Certificado de buena conducta para Companys, siguen humillándonos
Al parecer nuestro gobierno va a dar un “certificado de buena conducta” a Companys, sostengo que esto es una felonía que nos lleva a los días mas negros de la dictadura franquista. En aquel tiempo que tanto provecho trajo para los fascistas, la Iglesia y los que aprovecharon del genocidio republicano para matar, violar y robar, lo del certificado de buena conducta era moneda corriente.
Los republicanos que habían sobrevivido al exterminio, debían para encontrar trabajo, salir de cárceles y campos o bien tratar de evitar el paredón o el paseo, presentar a las autoridades competentes, es decir a los golpistas rebeldes, un certificado de buena conducta.
Estos certificados los daban, cuando querían, los militares, las autoridades, los fascistas reconocidos, los falangistas y las monjas, también los curitas, estos eran los peores, gracias a la confesión estaban al corriente del menor detalle del pensamiento de todos sus feligreses, que se confesaran o no siempre había alguien que aprovechaba el confesionario para denunciar al vecino, fueron días de terror.
Muchas mujeres que tenían sus parientes republicanos encarcelados tenían que servir en casas de señoritas fascistas, y esto les daba la ocasión de con su trabajo y su humillación tratar de conseguir el ansiado certificado que a veces suponía salvar la vida de sus represaliados, algunas lo conseguían, otras eran despachadas con malos modos.
Mis padres tuvieron para sobrevivir, buscar el papelito, sin el estaban condenados a la miseria a pesar de ser funcionarios por oposición, lo pidieron a sus familiares “del otro bando” se les negó, la familia o la solidaridad no contaba mucho para los vencedores franquistas. Lo obtuvieron por fin, pero mi madre tuvo que llevar un habito durante un año para pedir perdón como hija de rojo, el habito consistía en una túnica informe atada con un cordón morado, nunca olvidaré ese cordón que ceñía la estrecha cintura de mi madre, quisieron que fuera un signo de vergüenza, para mi fue siempre símbolo de orgullo.
Muchos años después, al final de los años 50 seguía pasando lo mismo, cuando mi abuelo quiso venir a morir en suelo español tuvimos que buscar el certificado, y como en los primeros tiempos de la dictadura, también familiares y amigos se lo negaron, yo fui con mi madre a visitar en Barcelona a un presidente de la Diputación, el nos lo dio, y nos dijo la admiración que siempre tuvo por mi abuelo, su nombre siempre lo he llevado en mi corazón.
Todo este calvario que muchos pasamos me lleva a gritar mi indignación al ver que los certificados de buena conducta de los fascistas a republicanos siguen vigentes, no debemos aceptar esta práctica que debía ser de otros tiempos. Companys no necesita ningún certificado, como tampoco ninguna de las victimas de los rebeldes franquistas, no necesitan que les devuelvan una dignidad que nunca perdieron.
Tampoco un gobierno monárquico, heredero del fascismo y que se esfuerza en acallar las justas peticiones de los que buscan a sus desaparecidos, de los que piden la anulación de los juicios que enviaron a miles de republicanos a la cárcel y a la muerte, un gobierno que vende armas al estado asesino de Israel y que esta dispuesto a cambiar la ley para que no se persigan sus crímenes, y no puede cambiarlas para dar justicia y reparación a las victimas republicanas, un gobierno así no tiene ninguna fuerza moral para dar un certificado de buena conducta a nadie, y nosotros no lo necesitamos.
No se puede esperar nada de una monarquía heredera del fascismo, solo la III República nos traerá la justicia
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No volem certificats de bona conducta ni per a Companys ni per a cap víctima del franquisme