Por Pedro López López*

A finales de los años sesenta del siglo pasado desembarcó en España el cantautor uruguayo Quintín Cabrera, de alma revolucionaria y de vida no muy larga –murió en Majadahonda en 2009-. Una de sus canciones más icónicas fue De qué se ríe (seré curioso), un poema de Mario Benedetti que musicó e interpretó con bastante éxito entre la izquierda en los años de nuestra sacrosanta Transición.

Se me vino a la mente esta canción cuando vi la semana pasada la noticia y el vídeo del miserable humor y las risas de hiena del alcalde de Madrid y sus compañeros de bancada ante los concejales de Más Madrid, que llevaban unas camisetas con la cifra 7291 en reivindicación de las víctimas de las residencias de ancianos durante la epidemia del covid, “gracias” a los protocolos de la presidenta Isabel Díaz Ayuso.

Posteriormente ha querido aclarar, aunque no ha quedado muy claro, que no se reía de las víctimas, sino de Más Madrid. Seguro que así lo han entendido las víctimas, señor Almeida, pregúnteles. Es difícil ponerse en situación. Uno se imagina algo análogo con víctimas abanderadas por la derecha y dudo que una reacción “normal” sea reírse con tantas ganas; como mucho, uno puede quedarse indiferente, pero reírse de tragedias con numerosas víctimas, sea cual sea el signo y tratándose de no combatientes, sino de civiles indefensos, solo muestra infamia.

Hace unos meses el actor, director y productor Jude Law, en el programa The Late Show de la cadena CBS contestaba en una entrevista que le hacía Stephen Colbert a la pregunta “¿Quién es el animal más aterrador?”; la respuesta no pudo ser más acertada: “el homo sapiens fascista”. Tanto en ficción como en documental, estamos acostumbrados a ver la prepotencia y las risotadas fascistas humillando, torturando o asesinando a víctimas de las más variadas condiciones: hombres, mujeres, niños o ancianos. Estos últimos meses nos llegan imágenes de soldados israelíes burlándose y riendo a mandíbula batiente con las humillaciones a sus víctimas. Comportamientos fascistas que hemos visto en imágenes y vídeos de oficiales y soldados nazis, testimonios de vecinos de algunos pueblos que vieron a falangistas enarbolando en los fusiles las bragas de mujeres violadas en nuestra llamada guerra civil, soldados estadounidenses vejando sexualmente a prisioneros en Abu Grahib. La lista es interminable, pero siempre aparecen algunos imbéciles –siempre en grupo- bien protegidos riéndose de personas inermes y exhibiendo su repugnante vileza.

Ya sabemos de qué lado está usted, señor alcalde, y no es el de las víctimas, pero sería de agradecer que lo mostrara con menos obscenidad.

* Profesor (jubilado) de la Universidad Complutense. Activista por los Derechos Humanos.
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