Collages: “Papas asesinados” – “Toro opio eléboro”

Por Nònimo Lustre. LQSomos.

Collage “Papas asesinados”

Arriba, Concilio Cadavérico del año 897. El Papa Formoso, desenterrado, quemado y aventado al río Tíber. A la izquierda, medallón de Formoso (891-896) y, abajo, medallón de Juan VIII (872-882), envenenado y rematado con martillazos.

“Eftephano 6 [Papa Esteban VI] fue ingrato à Formofo que lo avia hecho obifpo: al qual aborrefcio tanto que, enfiendo Papa… lo hizo condenar en un concilio… defpues de condenado lo hizo defenterrar, defenterrado lo defgraduó quitandole todos los ornamentos pontificales y veftiendolo en habitos de feglar: hizole cortar los dos dedos de la mano derecha, de aun los quales los facerdotes fe firven para fu confagrar: los quales hizo echar en el Tyber” (Dos Tratados, 1588; Grafía: la “f” equivale a la “s”)

La Historia del judeo-cristianismo está plagada de asesinatos. Por ejemplo, casi la mitad de los reyes de Israel murieron violentamente. Las Sagradas Escrituras, resumen sus hechos con la sentencia “hizo el mal delante del Señor”. De las matanzas no se libra ni el sacrosanto profeta Elías quien, sin haber muerto nunca, en vida hizo degollar a 450 sacerdotes de Baal. Igual sucedió con los emperadores romanos –incluyendo en ambos casos mujeres, a menudo embarazadas, niños y ancianos. Y, por supuesto, los sacerdotes cristianos no corrieron distinta suerte –ejemplo: el diácono Cirilo, un sádico compulsivo, fue asesinado y sus homicidas se comieron su hígado. El caso de los Borgia es suficientemente conocido pero hubo muchos más Papas que fueron hijos de Papas –dos ejemplos: Silverio, era hijo del Papa Hormisdas; y Juan XI, fue hijo de Sergio III.

En cuanto a la sexualidad cristiana, ¿qué decir sino que fue castradora desde siempre? Un par de venerables citas: “Por el contrario, debemos odiar al cuerpo con sus vicios, porque quiere… vivir según la carne.” Francisco de Asís. “¡Cómo me repugna la Tierra cuando miro al Cielo!” Ignacio de Loyola. La prédica papal fue aún más psicopática: el Papa Basilio (Santo y Doctor de la Iglesia, el más elevado título que la Iglesia católica confiere; sólo lo tienen dos papas), prohíbe a los cristianos toda diversión, ¡hasta la risa! Y, el feroz Zenón de Verona prescribe que la mayor gloria de la virtud cristiana es “pisotear la Naturaleza” (ver Karlheinz Deschner. 1986 (traducción al castellano, 1990. Historia criminal del cristianismo. Y, asimismo, su posterior Hª Sexual del Cristianismo)

Para terminar con el affaire Formoso: fue sucedido por Bonifacio VI quien sólo duró 15 días. Seguidamente, subió a la Silla de San Pedro el extravagante jurista Esteban VI pero tampoco duró mucho: el pueblo de Roma expulsó a sus acólitos de Spoletto, le encarceló y le estranguló.

Collage “Toro opio eléboro”

El toro prefiere mordisquear la flor del opio antes que acercarse al eléboro que vemos a la izquierda de la imagen.

Como buen herbívoro, el toro es un perspicaz botánico. Le han ofrecido eléboro (Helleborus orientalis y su lejano pariente Veratrum album) pero lo desdeña porque sabe que las dos hierbas son altamente venenosas y hasta letales. El cornúpeta prefiere solazarse con la Papaver somniferum, vulgo adormidera, vulgo opio. Sabia opción aprendida de los sumerios quienes, hace 5.000 años, ya representaban en sus tabillas a la Papaver. Lamentablemente, aquellos ilustres mesopotámicos no podían sospechar que sus investigaciones naturalistas acabarían siendo malinterpretadas en la actualidad. Para empezar, recordemos que el Imperio Británico prosperó gracias a las guerras del Opio –la ínclita emperatriz Victoria fue la mayor narcotraficante de entonces a cuyo lado, los narcos actuales son unos pelagatos. Para continuar, los modelnos (sic) sabios psicodélicos sostienen que el consumo de ‘plantas psicotrópicas’ duplicó e incluso triplicó el cerebro de los homínidos lográndose así que el Homo sapiens llegara a donde ha llegado -¿adónde ha llegado? Por desgracia, el tamaño del actual cerebro humano es menor –absoluta y relativamente- que el de otros animales y, finalmente, tener muchas neuronas no asegura que estén bien conectadas sus sinapsis –de hecho, los sesos de los mandamases están fisiológicamente averiados, de ahí su Poder. Sabedor de todo ello, el Toro rumia el opio… pero sólo para hacer risas.

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