EE.UU.: un agente con “licencia para matar”
El famoso escritor Ian Fleming dio vida a un personaje extravagante y singular, prototipo de una de las más curiosas contradicciones del mundo del cine: un hombre cuyo ego era tan inmenso que le hizo pronunciar, en Casino Royale, la conocida frase de “Coge otro ascensor. En este no hay suficiente espacio para mí y para tu ego” y que sin embargo parecía someterse, con cierta docilidad, en su trabajo como agente del Servicio Secreto de Inteligencia británico, a la autoridad de “su majestad”. El héroe que conducía coches indestructibles y relojes de los que, en el momento justo, emergían sofisticadas armas, tenía dos cualidades: su irresistible poder de persuasión, personificado en las protagonistas femeninas que sucumbían a sus “expresivos silencios” y su indiscutible “licencia para matar”. En las películas del agente 007 los cadáveres cania en suelos de textura diferente, la gélida tundra de Siberia, las dunas doradas de los paisajes desérticos, las costas de países tropicales o el asfalto gris de las calles londinense. Eran muertos de película, de películas en las que todos mataban, asesinando con pistolas, arpones o misiles, aunque los malos, los asesinos eran todos excepto él, excepto quien había sido tocado con la gracia de poder asesinar sin ser un asesino.
Como argumento y personaje de film no estaba mal, pero ver este paradigma trasladado a la realidad, a la nada ficticia realidad, no es tan fácil de digerir. Si comparamos el mundo en que vivimos con una gigantesca, y demasiado predecible película, solo hay un candidato para desempeñar el papel del héroe ideado por Fleming. Ese héroe, patético y cruel, no es otro que los impresentables Estados Unidos.
Hace unos días conversaba con unos amigos que están viviendo desde hace unos años en la patria del Tío Sam. Comparábamos las dos culturas y comentábamos los aspectos que nos unen, muy pocos, y los que nos distancian, por fortuna todavía muchos. Coincidimos en esa prepotencia crónica que destila la cultura y la sociedad americana, una prepotencia que le lleva a erigirse indefectiblemente en fiel de todas las balanzas imaginarias y reales, en juez omnipotente de conflictos, en mercader y traficante que se mantiene en permanente vigilia, concentrado en sus negocios, por encima del bien y del mal. Nos vino a la mente la imagen de 007, complacido por su condición de poseedor de una “licencia para matar” sin fecha de caducidad. Para ser correctos, deberíamos rectificar la etiqueta de este james Bond de barras y estrellas; mantequilla de cacahuete; odio incontrolado a los “distintos a ellos”; paranoia contra todo lo que sea sospechoso de producir el mínimo desacuerdo; fobia a los países que despiertan en las primaveras en las que brotan las flores de la indignación y filia a las campañas de “cuidado, que viene el Coco”, en las que el monstruo no es de cuento, sino un reiterativo cuento, inventado por ellos mismos, para aterrorizar a sus conciudadanos, y bautizado con el nombre de “terrorismo árabe”. Puestos a hablar con propiedad, estos 007 armados con 270 MILLONES DE ARMAS, esperando en los cajones de armarios repletos de biblias hipócritas y patria de un ataúd metafórico en el que caen, abatidos por desquiciadas armas de fuego, más de 32.163 víctimas cada año, lo que tienen, por auto imposición, es una incuestionable, según ellos, licencia para asesinar.
Curiosa, e hipócritamente, es el mismo país que provoca el pánico entre sus ciudadanos vociferando las maldades de terroristas que, en muchas ocasiones se han probado inexistentes, para poder justificar un aparato militar que esconde un inmensurable tráfico de armas; unos ya clásicos delirios imperialistas; su vocación invasora y una insaciable ambición que le lleva desde siempre a ocupar “el mundo” que hay más allá de su realidad, esa que se empeñan en mantener en un estado de “safe and save” tremendamente falso. El 11 de septiembre es uno de los exponentes de esa estrategia del terror que el agente con licencia para asesinar se afana en perfeccionar: todos contra el terrorismo, contra un fantasma dibujado con la tiza maquiavélica que guarda en su plumier el Pentágono y la CIA.
