El bullying: la lacra con la que cargan los menores

El bullying: la lacra con la que cargan los menores

Por Adrián Claudio Bonache. LQSomos.

El acoso escolar no es un fenómeno fácilmente visible, comprobable y sencillo de atajar. Algunos dicen que nadie piensa que su hijo o hija puede ser un acosador; otros sostienen que la mayoría de los casos recientes se desarrollan a través del ciberacoso

El acoso escolar es una lacra social que vuelve a repuntar y que deja huella en el desarrollo y en las vidas de los más pequeños. Se conoce como bullying al acoso físico o psicológico al que se somete a una persona de forma continuada, por lo que se incrementa con el inicio del curso académico, donde los alumnos y profesores se encuentran en constante relación durante gran parte del día. Este curso académico ha seguido la misma dinámica respecto al acoso escolar y se han viralizado algunas de las consecuencias de este fenómeno, como son por ejemplo los intentos de suicidio. Además, saltaron las alarmas cuando un informe sobre la prevención del acoso escolar en los centros educativos desarrollado por Mutua Madrileña y la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) registró un nuevo repunte de acoso escolar. Según este informe, tres de cada cuatro casos de bullying se ejercen en grupo y el principal motivo recae en el aspecto físico. Por todo ello, a continuación trataremos de exponer algunos de los casos de bullying más recientes y las consecuencias de la pasividad ante esta problemática.

Caso de Alana y Leila

Dos hermanas de 12 años se precipitaron de un balcón en Sallent (Barcelona). Una de ellas falleció, mientras que la hermana fue trasladada al hospital en estado grave. Según la investigación de los hechos, que todavía no ha finalizado, cabe la posibilidad de que uno de los motivos que las llevó a saltar del balcón fuese el acoso escolar que sufrían.

El Departamento de Educación de la Generalitat negó en un primer momento que en su colegio existiese una situación de bullying (igual que en otros casos destacados, como el de Kira), pero después tuvo que dar marcha atrás y decir que “el caso está abierto y de momento no se confirma ninguna hipótesis”.

Sin embargo, familiares y cercanos de las niñas afirmaron desde el primer día que sí sufrían bullying. La mejor amiga de una de ellas dice que la menor “recibió golpes y los profesores solo la separaban y le echaban la culpa a ella”, y además asegura que “los profesores llegaron a echarla dos o tres veces del colegio para evitar el acoso escolar”, pero no se aplicó ningún protocolo. Algo que ahora, tras el impacto mediático y unas consecuencias irreversibles, está investigando también el Departamento de Educación de la Generalitat. Y, por si fuera poco, el instituto donde estudiaban las dos hermanas ha reconocido recientemente que sí sufrían bullying, pero no existía constancia del alcance del caso. Por lo tanto, el Departamento de Educación de la Generalitat, que en un principio se anticipó de forma errónea y negó esta realidad, tendrá que dar explicaciones una vez cerrada la investigación.

Caso Saray

Una nota de despedida y un intento de suicidio no es suficiente para que los centros educativos acepten sus responsabilidades ante los casos de bullying.

Saray, una niña de 10 años, estaba siendo víctima de acoso escolar desde mediados del curso pasado. En el mes de septiembre, a principios del curso actual, la niña trató de suicidarse al arrojarse por la ventana de su vivienda, teniendo que ser trasladada a la UCI.

Desde el primer momento, los padres de Saray señalaron al colegio zaragozano Agustín Gericó, ya que su hija sufría bullying y el centro escolar era consciente de la situación. “Lo pusimos en conocimiento de la tutora, le contamos lo que estaba pasando, que le insultaban y agredía casi a diario en la hora del recreo, pero nunca se tomaron mediadas”, denunció la madre de la menor en los medios de comunicación. Es más, incluso contaba que desde el centro les llegaron a negar que su hija sufriese bullying. Como siempre, solamente eran “típicas rencillas”, insistió.

