Calle Mayor 84: donde pudo cambiar la historia
Por Mikel Castrillo Urrejola*
El edificio que aparece en la fotografía es el actual número 84 de la calle Mayor de Madrid, en pleno barrio de los Austrias. Al dato anterior, hay que añadir que a principios del siglo XX ese edificio era el número 88 y se encuentra ubicado muy cerca del Palacio Real.
A simple vista, a muchas personas poco o nada puede decirles esa imagen. Pero ese edificio el 31 de mayo de 1906 pasó a la historia por los acontecimientos que sucedieron en dicho lugar.
Nos ponemos en situación. Ese día Alfonso XIII contraía matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg. A la vuelta de la celebración religiosa que tuvo lugar en la basílica de los Jerónimos, cuando la comitiva real pasaba por la calle Mayor, se produjo un hecho que pudo haber cambiado la historia, pero no pasó de ser un intento frustrado. Al llegar el cortejo a la altura del número 84, desde un balcón de este edificio, el anarquista Mateu Morral i Roca lanzó contra la carroza donde iba el rey y su esposa un ramo de flores en el que iba escondida una bomba. Al parecer los cables del tranvía desviaron la trayectoria del artefacto y estalló en la parte delantera de la carroza, donde iban los caballos. El borbón y la consorte salieron ilesos del atentado, que produjo alrededor de una veintena de muertos.
En algunas publicaciones, se dice que la bomba fue lanzada desde el cuarto piso, donde había una casa de viajeros y en otras se dice que fue lanzada desde el tercer pisó, como se recoge en el libro “Hasta la coronilla. Autopsia de los Borbones” (Editorial Txalaparta), cuyo autor es Iñaki Errazkin.
La crónica de los hechos relatada por la prensa de la época no tiene desperdicio, pues en función de la ideología del periódico hay auténticas perlas como en la edición que “EL Liberal “ de Murcia edita el día 2 de junio, en la que se dedica a elogiar la actitud del borbón, como si allí no hubiera pasado nada. Pero si uno le da por contrastar la crónica con otros medios escritos se topará con el diario “El Pueblo”, editado en Valencia y de ideología republicana, que no parece que se exprese en los mismos términos que el anterior.
El autor del atentado logró salir del edificio sin ser detenido. Y a tenor del relato que realiza Iñaki Errazkin en el libro anteriormente mencionado, Mateu Morral se refugió en la redacción del periódico de izquierdas El Motín, dirigido por José Nakens. En otras publicaciones se dice que este periodista ya estuvo al quite ayudándole a escapar del lugar de los hechos.
A mí lo que más me ha llamado la atención es la lectura del Heraldo de Zamora del día en que se celebró la boda y se produjo el atentado. En la información que publican de las horas previas a la boda hay una pequeña reseña sobre los anarquistas. Es necesario decir, como cuestión previa, que circulaban amenazas de muerte contra Alfonso XIII, las cuales habían llegado hasta algunos ministros. Pues bien, en el diario zamorano, bajo el título Los anarquistas, se recoge la siguiente frase: “Policía conoce paradero todos anarquistas acción”. No debieron conocer el paradero de todos los anarquistas, al menos el de Mateu Morral no, porque este se paseó por la Villa y Corte sin ningún problema.
En toda esta historia también tiene su pequeño protagonismo don Pio Baroja, que llegó a manifestar que la bomba que fue utilizada para el atentado fue entregada en Francia a Mateu Morral, por Nicolás Estévanez, ex ministro de la Primera República.
No quiero dejar pasar por alto la trifulca que se debió montar en el pleno del Ayuntamiento de Madrid, cuando se debatió la condena del atentado pues los socialistas por boca de Pablo Iglesias se negaron a que se suspendiera la sesión en señal de duelo.
La fuga de Mateu Morral duró escasamente un par de días. El día 2 de junio fue localizado en Torrejón de Ardoz, en su intento de escapar en tren hacia Barcelona. El diario ABC del día 3 de junio no repara en tinta a la hora de explicar los pormenores de la muerte del militante anarquista.
Durante la II República el Ayuntamiento de Madrid renombró la calle Mayor, pasándose a llamar calle de Mateo Morral.
Ese edificio también tiene su importancia literaria, pues en él se encuentra ubicada la taberna que aparece en la obra teatral Luces de Bohemia, de Ramón María del Valle Inclán, donde el poeta Max Estrella comienza su particular deambular nocturno en compañía de su amigo Don Latino, hasta encontrar la muerte.
* Miembro del colectivo editorial LoQueSomos
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