Cumbre indecente

Cumbre indecente

Por Puño en Alto*. LQSomos.

La cumbre atlántica, esa que dicen que ha sido todo un éxito en los acuerdos adoptados y en la propia organización del evento, se recordará por ser la Cumbre de la Indecencia.

Porque indecente es la lógica belicista de los acuerdos contraídos con el pretexto de aquel principio de dudosa moralidad «Si quieres paz prepárate para la guerra».

Indecente es que, a las puertas de una recesión económica, se acuerde un aumento del 2% del PIB en armamento, hecho que solo beneficia a la industria armamentistica que estarán alborozadas aplaudiendo con las orejas. Que, en el caso de España, supondrá que habrá que recortar necesariamente en servicios sociales. La aguerrida Ministra de Defensa Margarita Robles, conocida por su ardor guerrero, estará contenta.

Indecente es que países como Suecia y Finlandia que llevaban disfrutando y dando lecciones de su neutralidad durante décadas, ahora se les abra las puertas de la OTAN porque se han dado cuenta de que esa neutralidad no le garantiza seguridad, para echar más leñas al fuego de la inestabilidad en las zonas limítrofes con Rusia. Indecente es el seguidismo de todos a los planes estadunidenses de contrarrestar, no a Rusia, sino al gigante asiático, China, que es quien le quita el sueño en su pretensión de seguir siendo los sheriffs del mundo. Indecente es la claudicación de España a la pretensión de EE.UU. de aumentar la presencia militar en la Base Naval de Rota.

Si indecente han sido estos acuerdos entre otros de menor calados, no menos indecente ha sido la parafernalia y la puesta en escena de la propia Cumbre celebrada en Madrid.

Indecente ha sido que, mientras miles de hogares españoles no llegan a fin de mes y han tenido que renunciar a la propia calidad de la alimentación, entre otras cuestiones básicas, se haya dado tanto bombo a los pantagruélicos y elitistas almuerzos y cenas en lugares y sitios tan poco apropiados para ello como los museos.

Indecente ha sido que la distante y altiva reina consorte llevara a visitar a las esposas de los mandatarios a un centro de acogida de refugiados ucranianos que han llegado huyendo de la guerra para que comprueben lo bien que son tratados, mientras que cientos de migrantes subsaharianos que huyen de la guerra y el genocidio en sus países de origen han muerto o han sido apaleados en la frontera de Melilla. Ni tampoco los llevó a visitar unos de los CIES para comprobar como malviven los extranjeros en dichos centros.

En definitiva, una Cumbre Atlántica llena de indecencia e hipocresía a raudales en la que se antepone la lógica belicista al diálogo y entendimiento que convendría olvidar, si no fuera porque en nada favorece a la distensión.

* Puño en Alto es una ventana colectiva abierta, desde donde se reflexiona y analiza con actitud crítica la actualidad política y social, sin adscripción partidista, pero sí ideológica con un marcado e irrenunciable republicanismo.

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