EEUU: Censura Literaria

EEUU: Censura Literaria

Por Camila Beraldi*

Estudiantes, docentes y bibliotecarios de todo el país se han agrupado para combatir la ola de prohibiciones que han retirado casi 3.000 libros de las escuelas públicas en más de 41 estados… Margaret Atwood, Stephen King y Toni Morrison son algunos de los autores cuyas obras se vieron afectadas

La batalla por el derecho a leer en Estados Unidos

Alumnos de la secundaria Vandegrift en Leander, Texas leen Y: El último hombre, una aclamada novela gráfica del guionista Brian K. Vaughan y la dibujante Pia Guerra. La trama gira en torno a una misteriosa plaga de origen desconocido que acaba con la vida de todos los seres que tengan cromosoma Y. Las únicas excepciones son el protagonista, Yorick Brown, un joven neoyorquino aprendiz de escapista, y su mascota, un mono capuchino llamado Ampersand. La exitosa serie de libros de Vaughan recibió tres premios Eisner y en 2021 fue adaptada a una serie de televisión para la plataforma Hulu, de Disney. Pero en el estado de Texas, el libro fue prohibido y retirado de los estantes de las escuelas. La única oportunidad que los estudiantes tienen para leerlo es de manera clandestina, a través del Club de Libros Prohibidos. “Ahora mismo tenemos unos 30 miembros”, comenta Ella Scott, de 17 años, una de las fundadoras del club, a La Vanguardia. Hace dos años, Ella y su amiga Alyssa comenzaron a notar que había muchos libros que desaparecían de los estantes de la biblioteca de su escuela. “Algunos eran clásicos, pero sobre todo faltaban muchas de las publicaciones nuevas que tratan temas como la identidad de género, discriminación racial, abusos políticos o con personajes del colectivo LGTBIQ+”. Otros eran distopías como la de Vaughan o la de Alan Moore en V de vendetta. El caso de la secundaria Vandegrift en Texas no es aislado. Durante el actual curso escolar, en las aulas y bibliotecas de las escuelas públicas de Estados Unidos se han prohibido 1.557 libros.

En los últimos dos años ha habido un ataque sin precedentes a la libertad de expresión en la educación pública”
Sabrina Baeta PEN America

“En los últimos dos años ha habido un ataque sin precedentes a la libertad de expresión en la educación pública”, explica Sabrina Baeta, consultora del programa Libertad para leer, de la organización sin fines de lucro PEN America, creada para proteger la libertad de expresión en Estados Unidos. “Esto está pasando y los estudiantes han comenzado a organizarse para contraatacar”. En su último informe, PEN America detectó 5.894 intentos de censura que provocaron que casi 3.000 títulos sean retirados de las escuelas públicas en más de 41 estados. Encabezan la lista los libros Gender Queer, una autobiografía de Maia Kobabe sobre el significado de ser no binario y asexual, y Ojos azules, de la ganadora del premio Pullitzer y el Nobel de literatura, Toni Morrison. La novela de Morrison narra la historia de Pecola, una adolescente afroamericana que vive en Ohio a comienzos de la segunda guerra mundial y siente que la única solución a sus problemas es tener ojos azules, el estereotipo de la belleza blanca. Tanto Morrison como Kobabe, junto a otros autores, han sido marcados con “La letra escarlata”, lo que significa que sus publicaciones son “peligrosas” y las escuelas deberían reconsiderar tenerlas en sus estantes.

Los miembros del Club de libros prohibidos de Vandegrift comenzaron a reunirse luego de la pandemia. (Ella Scott)

El club de libros prohibidos de la secundaria Vandegrift ha generado controversia en el estado de Texas, pero las respuestas fueron en su mayoría positivas, según cuenta Ella Scott. “Sobre todo de los maestros y bibliotecarios de otros distritos, que nos ofrecieron su apoyo al prestarnos libros, así como los propios alumnos”. No son ellos los que abogan por la censura. En Vandegrift , las prohibiciones comenzaron en la pandemia del Covid 19. “Durante reuniones de la junta directiva, algunos padres se acercaban y decían: ‘mis hijos están leyendo este libro y creo que es inapropiado’”. Lo que llevó al distrito a formar comités de reconsideración para decidir si el libro permanece o se retira. “Es injusto porque los estudiantes no tenemos voz ni voto. Nuestro club busca impulsar un proceso más equitativo, para que al menos podamos hacer oír nuestra voz”. Si bien la censura de libros en escuelas ocurre alrededor de todo el país, se hace más presente en los estados republicanos, los más conservadores. El estado de Texas solía encabezar la lista con el mayor número de censuras pero en los últimos dos años, Florida lo supera al triplicar su número de prohibiciones.

