El feminismo repensado desde el Sur

El feminismo repensado desde el Sur
Foto: Marc Nozell v

Lejos del Estado y nacidas en el Sur. Así fueron las voces de las mujeres que protagonizaron las recientes cumbres de la Tierra en Río de Janeiro. Más allá de su fuerza organizativa, escenificada en una gran marcha por el centro urbano, el aporte teórico revela los nuevos espacios de lucha del feminismo, que se enfrenta a una realidad compleja, como demuestra el nuevo contexto político de Paraguay.

Golpe de Estado parlamentario en Paraguay. Es viernes 22 de junio de 2012. Nuevo presidente y cambio de gabinete ministerial. Pero no todo son caras nuevas. Quien fuera la titular de la Secretaría de la Mujer en el Gobierno luguista, Gloria Rubín, se aferra a su cargo. Ministra con Fernando Lugo; y ministra con Federico Franco. “Quiero que la Secretaría de la Mujer siga siendo un espacio de todas, incluyente y sin discriminaciones”, explica a su círculo más cercano, en un intento de aplacar las críticas que le han llovido desde entonces por doquier a la ministra. Pocas entienden la postura de esta feminista.

El debate engordó en las redes sociales: ¿continuar con el proyecto y todo lo que representa al precio que sea?, ¿participar de un Gobierno que para no pocas es ilegítimo? La primera conclusión es que hay diversas formas de entender el feminismo y que se transitan diversos caminos para alcanzar la igualdad real entre mujeres y hombres.

Río de Janeiro, Brasil. Tres días antes de la expulsión de Lugo y 30 horas de autobús de diferencia. La ciudad carioca alberga la cumbre Río +20, auspiciada por Naciones Unidas y respaldada por cerca de 200 delegaciones ministeriales; también la alternativa Cúpula dos Povos (Cumbre de los Pueblos), la propuesta de los movimientos altermundistas. La socióloga y feminista ecuatoriana Margarita Aguinaga analiza para Pikara Magazine alguna de las encrucijadas en las que se encuentra hoy el feminismo: su diversidad y su institucionalización. Sus palabras, sin saberlo, iban a ser premonitorias de lo que ocurriría poco después en el país vecino.

El discurso de Aguinaga comienza por los feminismos del Sur. “El de las mujeres indígenas, el de las mestizas, que no son iguales que los europeos. Tienen un sentido similar pero responden a realidades propias, te invitan a repensar”, explica tras la presentación del libro Más allá del desarrollo, donde propone alternativas al desarrollo (entendido como crecimiento económico) desde el feminismo. El análisis teórico se enroca en conceptos como ‘descolonización’ y ‘feminismo poscolonial’. “La colonización no significó lo mismo para todas, el matriz común es la violación del español y del portugués. Ahora estamos analizando qué es el patriarcado en Ecuador, que no es lo mismo que el patriarcado en Estado español. Es un momento nuevo. No significa que queramos hacer otro feminismo, sino que queremos repensarlo desde nosotras”, finaliza.

De los derechos reproductivos a la salud reproductiva

El desarrollo y la decena de debates que se gestan en torno a su eje, para ahondarlo o superarlo, para dejarlo atrás o para reiniciarlo, para embellecerlo o para desenmascararlo, centraron los debates de las cumbres por la Tierra celebradas en Río de Janeiro. El feminismo y las luchas por la igualdad de las mujeres gravitaron también en ambas citas pero desde polos opuestos, con mensajes que incluso se repelían.

“Hay un proceso de captación y de institucionalización en el feminismo”, considera Miriam Nobre, de la Marcha Mundial de las Mujeres.

El Vaticano, en teórica calidad de observador de Río+20, logró imponer su discurso en la declaración final de Naciones Unidas y los gobiernos. El concepto de ‘salud reproductiva’ sustituía al inicialmente propuesto de ‘derechos reproductivos’, dejando de lado las voces que llegaban de los movimientos feministas y situando a las mujeres como meras ‘madres’ sin capacidad de decisión sobre su maternidad y su cuerpo.

