Eddie Conway, ex Pantera Negra y luchador social, por fin libre
A un mes de completar 44 años en prisión, Marshall “Eddie” Conway, ex Pantera Negra de Baltimore, activista de los derechos civiles y preso político, ahora camina como un hombre libre, y asegura que continuará con su lucha por justicia social.
El militante de la organización de liberación negra de los Estados Unidos fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua en abril de 1970 por el asesinato de un oficial de policía de Baltimore, sin embargo, Conway defendió siempre su inocencia.
En 2012, Eddie Conway buscó un nuevo juicio en virtud de una decisión de la Corte de Apelaciones del Estado de Maryland, que señaló que los veredictos anteriores a 1980 no son válidos debido que se impartieron instrucciones defectuosas al jurado para su funcionamiento. Por eso, el ex Pantera Negra ahora camina libre.
La acusación alegó que Conway estuvo detrás de la muerte del policía de Baltimore Donald Sager, con el caso basado en el testimonio de un oficial de policía y un informante encarcelado, quien afirmó que Conway describió el crimen mientras compartían una celda. Sin embargo, Eddie, como se le llama cariñosamente al activista, y quienes lo apoyan sostienen que todo se trató de un intento del gobierno para criminalizar a miembros prominentes de los Panteras Negras.
Marvin “Doc” Cheatom, el ex presidente de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), una importante organización de defensa de los derechos civiles, acusa que no hay pruebas ni base para la condena a Conway. “Mantengo a la familia del policía fallecido en mis oraciones, pero Eddie dijo desde el primer día que él no lo hizo. La gente tiene que recordar que esto sucedió cuando el programa COINTEL estuvo en su apogeo”, recordó Cheatham. “No tienen a un testigo que lo vio allí, ni huellas digitales o pruebas en el lugar. Básicamente, lo declararon culpable sobre la base de lo que hoy llamamos un informante”.
Qué es el COINTELPRO
En la década de los sesentas y setentas, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) diseñaron e implementaron un programa de vigilancia e infiltración -ilegal y secreto- conocido como COINTELPRO, para socavar y “neutralizar” a lo que ellos consideran grupos subversivos. Los Panteras Negras fueron un blanco primordial del programa, con agentes que infiltraron e irrumpieron en secciones del grupo a los largo de todo el país, a menudo con violencia.
Conway, quien asumió un papel de liderazgo en la sección de Baltimore, descubrió en 1969 que ésta fue fundada por un agente de la NSA, Warren Hart. Cuando Conway aportó la información a la dirección nacional de la organización, agentes del Estado lo detuvieron con la acusación de haber asesinado a un oficial de policía.
Poco menos de un año después de la condena contra Conway, activistas anti-guerra irrumpieron en una oficina del FBI en Media, Pennsylvania, y sustrajeron documentos clasificados que difundieron a la prensa. Entre estos documentos se encuentra amplia información sobre el funcionamiento del Programa COINTELPRO.
En una entrevista con Democracy Now, el abogado de Conway, Bob Boyle señaló que “el juicio de Conway tuvo lugar en enero de 1971. El robo en la oficina en Media, Pennsylvania, que llevó a las revelaciones de COINTELPRO, no se produjo hasta abril de 1971. Así que Eddie fue a juicio en un momento en que COINTELPRO seguía activo y el jurado no supo de la existencia de una campaña para neutralizar el liderazgo y la organización del Partido de los Panteras Negras”.
Luchas por la justicia
Durante el encarcelamiento de Conway, a nivel local e internacional sus simpatizantes emprendieron campañas por su liberación. Incluso los políticos locales consideraron su caso como injusto. En 2001, el ayuntamiento de Baltimore aprobó una resolución que instó al entonces gobernador del estado, Parris Glendenning, a perdonar Conway, señalándolo como un preso político que fue encarcelado injustamente.
Hubo peticiones incesantes de Conway hacia la justicia, en las que se refirió las injusticias raciales y de clase de los años sesentas y setentas, y más tarde hacia las injusticias sistémicas de un sistema judicial y penitenciario roto. Antes de su participación en la sección de Baltimore del Partido de los Panteras Negras, Conway estuvo en el ejército estadunidense en Alemania y fue a Vietnam. Luego, en el verano de 1967, vio una foto de los disturbios en Newark, Nueva Jersey. En entrevista con Democracy Now, Conway recordó que “pusieron tanques militares en el centro de la comunidad negra, con ametralladoras calibre .50 apuntadas contra unas 25 o 30 mujeres negras de pie en una esquina. Algo estaba mal con esa imagen, y yo probablemente podía volver a casa y ayudar a unir esfuerzos para cambiar eso”.
Conway regresó a Baltimore para unirse a la NAACP y también a CORE (el Congreso de Igualdad Racial). “Me fijé en todas las diferentes organizaciones, y el Partido de los Panteras Negras representaba al menos un intento serio de comenzar a alimentar a los niños, educar a la población, organizar la atención de salud y cosas así. Así que me incorporé y comencé a trabajar con ellos”.
Después de su condena y encarcelamiento, Conway comenzó a luchar por mejores condiciones en las cárceles, y organizó una biblioteca para los internos. Más tarde, después de reconocer el asombroso número de jóvenes afroamericanos encarcelados y criminalizados, el activista fundó un programa de mentores para los prisioneros, llamado “amigo de un amigo”, para ayudar a los jóvenes que enfrentan violencia y volver a aclimatarse a la sociedad una vez que su sentencia terminara.
El trabajo de Eddie Conway dentro de la prisión también inspiró a otras organizaciones. En 2013, se fundó el “El Instituto de Liberación Eddie Conway” para formar a estudiantes y jóvenes debates políticos en torno al desarrollo de la identidad cultural negra y la justicia social, y para enfrentar los problemas estructurales sociales, políticos y económicos que viven.
Mientras estuvo encarcelado, Conway escribió su autobiografía y un libro que analiza los efectos del Programa COINTELPRO sobre organizaciones de activistas y militantes de los años sesentas y setentas. Ahora, como un hombre libre que cumplirá 68 años en abril, el militante asegura que mantendrá su lucha por la justicia social, sobre todo dentro de la prisión. “Seguiré trabajando con el programa ‘amigo de un amigo’. Creo que hemos salvado muchas vidas. Creo que podemos salvar muchas más”.
– Imagen de Laura Whitehorn