¿Dieciséis de mis libros prohibidos? Debo estar haciendo algo bien”
Stephen King Escritor

Índice de (algunas) obras prohibidas

1.- ‘El cuento de la criada’, de Margaret Atwood
2.- ‘Afortunada’ de Alice Sebold
3.- ‘Ojos azules’ de Toni Morrison
4.- ‘El sol y sus flores’, de Rupi Kaur
5.- ‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley
6.- ‘Cometas en el cielo’, de Khaled Hosseini
7.- ‘Americanah’, de Chimamanda Ngozi Adichie
8.- ‘Lola’, de Junot Díaz
9.- ‘Outlander’, de Diana Gabaldon
10.- ‘Persépolis’, de Marjane Satrapi

“¿Dieciséis de mis libros? Debo estar haciendo algo bien”, publicó en X (antes Twitter) el escritor Stephen King al enterarse que obras como IT, Carrie y Las cuatro después de medianoche estaban dentro de las 300 publicaciones prohibidas en las escuelas del condado de Collier, Florida. La decisión se produjo tras la firma de una legislación por parte de su gobernador y candidato a presidente de los Estados Unidos, Ron DeSantis, que exige que las bibliotecas escolares soliciten la opinión de la comunidad acerca de los materiales que ponen a disposición de los estudiantes. La lista de libros prohibidos incluye obras como Un mundo feliz de Aldous Huxley, El hombre invisible de H. G. Wells, Anna Karenina de León Tolstoi y El cuento de la criada de Margaret Atwood. DeSantis es conocido por promover otras leyes controvertidas como “No digas gay”, la cual prohíbe a los maestros abordar en el aula temas como la identidad de género y la orientación sexual, o la ley “de seguridad pública”, que habilita a los residentes de Florida a portar armas en espacios públicos sin necesidad de tener un permiso emitido por el gobierno.

¿Podría pasar en España?
En España, “cada año se registra algún episodio de censura”, señala Carme Fenoll, bibliotecaria y directora del área de Cultura y Comunidad de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). En septiembre, la concejalía de Cultura de Burriana (Valencia), liderada por Jesús Albiol, de Vox, ordenó retirar libros de temática LGTBI de la sección infantil y juvenil de la biblioteca municipal, alegando la necesidad de “proteger a los menores de contenidos pornográficos y escandalosos”. Algunas obras censuradas fueron La niña que tenía dos papás de Mel Elliott, y Ahora me llamo Luisa de Jessica Walton, una historia sobre un oso que está triste porque ya no quiere ser más Luis. “Deberíamos emular la lucha de las bibliotecas americanas contra la censura porque, aunque en menor medida, aquí también pasa”.

Como respuesta a la censura literaria en Florida, el activista y poeta Adam Tritt creó la Fundación 451, que compra libros prohibidos y los distribuye en lugares públicos. En colaboración con PEN America y las librerías Books & Books, la cantante Pink repartió el mes pasado 2000 libros censurados en sus conciertos en ese estado. “Fue maravilloso el esfuerzo que hizo Pink de contactarnos antes de sus shows, ella estaba al tanto de la gravedad de la situación allí”, explica Sabrina Baeta, de PEN America.El club de libros prohibidos de la secundaria Vandegrift en Leander, Texas (Ella Scott)

Estudiantes de otros estados han comenzado clubes de libros prohibidos como el que fundó Ella Scott en Texas. En aquellos sitios en donde la prohibición de libros no significa una crisis, los alumnos se organizan para enviar libros a otros jóvenes que sí están sufriendo el problema. “Se han comunicado con nosotros al respecto, nos preguntan qué pueden hacer para sentirse empoderados, con capacidad de decisión sobre su educación”. Más allá de los libros, esta es una lucha por los estudiantes, explica Baeta. “Estos libros son importantes y han sido seleccionados por bibliotecarios como materiales educativos y de entretenimiento a los que deberían tener acceso”.

