tasa de mortalidad: en 2020, la tasa mundial de mortalidad fue de 15,3 muertes por cada 100 000 personas en situación de riesgo, cuando la meta era de 8,9, lo que representa una desviación del 44%.
El negocio de la salud
Desde 1978, la autoridad sanitaria internacional ha sido víctima de la reestructuración neoliberal, al igual que la mayoría de las instituciones sociales y económicas que sirven al interés público, incluidos, por supuesto, muchos programas y organismos de la ONU. La OMS hoy está de rodillas, profundamente comprometida… y forzada a entrar en el negocio de la salud.
Recordaremos que en 2019, el actual Director General de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, presentó el “business case” del Plan de Acción Mundial de su organización de esta manera: “La inversión inicial de 14.100 millones de dólares para el período 2019-2023 es una excelente relación calidad-precio y permitirá rentabilizar la inversión generando un crecimiento económico del 2-4%. Ningún producto básico en el mundo es más valioso”
¿Por qué el Dr. Tedros debe vender el sector de la salud a los inversores en lugar de discutir el plan quinquenal de la OMS con sus 194 Estados Miembros? Porque la OMS hoy en día está más o menos privatizada y controla sólo el 20 % de su presupuesto. El 80% restante consiste en contribuciones voluntarias extrapresupuestarias de los Estados Miembros (ricos) y de fundaciones privadas, casi todas ellas destinadas a prioridades y programas específicos impulsados por los donantes.
La salud representa un mercado billonario en dólares (10 billones de dólares en 2020) como el Foro Económico Mundial de Davos no deja de recordar a sus contribuyentes. Las “donaciones” a la OMS o la participación en asociaciones público-privadas para la salud son inversiones valiosas para las empresas multinacionales, entre ellas las farmacéuticas, que buscan nuevas esferas rentables para sus actividades.
La salud ya no se concibe como un derecho humano, tal como se declara en la constitución de la OMS, sino como una mercancía o, en el mejor de los casos, como un aporte a la productividad, tal como se promovió, en 2001 en el informe de la OMS Invirtiendo en la Salud para el Desarrollo Económico.
La solución al problema de los recursos para la salud no es que los organismos públicos vayan a mendigar al sector privado o a las fundaciones de famosos filántropos, ellos mismos completamente identificados con el capitalismo trasnacional.
La solución hoy en día, como lo fue en Alma Ata hace 44 años, es la justicia económica y una base impositiva adecuada, así como la financiación apropiada de las instituciones públicas como la OMS a través de los presupuestos ordinarios para que pueda cumplir con sus responsabilidades internacionales sin impedimentos por parte de los intereses corporativos.
Tal vez el único resultado positivo de una pandemia de enfermedades infecciosas, como la de Covid-19, es que los pueblos del mundo se hagan sentir exigiendo la independencia de la OMS del control de las empresas y una auténtica reactivación de la Atención Primaria de Salud, mediante la mano visible de la justicia social y no la mano invisible del mercado. La lucha del personal sanitario, recorren, sin aplausos en los balcones; las sombras funestas de la ignominia del capital.
* Periodista uruguayo acreditado en la ONU Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estrategico (CLAE)
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