Cárcel de Carabanchel: 14 años del vergonzoso derribo
Por Pedro Casas*. LQSomos.
La cárcel de Carabanchel tendrá un lugar digno de memoria, esperemos que más temprano que tarde, pero lo conseguiremos, para honrar la memoria de quienes lucharon y dieron la vida por las libertades y la justicia social…
Por un Centro de Memoria de la antigua Cárcel de Carabanchel
Un año después de aprobada la Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007, de 26 de diciembre, 2007), el mismo gobierno que la impulsó ordenaba derribar la antigua cárcel de Carabanchel, por la noche de un fin de semana de octubre de 2008. Llevaba 10 años cerrada, ocupando unos terrenos que se habían ya recalificado con la connivencia municipal para un desarrollo urbanístico especulativo.
La creciente demanda para que, al menos una parte de edificio, quedase en pie en recuerdo de uno de los centros más emblemáticos de la represión franquista, puso nerviosas a las autoridades de entonces (Mª T. Fernández de la Vega, A. Pérez Rubalcaba, M. Gallizo), que aceleraron su previsto derribo. El tiempo transcurrido demuestra que “las prisas” sólo eran para sofocar aquella reivindicación, pues 14 años después el solar se encuentra en las mismas condiciones.
Desde entonces algunas personas y organizaciones agrupadas en una plataforma han sido capaces de mantener viva esta lucha, con actos reivindicativos en cada aniversario (y van 14).
La indiferencia de la Administración en todo este tiempo ha sido insultante, hasta junio de 2021 en que la Secretaría de Estado de Memoria Democrática se dignó a recibir a una delegación de dicha plataforma, prometiendo el uso compartido de alguna sala de las futuras dependencias que Instituciones Penitenciarias tiene previsto construir en el solar de la antigua cárcel, y cuyas obras estimaban podrían empezarse en el año 2023.
Este proyecto era absolutamente insuficiente, pero han pasado dos años y medio, y ni siquiera se han cumplido algunas de las promesas más sencillas, como la creación de un memorial, o el estudio del subsuelo para conocer el estado de algunas dependencias que pudieron haber quedado en pie tras el derribo en superficie. La posible existencia de estas dependencias subterráneas ha quedado más en evidencia tras las prospecciones arqueológicas realizadas este año para poder acometer las obras de urbanización del solar.
Es sabido que en realidad no derribaron la totalidad del edificio, pues dejaron en pie el antiguo hospital penitenciario, hoy Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, lugar de represión tan injusta como lo fue la cárcel de Carabanchel. No resultaba la dependencia más emblemática de la prisión, pero a falta de otro lugar, bien pudiera ser el lugar idóneo para el centro de memoria que reclamamos, cuyos tiempos de creación serían los más cortos, al disponer ya del edificio levantado.
Este año las actividades en el XIV aniversario del derribo van a ser variadas:
Una exposición de fotografías, realizadas a los pocos días de ser abandonada la cárcel en 1998, lo que ofrece singulares visiones de una cárcel moribunda. El autor es el fotógrafo y documentalista Clemente Bernard, y estará expuesta en la biblioteca regional Luis Rosales, en la calle Antonia Rodríguez Sacristán 7 y 9 de Carabanchel, durante todo el mes de noviembre en horario continuado de 9 a 21h (fines de semana 11 a 19h).
El viernes 11 de noviembre tendrá lugar un acto sobre la lucha de la COPEL, con la proyección de un documental y coloquio con protagonistas de aquella lucha. Tendrá lugar a las 18,30 en la sede de la Fundación Anselmo Lorenzo en la calle Peñuelas 41.
Al día siguiente, sábado 12, realizaremos un acto reivindicativo en los terrenos de la antigua cárcel, a partir de las 11 de la mañana. Y el viernes 25, a las 18,30, Luis Puicercús presentará sus dos últimos libros, “No Nos jodas camarada”, con anécdotas carcelarias, y “Presos del franquismo, de la A a la Z”, una recopilación de miles de antifranquistas que lucharon contra la dictadura en el tardofranquismo; será en la citada biblioteca Luis Rosales.
La lucha por la memoria democrática, y por poner al franquismo y sus defensores en el lugar que les corresponde, es larga, y más en este país que no hizo sus deberes en esta materia en la llamada transición, dejando muchos vestigios intocables, y a los responsables de la represión con sus condecoraciones y en sus mismos puestos. Todavía hoy tenemos que escuchar apologías del nazismo a concejales del Ayuntamiento de la capital, y el mantenimiento de nombres de calles franquistas.
Sólo la cruel represión y exterminio ejercido por uno de los regímenes más crueles del siglo XX, que al durar mucho más tiempo que otros conocidos en Europa y América Latina, propició el olvido y la desmemoria en dos generaciones sucesivas, puede explicar el retraso si lo comparamos con otros países. Pero el tesón de muchas personas mayores, y el interés por conocer la verdad de nietas y nietos de quienes sufrieron la represión directa, está logrando lo que los responsables institucionales racanean con sus disposiciones e indiferencia.
La cárcel de Carabanchel tendrá un lugar digno de memoria, esperemos que más temprano que tarde, pero lo conseguiremos, para honrar la memoria de quienes lucharon y dieron la vida por las libertades y la justicia social, y para que las generaciones venideras conozcan la historia reciente y hagan lo posible para que no se repita aquella masacre. Mientras tanto vamos a solicitar, al amparo de la reciente Ley de Memoria Democrática, que el solar sea declarado Lugar de Memoria, lo que podrá ayudar, no suplir, el avance hacia el citado Centro de Memoria que reclamamos.
* Activista vecinal y miembro de la Plataforma por un Centro de la Memoria de la Cárcel de Carabanchel
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Quieren tapar sus propias creaciones, el franquismo que tan orgullosos están de su existencia, no quieren ni que se pueda hablar de él .
La cárcel de Carabanchel tardaron poco más de un año en construirla los presos republicanos, y en menos tiempo se les hizo pequeña.
Aquel Madrid destruido por los bombardeos de la guerra fascista, dejó una sociedad derruida y delincuente, producto de la dictadura de derechas, esa que el pp intenta esconder debajo de la alfombra.