Lo llamativo de esta ola de censuras literarias es el esfuerzo político organizado que lo respalda”
Emily Drabinski Pres. de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas

Emily Drabinski, presidenta de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas (ALA , por sus siglas en inglés) explica a La Vanguardia que lo llamativo de esta ola de censuras literarias “es el esfuerzo político organizado que lo respalda”. Si bien, según Drabinski, “es normal que haya personas preocupadas por los libros que forman parte de la colección de una biblioteca”, detrás de estos intentos de censura “hay organizaciones políticas que respaldan y promueven esta crisis elaborando listas de libros”. Algunas de ellas son Moms for liberty (madres por la libertad), una organización política conservadora estadounidense que aboga contra los planes de estudio escolares que mencionan los derechos LGBTIQ+ y la discriminación por motivos de raza, o MassResistance, una asociación contra los “ataques” a los valores tradicionales de familia, religión y sociedad. A su juicio, ninguna de estas organizaciones debería estar detrás de la selección de libros de las bibliotecas: “Los bibliotecarios deben ser quienes tomen las decisiones sobre qué libros hay en nuestra colección”, explica Drabinski. “Somos profesionales. Tenemos títulos universitarios. Contamos con una asociación profesional que nos convoca periódicamente para discutir las mejores prácticas para el desarrollo de colecciones. Construimos colecciones para las comunidades a las que servimos y la responsabilidad de crear esas colecciones debe vivir con nosotros.”

Stephen King se ha opuesto radicalmente a la censura

En medio de la oleada de censura en los bastiones conservadores, en estados demócratas como Illinois se están promulgando leyes para resguardar el derecho a leer. El Gobernador JB Pritzker firmó una legislación que “prohíbe prohibir” libros, convirtiendo a Illinois en el primer estado del país en oponerse a la cruzada de censura en estados republicanos. “Aquí en Illinois, no nos escondemos de la verdad, la abrazamos”, dijo Pritzker en un discurso sobre la legislación que entrará en vigor el 1 de enero de 2024. En Nueva York, las bibliotecas públicas de la ciudad ofrecieron temporalmente al público varios títulos prohibidos de forma gratuita, permitiendo que cualquier persona mayor de 13 años accediera a ellos a través de la aplicación de la biblioteca sin necesidad de ser miembro o residente del estado de Nueva York. Para Ella Scott en Texas, resulta sumamente frustrante que la educación se vea afectada por fines políticos o algo tan trivial como una campaña. “Realmente no tenemos afiliación política como club. Solo queremos que estos libros regresen a los estantes para poder aprender”.

Margaret Atwood
“Adelante, prohíban mi libro. A aquellos que intentan impedir que los jóvenes lean ‘El cuento de la criada’, buena suerte con eso. Sólo hará que quieran leerlo aún más”

“Adelante, prohíban mi libro. A aquellos que intentan impedir que los jóvenes lean El cuento de la criada, buena suerte con eso. Sólo hará que quieran leerlo aún más”, escribió en febrero de este año la autora canadiense Margaret Atwood, en la revista literaria The Atlantic. Su novela está censurada en múltiples estados y fue declarada como “inaceptable” por el gobernador del estado de Virgina, Glenn Youngkin, por contener material sexualmente explícito. “Mi libro es mucho menos sexualmente explícito que la Biblia, y dudo que la junta escolar haya ordenado su expulsión”. El libro habla sobre la resistencia, la lucha contra la opresión, el machismo, el racismo, la injusticia y la violencia en todos sus niveles. Se trata de una obra que ha dado la vuelta al mundo (fue adaptada a una serie de televisión por HBO) y es considerada como una de las novelas más aclamadas de los últimos tiempos. Debido a los repetidos intentos de censura, a modo de protesta, la autora lanzó en 2022 una publicación especial de El cuento de la criada junto a Penguin Random House. Fabricada con una sobrecubierta negra antiinflamable y páginas con protección térmica, esta edición es resistente a un lanzallamas. “Esperemos que algunos libros resulten imposibles de quemar, que viajen bajo tierra, como lo hicieron los libros prohibidos en la Unión Soviética”, dijo Atwood.

Ella Scott descubrió el placer por la lectura desde muy pequeña. “Mi padre es bibliotecario, así que en casa siempre hemos tenido muchos libros; es algo con lo que crecí”. Lo que más le apasiona de la lectura es la posibilidad que los libros le brindan para vivir otras vidas. “Ya sea por una hora o una semana, o el tiempo que te lleve leer el libro, introducen nuevas perspectivas y mundos que de otra manera no podrías explorar. Te hacen pensar de maneras que de otro modo nunca serías capaz. Por eso amo tanto leer; me ha regalado la posibilidad de vivir diversas vidas en una sola”.

El club de lectura de la secundaria Vandegrift logró que dos títulos prohibidos fueran devueltos a los estantes de su biblioteca: Ordinary Hazards: A Memoir de Nikki Grimes, y Kiss Number 8 de Colleen AF Venable. “Veo la luz al final del túnel”, comenta Sabrina Baeta de PEN America. “La cantidad de apoyo y personas que luchan por su derecho a leer son alentadores”. Sin embargo, asegura que devolver los libros a los estantes será “una batalla larga y difícil”, que demorará más tiempo del que tomó retirarlos.

* Nota original del diario “La Vanguardia”

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