Canarias: el acuario de la vergüenza
Cuando la falta de decencia de la casta política nos vende ridiculeces como solución a los gravísimos problemas sociales y económicos de la ciudadanía, es que algo no anda nada bien en nuestra sociedad.
En Las Palmas de Gran Canaria se propone desde su ayuntamiento un proyecto de zoológico marino faraónico como “salida” a la desesperación, al desempleo, al hambre infantil, a los desahucios masivos, a una situación de emergencia social que nunca antes se había vivido en estas islas desde la posguerra.
Tantas mentiras juntas nos descolocan la mente, también nos avergüenzan de que existan cargos públicos con un modus operandi tan brutal, tan alejado de la gente, de quienes sufrimos y nos vemos desesperados para llegar a fin de mes y poder alimentar a nuestras/os hijas/os.
La cesión de suelo público de precio millonario a coste cero a una empresa privada para construir un zoológico-acuario, que servirá exclusivamente para enriquecer a esta empresa de explotación animal, donde los puestos de trabajo serán mínimos, en su mayoría para personal especializado, quizá unas escasas plazas de camareras/os, freganchinas/es, limpiadoras/es, absolutamente insuficiente para paliar la alarmante situación social.
Muchos animales serán sacados de su medio natural para vivir en piscinas cloradas, otros criados en cautividad rellenarán las jaulas de cristal para selectivo disfrute de cruceristas, de quien pueda pagarse las entradas, que como en el acuario de Barcelona y otras cárceles marinas del planeta serán bastante caras.
Lo más triste es que este proyecto ha sido respaldado por todos los grupos políticos de la corporación, sin valorar otras alternativas mucho más viables para fomentar el empleo, acabar con la miseria, o que al menos recuperando de la especulación tantas zonas de cultivo abandonadas, la comida llegue a la mesa de las familias más desfavorecidas.