¿Cuál fue la respuesta del centro? Negar la dejadez de los profesores ante el acoso que sufría la menor e intentar lavar su imagen alegando que tanto la tutora como el resto de docentes prestaron una “especial atención a la acogida de esta alumna” que se incorporó a este colegio a mediados del curso pasado. Del mismo modo, mediante un comunicado oficial, el colegio Agustín Gericó mostraba su intención de “recabar información y abrir los protocolos convenientes si fuera conveniente, estando a disposición de las instituciones oficiales para colaborar en todo lo que consideren preciso”. Una vez más, y como en el caso anterior, las respuestas por parte del centro educativo llegaron demasiado tarde, cuando el caso ya había tenido un impacto mediático. Aunque, por suerte, en esta ocasión no se tuvo que lamentar ninguna pérdida.

Caso Izan

El caso de Izan, un niño de 11 años acosado en Lloseta (Mallorca), se hizo viral cuando celebró su cumpleaños junto a los compañeros del campamento, quienes le grabaron mientras le cantaban la canción de ‘cumpleaños feliz’ adaptando la letra a una serie de insultos por su aspecto físico.

“Ha llegado a casa y lo primero que ha hecho es echarse a llorar y decir que esta vida es una mierda, que no quería vivir más”, publicó el hermano mayor de Izan en las redes sociales. Además, agregó que lo que su hermano Izan estaba sufriendo en el vídeo que se hizo viral no era más que una de las muchas situaciones que había sufrido durante mucho tiempo. De este modo, señaló que, a pesar de que esos hechos ocurrieron en la Escuela de Verano, su hermano llevaba siendo acosado durante varios meses, incluso en el CEIP Es Puig (centro donde estudiaba el menor) antes de terminar el curso.

A raíz de estas palabras, el colegio se planteó interponer una denuncia por difamación contra el hermano de Izan, remarcando que el centro se encontraba cerrado durante las vacaciones y que solamente había cedido sus instalaciones a la Escuela de Verano. Ante esta amenaza, el hermano del niño modificó la publicación, pero aseguró que esta intimidación no cambiaría el hecho de que el centro fuese consciente de que Izan había sufrido acoso escolar durante meses. Así, volvió a insistir en que el vídeo solo mostraba la punta del iceberg de lo que se había consolidado durante mucho tiempo, incluyendo los meses del curso académico.

Finalmente, la investigación sobre este caso de bullying concluyó sin imputados, ya que los que se grabaron humillando a Izan eran menores de edad, lo que les exime de responsabilidad penal. A ello se suma que en el momento de la grabación no se encontraba presente ningún adulto monitor del campamento. “Me siento como si la lucha que hemos hecho entre todos no hubiera servido para nada, pero voy a seguir luchando por los míos”, lamentaba el hermano mayor.

Peticiones de los docentes

Por su parte, los docentes expresan que el acoso escolar no es un fenómeno fácilmente visible, comprobable y sencillo de atajar. Algunos dicen que nadie piensa que su hijo o hija puede ser un acosador; otros sostienen que la mayoría de los casos recientes se desarrollan a través del ciberacoso. Sin embargo, hay ejemplos evidentes, como los comentados anteriormente, que no quedan registrados como acoso dentro del centro educativo porque directamente no se abren protocolos, a pesar de que los familiares de los alumnos dejan constancia de la situación ante los docentes. Además, el ciberacoso es la vía por la cual queda constancia del hostigamiento, pero esto no supone necesariamente la disminución del acoso que se desarrolla en las aulas, y mucho menos su desaparición.

Otra de las exigencias del profesorado es un mayor apoyo de los servicios sociales, de la policía y un mayor número de especialistas en salud mental, así como la disminución de ratios. Y este es un punto especialmente importante, porque se hace urgente la facilitación de más herramientas (y más específicas) para detectar casos de bullying. No obstante, no olvidemos que en algunos de los casos mencionados ya se había detectado la situación e imperó un silencio rotundo por parte del equipo docente. Y como expresa el psicólogo José Luis Miranda, los profesores también ejercen el acoso de diferentes modos: el acoso activo, en el cual participan de forma directa en el hostigamiento contra los alumnos; la omisión de ayuda, en la cual se guarda silencio y se exime a sí mismo de cualquier tipo de responsabilidades, y el encubrimiento, cuando el corporativismo pasa a ser lo que caracteriza al equipo docente.

– Imagen de portada: Manifestación contra el suicidio por acoso escolar. NIUS

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