Der Spiegel pregunta: “¿Está la CIA cazando a los simpatizantes de Assange?”
Por Oscar Grenfell*. LQSomos.
En un artículo publicado a finales de febrero, el semanario alemán bien conocido de Der Spiegel se preguntaba sin rodeos si la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos la (CIA) estaba ‘cazando’ a socios y simpatizantes de Julian Assange
El editor perseguido de WikiLeaks permanece en la prisión británica de máxima seguridad en Belmarsh mientras las autoridades del Reino Unido tratan de facilitar su extradición a Estados Unidos. Allí, Assange se enfrenta a 175 años de prisión por denunciar los crímenes de guerra cometidos por el imperialismo estadounidense y sus aliados en Irak, Afganistán y otros lugares.
En los últimos años se ha publicado abundante material que pone al descubierto el alcance de la campaña estadounidense contra Assange y su flagrante ilegalidad. En octubre de 2021, Yahoo! News publicó un artículo basado en las declaraciones de 30 antiguos y actuales funcionarios estadounidenses. En él se afirmaba que la CIA y la administración de Trump habían conspirado para secuestrar o asesinar a Assange mientras que era un refugiado político reconocido internacionalmente en la embajada de Ecuador en Londres.
Existen denuncias bien documentadas de que UC Global, la empresa de seguridad contratada por las autoridades ecuatorianas para proporcionar seguridad a la embajada, colaboraba en secreto con las autoridades estadounidenses. Los denunciantes de UC Global han dado testimonio de ello, y el material de vigilancia ilegal, incluyendo vídeos de las conversaciones privilegiadas de Assange con sus abogados, se ha hecho público.
El artículo de Der Spiegel proporciona información adicional. Pinta un cuadro de una red de arrastre global establecida por el gobierno de EE.UU. y sus agencias para apuntar no sólo a Assange, sino también a sus colaboradores. Gran parte del material es anecdótico, pero la posición de quienes lo proporcionan, junto con el contexto de las operaciones estatales estadounidenses establecidas contra WikiLeaks, constituye un caso persuasivo.
Der Spiegel resume el material recogido: ‘En un momento dado, una abogada de Londres perdió su ordenador portátil; en otro, a un periodista que investigaba el caso de Assange le robaron datos médicos. El despacho de los abogados defensores españoles de Assange sufrió un extraño robo. En Ecuador, un desarrollador de software sueco lleva casi cuatro años retenido en el país por motivos poco sólidos. En otros lugares, simpatizantes de Assange que prefieren permanecer en el anonimato informaron de incidentes espeluznantes similares.
‘No se ha podido demostrar que estén relacionados. Tampoco ha sido posible determinar los autores sin lugar a duda en ningún caso hasta ahora. Podría tratarse de coincidencias. ‘¿Pero ¿quién se lo va a creer?’, se pregunta el abogado de Assange, Aitor Martínez, que está seguro de que se trata de una campaña concertada de las autoridades estadounidenses, cuyos métodos, son a menudo dudosos, que WikiLeaks ha sacado a la luz en bastantes ocasiones. ‘Es una vendetta contra Julian Assange’, dice el español. Y el objetivo no son sólo los compañeros y familiares de Assange, sino también los abogados y periodistas, que por ley deberían estar especialmente protegidos de las escuchas telefónicas’.
Se ofrecen varios estudios de casos
Uno de ellos se refiere a Andy Müller-Maguhn, colaborador alemán de Assange y experto informático. Además de haberse reunido frecuentemente con Assange en la embajada ecuatoriana, Müller-Maguhn desempeña un papel fundamental en las operaciones de WikiLeaks al gestionar fondos para la organización donados a través de la fundación alemana Wau Holland.
El informe de Der Spiegel relata que Müller-Maguhn descubrió en marzo de 2018 un dispositivo de espionaje de alta potencia en un apartamento del sudeste asiático donde reside a veces. El pequeño implante de vigilancia había sido expertamente soldado en uno de los teléfonos móviles seguros de Müller-Maguhn. Der Spiegel comentó: ‘Está equipado con chips de fabricación estadounidense y no puede detectarse con un localizador de frecuencia normal’.
Siguieron otros incidentes, y Müller-Maguhn describió la situación como ‘el límite de lo surrealista’. En un caso, ‘en junio de 2019, estaba esperando a su esposa en Milán cuando vio a un ‘tipo desaliñado’ al otro lado de la calle apuntándole con un teleobjetivo a través de una bolsa de plástico. ‘Cuando ve que le miro’, se larga’.
En otra, su proveedor de telefonía reveló que uno de los criptoteléfonos de Müller-Maguhn consumía una cantidad inusualmente alta de datos. Sin embargo, era uno que casi nunca utilizaba. Al inspeccionarlo, quedó claro que el teléfono se conectaba a direcciones IP desconocidos. También había indicios de que su correo había sido manipulado.
En el incidente más siniestro, el artículo relata que Müller-Maguhn había salido de ‘su apartamento de Berlín para ir de compras; cuando regresa, hay un objeto atascado en la cerradura de su puerta que ya no puede abrirse. La policía sospecha que se trata de un intento de robo. Es el 3 de noviembre de 2020, el día de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. ‘Curiosa coincidencia’, dice Müller-Maguhn’.
El ciudadano alemán ha presentado una demanda contra el espionaje ante los tribunales federales alemanes. El hecho de que el gobierno estadounidense haya admitido abiertamente que le tenía en el punto de mira da mucha credibilidad a su relato.
