De un huevo de parásito aforado
Estos parásitos que parecen haberse desarrollado más mamándosela al Asno de Fernando VII que al Asno del César enano y usan de los cordeles de la represión y ensalzan a un rey por las armas y el estado de excepción porque quieren que su pueblo plausible, modorro y deficiente , todos hijos de curas pedófilos, militares, represores, seguratas, chivatos y gentes grandes que se valen por sus manos, trabajo y diligencia en el robo y llevan en el ojal la flor de fullería, a quienes no les gusta más que el fútbol y un poco los toros e irse de putas y joder al obrero “ porque o Rey o manda”, y más dejarse dar por el culo, o darlo, que es gracia de dios, han hecho lo inimaginable gracias a su mayoría, que es convertir lo que no es más que un mal chiste en gracia divina, patarra, guasa, broma, burla: “De un huevo de parásito aforado ensalzar la monarquía”, a la manera de los pastores que produce tristeza mezclada de horror.
Y me dicen que Gil González Dávila, un enamorado de la República, que vio pasar la real comitiva, especie de drama bucólico patitieso, atónito, asombrado, cuyos interlocutores son pastores y pastoras en ejercicio de pastorear o apacentar ganado a base de hostias, y a su paso gritar ¡Viva la República”, que no pudo por un golpe recibido dado con un palo, contestó a su mujer, Sancha la Bermeja, cuando le preguntó ¿por qué sacas la bandera tricolor?:
La monarquía, amada, ya no llama. Levanta a uno de patilla. “Es una cruel y pataratera imposición, que usa de pataratas, infundíos, mentitas burdas, y una fe de religión cual palpo, antena de insecto o de crustáceo, en pastura o porción de comida que se da de una vez a los bueyes a ambos lados de la cara”, que dijo José Patiño, jesuita y varias veces ministro de Felipe V.