Cupido de plata
Sociedad Venezolana de Arte Internacional (SVAI)
Grupo poemas San Valentín 2013, 14 de febrero. Cupido de plata
Valentin, es la voz del amor
“Mi amado mete la mano por el agujero de la llave. Mis entrañas se estremecen todas”, canta la esposa en el Canto Quinto del Cantar de los Cantares, “Tu seno es ánfora preciosa, en que no falta el vino mezclado. Tu vientre, acervo de trigo rodeado de azucenas”, canta el esposo en el Canto Sexto. Esposa y esposo, amada y amado parecen estar inflamados ambos de regalada vida vestida de deleites y bañados en orgasmos como en deleitoso jardín levantado arreando potros y potrancas, allende lo cantado por Juan de Yepes, antigua villa encumbrada en el extremo oeste de la meseta de Ocaña, seis leguas al este de Toledo, Juan de la Cruz, en su Canción 26 de ´”Canciones Entre El Alma Y El Esposo”:
“ Debaxo de el manzano.
Allí conmigo fuiste desposada,
Allí te di la mano,
Y fuiste reparada
Donde tu madre fuera violada”
dando a entender la voz de Amor por medio de amenas liras lo que significa el deleite, la violencia de penetración y la suavidad de esta unión en potencia concupiscible tan intensa o más que en los otros animales que no se encogen ni acobardan, como los poetas y poetisas objeto de él y que tuvieron amores secos, amor de hortelano, amores locos: yo por vos y vos por otra, amores trompeteros: tantas veo tantas quiero, amor de monjas y frailes, fuego de estopas y látigos carnales, amor de Asno, Coz y Bocado. Veamos:
Berta Bengochea (Poemas de “La Otra”):
“He de ir hacia ti toda dulce y morena.
Soy la mixtura extraña de mujer y santa;
De pronto, a toda cosa del mundo estoy ajena,
Y, a veces, en mi boca, todo delirio canta”
Y ,a veces, como dice la Copla, “Amor no dice basta. ¿Cuál es tu tierra? La de mi mujer”
Así, Avendaño:
“Siempre, mi Filis, te amé;
Dios manda que nos amemos;
Cesen los odios y amémonos”
Antonio Machado, en “Amada, el Aura dice”:
“Amada, el Aura dice
Tu pura veste blanca…
No te verán mis ojos;
¡Mi corazón te aguarda¡”
Y en su “Copla”: “En el mar de la mujer/ pocos naufragan de noche;/ muchos al amanecer”
Juan Ramón Jiménez, en “La Hermana Amante”:
Tú me mirarás llorando
-será el tiempo de las flores-
Tú me mirarás llorando
Y yo te diré: no llores”
Pablo Neruda, en Veinte Poemas de Amor y Una Canción Desesperada (“Para mi corazón basta tu pecho”):
“Amor
Morir y todavía
Amarte más.
Y todavía
Amarte más
Y más”
Federico García Lorca, “A Carmela, la Peruana:
“Una luz de jacinto me ilumina la mano
Al escribir tu nombre de tinta y cabellera
Y en la neutra ceniza de mi verso quisiera
Silbo de luz y arcilla de caliente verano”
Daniel de Cullá, “En Casa de Mari-Miguel, ella es él”:
“Cerca de Madrid
Chocan un tren rápido y un mercancías.
En él venía una pareja diferente
Dispuesta a hacerse el divorcio un mediodía.
Pedro y “Aurora” se gustaron aquel día:
El era campanero y ella de sacristía
Acapizarados en la misma plaza del pueblo.
Hoy se pelean como el perro y el gato
Pero no penséis que ellos crean aquello de
“cada oveja debe ir con su pareja”
Pues sabed que
En casa de Mari-Miguel
Ella es él”
Y Espronceda:
“No hay que buscar del mundo los placeres.
Pues que ninguno existe en realidad;
No hay que buscar amigos ni mujeres,
Que es mentira el placer y la amistad”