Estados Unidos, su presidente y la cohorte de políticos, expertos en transacciones y trapicheos con multinacionales y empresas de armas, exhortan a los americanos para que, entre partido y partido de beisbol, se levanten de sus mullidos sofás y emprendan una cruzada contra el terrorismo, o la alienten y permitan su financiación con una aceptación incuestionable. Los terroristas, los malos, que, según el águila de alas con barras y estrellas, no cesan de planificar ataques, actos de terror y masacres masivas contra ellos, los buenos, tienen la piel de color amarillento, llevan barba, túnica y un turbante sospechoso en la cabeza. Esos monstruos asesinos que, según el Tío Sam, no descansan en su empeño de matar y destruir, son fanáticos, no del futbol americano, de las palomitas, de las matanzas en universidades y colegios, de las redes de pederastia, de los delitos en la red o de la instigación y participación en genocidios cruentísimos, sino de un extraño libro llamado Corán. Ellos, los otros, son los terroristas y el agente 007, los buenos, es la parte luminosa y limpia de la dicotomía del bien y del mal.
Con las consideraciones anteriores no resulta sorprendente la noticia, que debería caer como una losa insoportable sobre nuestras consciencias, que explica el contenido de un informe, expuesto a luz pública tras su desclasificación, en el que consta de manera explícita, y con una extraña normalidad, que el gobierno de los Estados Unidos autoriza a matar a CUALQUIER SOSPECHOSO DE TERRORISMO, SIN EVIDENCIA ESPECÍFICA, para evitar CUALQUIER AMENAZA INMINENTE, un eufemismo bajo el que se esconde una definición sorprendente: “se entiende por amenaza inminente aquel elemento que evidencia la mínima posibilidad de peligro colectivo, no siendo necesaria la existencia de pruebas de planificación de un ataque concreto”. El informe dice que es una medida que permite actuar así por primera vez. Por supuesto, la realidad que traspasa el informe sabe perfectamente que no es así, que esa práctica autorizada y legalizada ahora, MATAR CON EL ARGUMENTO DE ELIMINAR OBJETOS DE SOSPECHA, no es una práctica nueva, ni mucho menos. El informe es un marco estupendo para justificar, e incluso argumentar la necesidad de apoyo y reconocimiento social, los vuelos asesinos de aviones no tripulados, los drones que vuelan escampando la muerte por un cielo que, curiosamente, siempre queda lejos del SWEET HOME americano. Drones asesinos que, paradojas de la doble y falsa moral de los americanos, no son considerados por la conciencia colectiva (de dudosa existencia, por otro lado) como armas terroristas sino como, déjenme ironizar, palomas de la paz de metal. Unas palomas letales que según el Bureau of Investigate Journalism truncaron impunemente la vida de más de 3.000 personas, desde 2004, en zonas como Pakistán. El agente con licencia para asesinar argumenta que ha de actuar porque la amenaza global crece día a día y hay musulmanes terroristas por cualquier rincón. El argumento que no desvela es que, sin duda, esas muertes poseen, además de la calificación de asesinatos, la condición de ejecuciones extrajudiciales, llevadas a cabo por ellos, los buenos…los que no son terroristas ¿o sí?
Sobre el cielo de la patria de los supuestos terroristas fundamentalistas, Pakistán y Yemen entre otros países, revolotean las palomas de la paz de metal a lo largo de las 24 horas del día, sobre hogares, colegios, hospitales, residencias, parques desolados…sobre ciudades que temen la ira continua de los verdaderos terroristas: el agente con licencia para asesinar.
Y si recordamos, por un momento, que no estamos hablando de una película sino de la realidad, solo podemos plantearnos una pregunta. ¿Quiénes SON LOS VERDADEROS TERRORISTAS?
Clica sobre la palabra DRONE para visualizar la actualización zona de ataques de drones americanos sobre AFGHANISTAN
Estimación de total de muertes en Pakistán causadas por drones americanos 2004 – 2013:
Año
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Militares Baja graduación
|
Militares alta graduación
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No identificados
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Civiles A
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Civiles B
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Total
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2013
|
37
|
44
|
0
|
0
|
0
|
44
|
2012
|
189
|
308
|
31
|
5
|
5
|
343
|
2011
|
304
|
488
|
36
|
56
|
64
|
600
|
2010
|
555
|
960
|
50
|
16
|
21
|
1,028
|
2009
|
241
|
508
|
136
|
66
|
80
|
721
|
2008
|
157
|
265
|
54
|
23
|
28
|
347
|
2004-2007
|
43
|
76
|
18
|
95
|
107
|
200
|
Total
|
1,526
|
2,649
|
325
|
261
|
305
|
3,279
|