Los movimientos de mujeres empaparon cada uno de los talleres y foros de la cumbre alternativa, a 20 kilómetros de distancia. “Participamos en la construcción de la Cúpula como parte de un proceso de alianza. No hemos querido tener nuestro espacio propio de mujeres pero sí organizar una participación feminista en el conjunto de debates”, explica la brasileña Miriam Nobre, de la Marcha Mundial de las Mujeres. La fuerza del movimiento y su masiva presencia en la Cumbre de los Pueblos se palpó en las jornadas iniciales, cuando una gran marcha ocupó las calles de Río bajo el lema ‘¡Mujeres contra la mercantilización de nuestros cuerpos, nuestras vidas y la naturaleza!’. “Queríamos mostrar nuestra fuerza organizativa”, añade Nobre, reconociendo como un éxito que organizaciones sindicalistas o campesinas afirmen el feminismo como parte de su estrategia de soluciones. “Que el Movimiento de los Sin Tierra lleve una camiseta que pone ‘sin feminismo no hay socialismo’ es muy positivo”.

Los debates bullían en cada esquina frente a la playa brasileña de Flamengo, allí donde movimientos sociales de todo el mundo se unieron para oponerse al discurso mercantilista de la ONU, de los gobiernos y de las multinacionales, que se escribía bajo fuertes medidas de seguridad.

¿Qué opinas de los feminismos del Sur? La cara de Nobre hace una extraña mueca. “Nosotras trabajamos la idea de la descolonización y despatriarcalización del Estado, pero queremos conseguir una alianza entre las mujeres del Norte y del Sur. Es verdad que en el Norte se ha llegado a un grado de crecimiento económico explotando a la naturaleza y al trabajo de la gente del Sur, pero queremos construir alianzas. Queremos insistir en un feminismo del Sur pero global que está también en la gente que está perdiendo sus empleos y sufriendo la precariedad en el Norte”. Y añade: “Tenemos que descolonizar nuestro pensamiento y no utilizar la categoría de pensamiento que se impuso como hegemónica desde el Norte, eso es verdad; pero no queremos construir una nueva teoría”.

El feminismo y el Estado

El Estado ha entrado en el debate. Margarita Aguinaga cuenta que en Ecuador existe la peculiaridad de que el feminismo está fuera del Estado, algo positivo porque “el Estado corrompe el feminismo”, sintetiza a modo de buen titular. “Hay un proceso de captación y de institucionalización en el feminismo”, reconoce también Nobre, quien sostiene que la ONU habla de violencia de género como una patología que afecta a ciertas mujeres y no como una parte constitutiva del sistema capitalista y patriarcal.

La pregunta parece obligada: ¿cuál es el peso de ONU Mujeres cuando es el Vaticano el que impone su discurso dentro de la organización internacional? La aportación de la nueva agencia en Río+20 fue un ‘llamado a la acción’ por el que se instó a “dar prioridad a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en aras de un desarrollo sostenible”. Nuevos conceptos. Pero más de lo mismo. Y es que, el desarrollo sostenible, ahora llamado ‘economía verde’, no busca sino ampliar el espacio del capitalismo. “La economía verde mantiene la explotación del trabajo de las mujeres como un recurso inagotable, pues no considera como trabajo las actividades de las mujeres en el cuidado de las personas y de la naturaleza”, recoge un documento firmado por cuatro organizaciones feministas y repartido durante la Cumbre de los Pueblos.

Ante la nueva vuelta de tuerca del capital, escenificada con grandilocuencia en Río+20, surgen nuevos espacios de confrontación y de ruptura para los movimientos sociales, entre ellos el feminismo. Viven por definición fuera del Estado y con el Sur como escenario, pues es de donde brotan los mayores movimientos y alternativas contra el desarrollo. Retoma la palabra Aguinaga: “En América Latina estamos en un momento de ampliación de las luchas de género. Si el Estado nos gana habrá una transversalización de género parcial y dispersa; pero si nosotras ganamos podremos decir que estamos en un momento de transición antipatriarcal y anticapitalista. Vivimos un momento de esperanza”, finaliza con una sonrisa.

Sólo unas horas después, Gloria Rubín daba el sí quiero al Gobierno del liberal Francisco Franco. Las penúltimas en sumarse a las críticas han sido sus compañeras del Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM Paraguay): “Queremos expresarte nuestra preocupación de que tu permanencia como ministra en este gobierno golpista te lleve a validar decisiones que pueden ser contrarias a aquellos principios por los que hemos luchado en defensa de una democracia con equidad, mediante el reconocimiento de nuestros derechos como humanas y constructoras de ciudadanía. Existe un riesgo de pérdida del Estado laico, debido a que Federico Franco ha sido uno de los líderes de la campaña ‘Queremos papá y mamá’ y además la ‘primera dama’ es la impulsora de la Ley de creación del Ministerio de Desarrollo Social, que pretendió hacer desaparecer a la propia Secretaría de la Mujer como mecanismo institucional, históricamente conquistado”.

 * Publicado en Pikara Magazine

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