Con la muerte en los ojos
Yo te he visto muerte
Claro que te he visto
y he visto tus ojos azules grandes
Cuando le cortaste a mamá
las trompas de falopio y los ovarios
sin preguntar y sin responder
Te he visto.
Cuando me acercaba a la esquina del barrio
y esos dos hombres me miraban
con calaveras en los ojos
y respiración de buey enojado
Por supuesto que te he visto.
Cuando llegué al hospital
sin color, sin equilibrio y en espasmos
sin dinero y sin seguro
y te paraste en la esquina del cuarto
a llenarme de esa angustia que viene
con el olor a alcohol
de cuarto de hospital viejo
Por supuesto que te he visto.
Y te he visto rondar a mis amigos
y escoger sin razones los más jóvenes
llenándolos de verrugas y olores,
mientras sudaban líquidos imposibles
Yo te he visto muerte
Te he visto bailando dentro de mis ojos
cuando mis manos y mi fuerza
le pegaban a una mujer tramposa
vestida igual que tu de dolor y desencanto
Yo te he visto muerte
claro que yo te he visto
te he visto vestida de protección innecesaria
justificando tu baile
de tanques de guerra y bombas
caídas en la cabeza
de una pescadora de sueños en Vieques.
Yo te he visto
Paseando por las calles
de todos mis barrios
en uniforme y macana
Te he visto
Escudriñarte en mi sangre
en mi boca y en mi mente
arrebatando la posibilidad
del recurso propio y la mirada valiente
Claro que yo te he visto
te he visto con estos ojos
privilegiados y llorosos
acechándote abiertos
buscándote en lo oscuro
y pendientes de tus pasos.
Te he visto.
Te he visto y te he sentido
Cerca…muy cerca
tan cerca como el roce del viento
en cualquier momento del día.
– 25 de noviembre día internacional contra la violencia hacia la mujer