Conmemorando el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2008: mujeres sin voz
Ciertamente las mujeres hemos avanzado, ciertamente nuestras voces se alzan hoy vivas y fuertes, pero en unos países más que en otros, e, incluso en los países dónde nuestra voz se abre paso por las sendas de la igualdad, muchas de ellas siguen silenciadas. En algunos casos, las voces gritan silenciosamente –porque nadie las escucha-, mientras las manos siguen trabajando en precariedad y creando futuro, pero en otros casos, las voces han desaparecido porque las mujeres han sido asesinadas. En España, sólo en lo que va de año, 29 mujeres han dejado de existir -han sido acalladas para siempre- ejecutadas a manos de sus parejas varones. Hoy, siguiendo con la conmemoración de este 8 de Marzo, quiero denunciar algunos de esos casos en los que mujeres vagamos sin voz:
MUJERES SIN VOZ: porque el color de su piel no las autorizaba a hablar… Sin voz porque se la cambiaron cuando era aún un embrión y decidieron que fuera hombre… O porque un aborto selectivo impidió que nacieran, o porque ser mujer y ser un trasto que sólo sirve cómo mula de trabajo, o cómo artículo de placer para el varón, o cómo objeto a evitar, a romper, a manipular, a silenciar, a vilipendiar y a asesinar son la misma cosa…
Veamos:
En Los Estados Unidos de Norteamérica, las mujeres negras sufrieron una especie de “genocidio” ocultado. Ocurrió al comercializarse allí la píldora anticonceptiva. Mientras los médicos se negaban a recetar la píldora a las mujeres blancas, a las mujeres negras se les daba, que digo daba, casi se les imponía… Fue una forma de intentar acabar con la raza negra en aquel país, utilizando a la mujer como vehículo de sus presupuestos racistas. Afortunadamente no prosperó el intento y las mujeres, blancas y negras, supieron reaccionar
En Asia, la escasez de nacimientos de niñas está poniendo en peligro la proporción demográfica:“Hacia el celibato obligatorio: En Asia faltan mujeres: En muchos países asiáticos las desigualdades sexuales llegan a afectar el equilibrio demográfico. De no mediar la intervención humana, habría 90 millones más de mujeres. Aborto selectivo, malos tratos a niñas y mujeres, política del hijo único en China, presiones para controlar los nacimientos, llevaron a esta situación inédita en el mundo. Las razones son políticas, económicas, sociales, culturales y religiosas.
“¿Qué tipo de mujer quiero?”, se asombra un joven chino de unos treinta años. “¡Qué importa! Es tan difícil conseguir una mujer ahora. ¡Quiero una, eso es todo!”. En ciertos países de Asia, conseguir esposa ya no es asunto sencillo. Se estima que a partir de 2010, más de un millón de chinos quedarán solteros cada año, a falta de mujeres. La escasez de mujeres casaderas hace que, por ejemplo, en algunas aldeas del Estado indio de Punjab (en el norte) haya hombres que salen a recorrer los Estados vecinos, como Rajastán u Orissa, en busca de una esposa.
India y China, que en conjunto representan más de la tercera parte de la población mundial (37%), comparten en efecto una característica cuando menos atípica: un déficit de mujeres. Sin embargo, esta anomalía demográfica está lejos de concitar la atención que merece, y la primera voz de alarma, emitida en 1990 por Amartya Sen, economista indio ganador del Premio Nobel de Economía en 1998, no tuvo eco: “Actualmente, están faltando más de 100 millones de mujeres” en el mundo, la enorme mayoría en China e India. (Artículo de Isabelle Atané, en Le Monde Diplomatique de julio de 2006)
…Y POR TODO EL MUNDO, INCLUIDA ESPAÑA:
“CARMEN 48 AÑOS. TRABAJADORA PRECARIA: Yo soy una persona afectada por la globalización.
Mi nombre es Carmen tengo 48 años. Trabajo en una subcontrata de limpieza en turnos rotativos de mañana y tarde, de lunes a domingo ya que es el único ingreso que entra en mi casa ya que mi marido no nos pasa manutención ni a mí ni a mis 3 hijas.
Intento mejorar mi situación económica pero no tengo tiempo para encontrar otro empleo.
¿Y cómo vamos a mejorar nuestra formación?, si cuando salimos del trabajo tenemos que ocuparnos del hogar y las hijas. En fin, se nos exige que seamos buenas madres, esposas y trabajadoras pero con la edad te conviertes en un estorbo.
¿Y quién tiene en cuenta nuestro esfuerzo y nuestras necesidades?.
¿Qué sistema es este en el que somos explotadas, esclavizadas y manipuladas mientras somos jóvenes?.
¿E ignoradas cuando ya no somos tan productivas?.
¿Es este el futuro que les espera a nuestras hijas y a las mujeres de las próximas generaciones?.”
“VOZ DE UNA MAQUILADORA: Yo soy una afectada por la globalización.
Me llamo Lupe, y tengo 20 años. Hago zapatillas en una maquila, en ciudad Juárez. Por si ustedes no lo saben, una maquila es una factoría construida con planchas prefabricadas, y techo de uralita, el calor de allí dentro es infernal. Hacemos turnos de 14 horas, de 18 si hay que entregar algún pedido. Pese a todo, los sindicatos están perdidos.
Yo estoy aquí para contarles una cosa: estoy embarazada de tres meses. En la maquila, solo lo saben mis amigas, el encargado aún no se ha dado cuenta. Cuando lo sepa, me echará a la calle, es lo que siempre pasa con las mujeres que se quedan embarazadas. Pero si pierdo mi trabajo, ¿cómo voy a alimentar al niño que venga? Una amiga, me ha dicho que tendría que abortar. Yo no quiero, y además tampoco tengo el dinero con el que pagar esa intervención. El padre de la criatura, tampoco me puede ayudar; emigró a Estados Unidos y no encuentra trabajo; lo que sí que me ha dicho es lo que cuestan allí las zapatillas que yo hago. Cuando me enteré me entró mucha rabia y lloré mucho.
Nos están engañando, pero ya se acabó. A mí me van a echar y no tengo nada que perder si intento que mis compañeras y yo nos organicemos para pedir un salario más digno, unas condiciones de trabajo más humanas.
¿Cómo le voy a explicar a mi hijo, de quién es la culpa de que pase hambre, de quién es la responsabilidad de esta situación? Quiero otro mundo para mi niño.”
(Para leer estos testimonios cliquen aquí)
La lista sería interminable, pero la dejaré aquí porque como muestra es suficiente. Es verdad que también existen hombres sin voz en situaciones muy similares a las de estos dos últimos testimonios, cómo podrán ver en el enlace arriba dejado, pero incluso en esos casos, el salario, si se le puede llamar así, que recibe una mujer por su trabajo es más bajo que el que recibe un hombre. Y es que la discriminación existe hasta en la precariedad.