Deep Purple, fin en el calor de un verano

Deep Purple, fin en el calor de un verano

Por Mariano Muniesa*. LQSomos.

“Debo decir que la última gira para mí fue horrible, de lo peor que he vivido como músico”, me explicó personalmente Glenn Hughes en una entrevista que pude tener con él en 2010 sobre aquel último tour de Deep Purple de 1976

Crónica de una muerte anunciada… El día en que la púrpura se disolvió en el calor del verano

El pasado miércoles 21 de julio, se cumplieron exactamente 45 años del día en el que la oficina de management de Deep Purple, una de las formaciones clave en la creación de lo que fue el primigenio hard rock de los años 70 y referente inevitable para la práctica totalidad de las bandas que desde entonces se han dedicado al heavy metal, publicó una escueta nota de prensa en la que se comunicaba oficialmente el final de la trayectoria del grupo y su disolución definitiva. Textualmente, la nota decía: “Desde el día de hoy y por común acuerdo de sus miembros, Deep Purple anuncian el final de todas sus actividades como grupo y que ya no volverán a grabar discos de estudio ni a hacer actuaciones bajo el nombre de Deep Purple, iniciando cada uno de ellos nuevos proyectos musicales en breve”.

Éramos Tommy y yo por un lado, David Coverdale en el medio, y Lord y Paice en el otro lado, dos tipos que definitivamente no estaban contentos.
Deep Purple se reformó y volvió a la actividad a finales de 1983, y a pesar de que ha conocido desde entonces diferentes formaciones

Cuando se acude a los archivos disponibles y a la prensa musical de la época, esta noticia, a pesar de que no me gusta recurrir a este símil tan manoseado ya de parafrasear a García Márquez, lo cierto es que la separación de Deep Purple fue realmente la crónica de una muerte anunciada. Por un lado, en ese verano de 1976 el tipo de rock que ellos simbolizaban y del que eran, como hemos afirmado, pioneros y referentes, vivía su decadencia junto a los estilos que desde finales de los 60 habían adquirido una entidad propia y habían dominado la escena hasta aquel momento –rock progresivo, rock sinfónico, jazz rock- frente al empuje de una nueva generación que quería autoafirmarse como tal distanciándose del rock tradicional establecido y que de hecho, parte de ella rompió radicalmente todos los esquemas generando el fenómeno punk, que estalló con toda su fuerza aquel año de 1976.

Por otro lado, no son pocos los historiadores de rock y expertos en Deep Purple que afirman, en un criterio que con ciertos matices comparto, que tras la abrupta ruptura con su guitarrista y miembro fundador Ritchie Blackmore un año antes, en la primavera-verano de 1975, el grupo inició irremisiblemente la cuenta atrás de su separación. Los motivos del abandono de Blackmore son sobradamente conocidos; la entrada en el grupo de David Coverdale como cantante y de Glenn Hughes como bajista en sustitución de Ian Gillan y Roger Glover respectivamente supuso, especialmente en el caso de Hughes, un cambio notable en la evolución musical del grupo, con la que el guitarrista no se sentía en modo alguno identificado, en tanto que las ideas de Hughes de introducir en el sonido del grupo muchos más elementos del funk y el jazz rock chocaban abiertamente con la vocación más decididamente más hardrockera de Blackmore, y no hubo terreno para la negociación. La pugna entre ambos por imponer su criterio se saldó con la victoria del bajista, con lo cual el guitarra, muy defraudado por no encontrar en sus otros compañeros de grupo el apoyo que esperaba, en un primer momento pensó en un proyecto paralelo en solitario, que a medida que fue tomando forma, le ilusionó y le estimuló tanto, que decidió decir adiós a la púrpura y abandonarles a su suerte.


Quizá sea obvio decirlo, pero aquel proyecto se convirtió en otra banda de leyenda, Rainbow, sin la cual no se puede explicar la historia del rock contemporáneo. Tanto que no faltan compañeros de profesión periodística, devotos absolutos de Ritchie Blackmore, que afirman que Deep Purple tan solo fue una buena formación de Rainbow.

El guitarrista estadounidense Tommy Bolin encajaba mucho más en esos “nuevos” Deep Purple y de hecho, aunque sea considerado un disco menor en su trayectoria, el único y último álbum que grabó con ellos, ‘Come Taste The Band’, editado en diciembre de 1975, era un disco que seguía la línea más ecléctica de su antecesor ‘Stormbringer’ y objetivamente, creo que no se puede discutir su gran calidad musical. Más todavía: ‘Come Taste The Band’ fue la inspiración fundamental que alentó a David Coverdale a grabar sus primeros discos en solitario y de ahí a crear Whitesnake. Pero a los fans originales del grupo aquella etapa final nunca les acabó de convencer, comercialmente sus resultados fueron simplemente discretos, muy por debajo de lo esperado, los problemas de adicción a la heroína de Tommy Bolin no tardaron en crear una atmósfera en el grupo tensa y que agrandó otro tipo de problemas latentes y finalmente, aunque ese mismo año el grupo hizo una gira muy exitosa por Japón, su último tour por Inglaterra puso de manifiesto que habían perdido mucha de su popularidad y credibilidad de antaño.

Y ello se manifestó obviamente en la ausencia de una complicidad personal que se reflejaba en los shows. “Debo decir que la última gira para mí fue horrible, de lo peor que he vivido como músico”, me explicó personalmente Glenn Hughes en una entrevista que pude tener con él en 2010 sobre aquel último tour de Deep Purple de 1976. “Independientemente de si Tommy fue una buena elección o no como reemplazo de Ritchie y los problemas que provocó, lo cierto es que desde ese momento hubo una línea total de separación dentro de Deep Purple. Éramos Tommy y yo por un lado, David Coverdale en el medio, y Lord y Paice en el otro lado, dos tipos que definitivamente no estaban contentos con nosotros y con los que la frialdad, el distanciamiento fue haciéndose cada vez mayor, quizá por que nos culpaban de que Ritchie se hubiera marchado. En esa gira ya no éramos una banda, éramos músicos cumpliendo un contrato. A veces pasaban en medio del tour dos o tres días sin hablarnos, y no porque hubiéramos discutido a gritos o porque no nos soportásemos, simplemente porque no teníamos nada que decirnos y hasta cierto punto, preferíamos evitarnos. No es fácil describirlo bien, pero había una sensación de desapego, de frialdad, incluso de cansancio, de sentir que todo estaba llegando al final, con lo que al terminar la gira, nos dijimos: “¿Realmente queremos continuar?” y nadie dijo que no abiertamente, pero quedó claro que la banda ya no tenía ningún motivo para seguir unida. Cada uno estaba pensando ya en hacer otras cosas fuera de Deep Purple, de manera que tras varias reuniones con nuestros managers para ultimar determinados detalles, decidimos separarnos en julio de 1976”.

Deep Purple se reformó y volvió a la actividad a finales de 1983, y a pesar de que ha conocido desde entonces diferentes formaciones, en muy pocas ocasiones volvió a vivir los momentos de gloria de los 70, incluso con esta formación crepuscular, que pese a todo, pienso que debe ser valorada y reivindicada.

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