El actual “boom” turístico español: nada como tener guerras cerca
En 2011, España está demostrando que es un estado con “baraka” o, si queréis, tocado por la gracia de Dios. Mientras la crisis sirve para recortar el bienestar de la mayoría para hacer favores públicos a las mafias financieras y las bolsas mundiales se hunden a la espera de un otoño de infarto, lo cierto es que, gracias al turismo, España salva los muebles. Joan Mesquida, el servicial secretario español del gremio de un gobierno socialista que no ha acertado ni una en materia económica, no deja de jactarse, de este maná turístico que parece que nadie preveía en enero pasado: "El turismo crecerá entre un 10 y un 15% este verano … el turismo siempre es allí … siempre está para ayudar y, a veces, para salvar la economía española" [1]. Es más, el mérito sería casero, porque, aparte de la "mejora la calidad de las infraestructuras" (¿se referirá al número de aeropuertos?), España tiene más lugares declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y con más banderas azules de excelencia en playas que nadie y, por si fuera poco, es el tercer estado del Planeta en reservas de la biosfera.
Traducido en números, esto puede representar un incremento de un 2,5% del PIB turístico y unas ganancias de unos 3.000 millones de euros. Impresionante, ¿no? Lástima que volvemos a topar con una historia fantástica propio de charlatanes ambiciosos pero que apenas puede disimular lo poco decoroso de tanta proeza turística. Expansión, uno de los diarios económicos hispánicos de referencia, ha sido más honesto a la hora de calificar qué hay detrás de este nuevo boom: "El turismo español 'gana' 1.700 millones por las revueltas de los estado árabes" [2]. Siguiendo su óptica neoliberal, añade que "es una buena noticia". Para una comparación, esto equivale a 200 millones de euros más que el importe de la congelación de las pensiones y el triple de los recortes en ayuda pública de España en el desarrollo que ha impuesto con notable satisfacción de las élites económicas el gobierno Zapatero.
La actuación de los operadores españoles podemos calificarla, sin tapujos, como propia de rapaces. Los crecimientos, que han llevado a un enorme boom especialmente en Canarias y Baleares, son paralelos al hundimiento de las visitas turísticas en Túnez y en Egipto (que sumaron 19 millones de visitantes en 2010) de alrededor del 40% en número de turistas y más del 50% en facturación [3]. Justo cuando las revueltas en favor de la democracia y contra la corrupción en el Norte de África tienen más necesidad de apoyo internacional (y esto incluye el económico), las playas españolas se ofrecen como refugio barato para quienes duden de la seguridad de ir a veranear a Djerba o dar un paseo por el Nilo. Si tenemos memoria y no queda más remedio que regarla continuamente si queremos entender por qué estamos como estamos, nos daremos cuenta que lo que ahora ocurre es lo mismo que sucedió a partir de 1991 y durante toda esa década. Así, la combinación del inicio de la primera guerra del Golfo Pérsico [4], y las que sucesivamente sacudieron la antigua Yugoslavia hasta el final de la de Kosovo en 1999 [5], sin olvidar el conflicto en el Kurdistán turco con los atentados del PKK en las zonas turísticas y Estambul [6], hicieron que el turismo en España, que estaba en una profunda crisis de rendimiento en 1990, colgara el cartel de "completo" y alcanzara un nuevo récord de visitantes, muy por encima de los de la década anterior.
Desde el punto de vista de los hechos, esta estrategia rapaz es la que más beneficios ha producido siempre en un sector turístico español poco innovador y emprendedor. Como confesaba hace unos años el ex ministro socialista del ramo, Javier Gómez Navarro: "Hasta principios de los años 90 la demanda era mayor que la oferta y los turistas llegaban a España masivamente 'porque era como tirar a balón parado" [7]. Entonces vino la década de las guerras sangrientas en el Mediterráneo que nos llenaban los hoteles, después la hostelería se abrió en canal para ser un vehículo privilegiado de la especulación inmobiliaria y ahora volvemos a sacar la sangre, quiero decir el dinero del turismo internacional, en las sociedades norteafricanas que luchan contra la tiranía y por sus derechos democráticos. 2011 pasará, esperamos que las sociedades de la ribera sur del Mediterráneo puedan encontrar su camino en libertad y con bienestar, pero resulta inquietante que nadie importante, y mucho menos de la agonizante izquierda oficial actual, recuerde cómo, cuándo había una dictadura feroz en España, el primer ministro sueco Olof Palme fue el primero en salir a la calle a ayudar la oposición democrática de aquí [8]. ¿No sería la hora de ayudar económica y políticamente a la transformación democrática de nuestros vecinos del Sur en lugar de aprovechar de ellos robándoles turistas? ¿No decían que el turismo reconciliaba los pueblos y era un pasaporte al desarrollo?
* http://www.albasud.org/elblogdejoanbuades
Notas:
[1]Mesquida: "El turismo crecerá entre un 10% y un 15% este verano", Hosteltur, 18/07/2011.
[2] El turismo español 'gana' 1.700 millones por las revueltas de los países árabes, Expansión, 05/07/2011.
[3]"Tunisie: les entrées touristiques en chiffres à juillet 2011", Espace Manager, 08/08/2011 i Arieh O'Sullivan, "Ups and downs of tourism in the Levant", The Jerusalem Post, 04/08/2011.
[4]Francesc Puigpelat, "Los operadores turísticos europeos sustituyen los países árabes con la contratación de plazas turísticas en España", El País, 04/02/1991.
[5]Félix Badia, "Los hoteles cierran agosto con plena ocupación por la crisis yugoslava", La Vanguardia, 31/08/1991.
[6]P. Ruiz Montero, "El turismo en España alcanzará durante este verano nuevos récords históricos", ABC, 27/06/1999.
[7]Redacción, “Gómez Navarro: turismo es actividad más éxito historia de España”, El Economista, 10/10/2006.
[8]EFE: “Olof Palme pide dinero contra España”, ABC, 04/10/1975.