La Oficina Federal de Investigacion de EEUU nombró a Müller-Maguhn como posible mensajero de WikiLeaks en el informe Mueller de 2016. El documento no aporta ninguna prueba al respecto, aparte de las visitas de Müller-Maguhn a la embajada ecuatoriana, al igual que no fundamentó sus acusaciones más amplias e infundadas de que las publicaciones de WikiLeaks de 2016 formaban parte de una campaña de ‘injerencia rusa’ en las elecciones estadounidenses de ese año. El material filtrado también ha demostrado que UC Global se interesó especialmente por Müller-Maguhn mientras que presuntamente colaboraba con la CIA.
Abogado en el punto de mira
Aitor Martínez, uno de los abogados españoles de Assange, también parece haber sido señalado. Der Spiegel señala: ‘Para él también, la serie de rarezas aparentemente comenzó en la primavera de 2017, cuando el jefe de la CIA Pompeo declaró que WikiLeaks era una agencia de inteligencia enemiga’.
Pompeo hizo esa declaración en respuesta a la publicación por parte de WikiLeaks de Vault 7, un trozo de documentos de la CIA que probaban que la agencia estaba dirigiendo una operación global de piratería informática destinada a obtener acceso a teléfonos inteligentes, televisores e incluso vehículos eléctricos. La agencia también estaba desarrollando tecnologías para atribuir falsamente sus propias acciones ilegales a otras naciones, como Rusia e Irán. La clara implicación de la afirmación de Pompeo era que WikiLeaks sería tratado como un enemigo del Estado o una organización terrorista.
Der Spiegel informa que tras el discurso de Pompeo: ‘Martínez y su esposa estaban en Paraguay por negocios en ese momento. En una calle de Asunción, dijo, un desconocido agarró a su mujer del brazo y le susurró en inglés: ‘¡Cuidado con el móvil! En el hotel, 230 capturas de pantalla de correos electrónicos privados, mensajes de texto y fotos aparecieron de repente en su teléfono móvil, supuestamente enviados desde el teléfono de Martínez, que, según él, ni siquiera había tocado. Luego, cuando nos fuimos a toda prisa, un hombre con un tapón en el oído nos siguió en el aeropuerto, despidiéndose amistosamente”.
En el ataque más grave, hombres enmascarados irrumpieron en la oficina legal española de Martínez en la noche del 16 de diciembre de 2017. Parecían buscar algo, que el abogado sospecha que era un servidor informático que no encontraron.
El momento escogido sugiere una coordinación con UC Global, junto con las autoridades estadounidenses. En los días anteriores a la irrupción, Assange había mantenido conversaciones detalladas con funcionarios ecuatorianos sobre un plan para huir de la embajada y solicitar asilo en un tercer Estado. Las reuniones fueron supuestamente vigiladas por UC Global y transmitidas a agencias estadounidenses. Días después de la irrupción, el gobierno de Estados Unidos emitió una orden de detención internacional contra Assange el 21 de diciembre, claramente dirigido a frustrar los planes para su libertad.
Esa orden fue emitida por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Si el allanamiento estaba relacionado con las actividades del gobierno de EEUU, como parece casi seguro, habría sido supervisado por la CIA o su apoderado. En otras palabras, el Departamento de Justicia, que ahora está supervisando el intento de extradición de Assange, podría estar colaborando con agencias de espionaje en operaciones delictivas como intentos de robo.
Significativamente, Martínez declaró que su apartamento fue asaltado el año pasado, pero no robaron nada. Esto sugeriría que esta campaña mafiosa contra los socios de Assange continúa, a pesar de su encarcelamiento y de los procedimientos de extradición.
Otro individuo cuya historia cuenta Der Spiegel es Ola Bini, un experto en ordenadores sueco. Fue detenido en Ecuador, donde trabajaba, casi simultáneamente con la expulsión de Assange de su embajada en Londres por parte del Gobierno ecuatoriano el 11 de abril de 2019. Bini, que dice que nunca ha trabajado para WikiLeaks, pero que sí se reunió con Assange en la embajada, fue acusado de piratear las comunicaciones del gobierno ecuatoriano y de intentar desestabilizar su gobierno.
Bini se ha visto sometido a un calvario judicial que ha durado años. Aunque un tribunal ecuatoriano lo absolvió en enero, los fiscales han presentado un recurso, para que no puede salir del país.
Der Spiegel relató algunas de sus experiencias con la vigilancia: ‘Ola Bini dice que a menudo veía a estos hombres en el parque mientras hacían footing, vestidos como paseantes normales pero con cuerpos bien tonificados y walkie-talkies. Dice que a menudo había un coche de policía aparcado frente a la puerta de su casa; una vez fotografió un coche con una antena asomandose por la ventanilla trasera, apuntando a su apartamento.
No sé de lo que son capaces mis adversarios’, dice Bini mientras que se dirige en bicicleta a un café de Quito un domingo por la mañana para hablar. Le acompañan guardaespaldas que le han proporcionado una organización de derechos humanos. Ola Bini es probablemente una de las personas más vigiladas de Ecuador. Tres o cuatro servicios de seguridad le pisan los talones, dice este hombre de 40 años. Sin embargo, incluso sin la vigilancia constante, tendría pocas posibilidades de escapar: Todos los viernes tiene que presentarse en la fiscalía y no puede salir del país. Esta situación me está destruyendo psicológicamente’, afirma.
Los informes publicados desde 2019 indican que la campaña ecuatoriana contra Bini se ha coordinado con funcionarios estadounidenses.
El espionaje y los trucos sucios perpetrados contra los colaboradores de WikiLeaks, incluyendo abogados, subrayan el hecho de que la persecución de Assange es la punta de lanza de un asalto más amplio contra los derechos democráticos, con implicaciones globales.
* Candidato del SEP al Consejo Legislativo del Estado de Nueva Gales del Sur. Publicado en World Socialist Web Site
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