Despedido el fontanero de Dios
Se está produciendo un silencioso pero importante terremoto político en el Vaticano. Parece que Francisco ha decidido cumplir su promesa de administrar una purga en la enquistada y putrefacta Curia de Roma. De momento, ha sido despedido de su cargo como secretario de Estado Tarcisio Bertone. El todopoderoso cardenal Bertone ha sido el epicentro de los escándalos que se han producido en el Vaticano y que han trascendido a la opinión pública. Al verse obligado a dimitir (cesó el pasado 31 de agosto) no lo ha encajado lo que se dice bien, y ha declarado que “se ha cernido sobre mí una red de cuervos y víboras”.
Tarsicio Bertone era un hombre de la máxima confianza del Papa dimisionario Benedicto XVI. Ha sido sustituido por el arzobispo Pietro Parolín.
Fieles a su irredento y tradicional nacional-catolicismo meapilas, las élites del Estado español han agasajado largamente a Tarsicio Bertone. El rey Borbón le otorgó el Premio Barcelona. A su vez, la clase política catalana se volcó con el cardenal con más poder en el Vaticano, después del Papa. Bertone era el fontanero de Dios, el que tejía y destejía intrigas diplomáticas y redes económicas. En la mente de todos están los escándalos financieros y el masivo blanqueo de dinero negro del IOR, el Instituto de Obras para la religión.
