Calabazas a la UE en Georgia
Por Reinhard Lauterbach*
Por mucho menos, hace once años el Presidente de Ucrania fue derrocado por un «levantamiento popular» con apoyo político, mediático y financiero de Bruselas y Washington…
Con su decisión de suspender las negociaciones de adhesión a la UE durante los próximos cuatro años, el gobierno georgiano ha agravado el conflicto político con la UE. Como gobierno soberano -por el momento- tiene todo el derecho a hacerlo. En los últimos meses, Bruselas ha interferido desenfrenadamente en la política nacional del lado de los oponentes internos del gobierno de Kobajidze, con el fin de arrancar concesiones y mantener al país atado políticamente. La escalada consiste en que un país de la UE, periférico y pequeño, diga “no” a Bruselas. En la lógica de la UE, es ella la que dice “no”. Nunca al revés.
Pero el juego de Georgia es arriesgado. Hace once años, el 22 de noviembre de 2013, el entonces presidente ucraniano Víktor Yanukóvich pidió un aplazamiento y renegociación de un acuerdo de asociación con la UE. Tres meses después, ya no era presidente. Fue derrocado por un «levantamiento popular» con apoyo político, mediático y financiero de Bruselas y Washington. Las consecuencias del «Euromaidán» son historia.
El partido gobernante «Sueño Georgiano» no parece temer este escenario, del que, por supuesto, debe ser consciente. En el lado positivo, puede contar el hecho de que las protestas «proeuropeas» contra el resultado de las elecciones de octubre se han mantenido hasta ahora dentro de unos límites manejables. Ahora depende de la oposición encontrar la voluntad y los recursos para desafiar al poder. Hasta ahora, «sueño georgiano» ha podido mantener las puertas abiertas tanto a Bruselas como a Moscú. Dada la dependencia económica de Georgia de las exportaciones a Rusia, los emigrantes en Rusia y los turistas rusos, se trataba de una postura comprensiblemente pragmática, pero ya no encaja en el esquema del «o con nosotros, o con ellos” de Bruselas, y está claro que ya no se tolera desde allí. No es casualidad que uno de los argumentos contra la «ley de transparencia» fuera la acusación de que estaba modelada según el ejemplo ruso. Eso debería decirlo todo.
Además de la ofensa narcisista del Gobierno georgiano, la decisión se basa probablemente (también) en la suposición de que la UE de hoy ya no es la misma que hace once años: ahora está más dividida y ya cargada con la tarea de mantener el «apoyo a Ucrania» hasta el dolor o más allá, además de enfrentarse a fuerzas soberanistas en todos los Estados miembros que están planteando preguntas cada vez más fundamentales sobre el anterior «modelo de integración» y la asunción gradual de las funciones del Estado-nación por parte de la burocracia de Bruselas. Rusia observará con interés el desarrollo de los acontecimientos. El próximo enfrentamiento por poderes está servido.
– Nota original: Georgien setzt EU-Gespräche aus
– Edición en castellano tomada del blog personal de Rafael Poch de Feliu
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