El Día y los otros días
Las mujeres nos llaman a manifestarnos a favor de la dignidad de la condición femenina, y contra la violencia intrínseca que emana de la intransigencia y el miedo a lo desconocido. La mejor manera de conjurarlo es conocerse mejor.
Pero, hoy que se celebra a la mujer en genérico, cabría preguntarse lo que se entiende por tal. Por ejemplo, ¿la alcaldesa Rita Barberá lo es? ¿Y Esperanza Aguirre? ¿También la infanta Cristina? Aparentemente sí por su silueta, pero lo dudo mucho. La primera es una subespecie de bucéfalo, la segunda es un espécimen pijoide y la otra delinque (presuntamente) a la sombra de su marido, el duque de Chorrapelada…
Hoy es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y esto quiere decir que los otros 364 días son difíciles, seguramente aciagos o acaso fatales. En el sistema patriarcal que usamos, cada 15 segundos una mujer cualquiera es agredida y quizá muerta en este perro mundo. Cada 9 minutos esa u otra mujer es victima de una agresión sexual. Cabe la posibilidad incluso de que quede embarazada.
Entonces llega, además de la desgracia, el derechazo de un ministro de Justicia católico, apostólico y romano, como el español Alberto Ruíz Gallardón. Afirma este satélite del Vaticano que “hay una violencia estructural que invita a las mujeres a abortar”. Ante la polvareda levantada por la lapidaria frase, el PP al unísono ha arropado al que ha dicho lo que piensan. En materia de derechos cívicos conquistados con no poco dolor y persistencia histórica, el PP está por la labor de regresarnos a la Larga Noche de Piedra.
Pero hoy se celebra el Día de la Mujer Trabajadora. La que conquista sus derechos igualitarios con su voluntad y su saber hacer, pensar y sentir.
Aún estamos muy lejos de la paridad entre géneros. Ahora mismo, cuando creíamos que ciertas cosas básicas estaban consolidadas, ha llegado el pedrisco arcaico. Son muy malos tiempos para la lírica. Y también para la épica humanística. .