En Guatemala, la autodefensa sirvió para “cazar” comunistas
Patrocinadas por el ejército como forma de controlar a la población durante un conflicto armados, las Patrullas de Autodefensa Civil se reconvirtieron después de la firma de la paz pero sirven al mismo fin.
Guatemala vive un periodo de criminalización de las luchas sociales y de limpieza social, para lo cual el ejército se apoya en grupos civiles que tuvieron su antecedente en los grupos paramilitares denominados “de autodefensa”, informa el sindicalista Miguel Ángel Albizures.
El país centroamericano vivió un conflicto armado de más de 38 años que sumó más de cien mil personas asesinadas o desaparecidas. En este contexto se crearon estrategias contrainsurgentes para combatir a los grupos armados; la creación de las Patrullas de Autodefensa Civil fue una de ellas.
Miguel Ángel Albizures, periodista que formó parte de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Guatemala (FANDEGUA) y fue Secretario General de la Central Nacional de Trabajares (CNT), señala que estos grupos surgieron “después de la contrarrevolución de 1954, en que se conformaron grupos de defensa contra el comunismo”. Se realizó una persecución contra dirigentes que participaron en la Confederación General del Trabajo (CGT), el Partido Guatemalteco del Trabajo y la Confederación Nacional Campesina de aquella época, acusados de comunistas.
“Era en esa época de comunista visto, comunista muerto”, resumen el líder sindical. Después surgieron grupos en la década de los setentas como el Ejército Secreto Anticomunista (ESA), La Mano Blanca y la Nueva Organización Anticomunista (NOA).
Estos grupos de paramilitares se encargaban de la persecución de líderes sociales. Albizures estuvo en una de sus listas de la muerte.
En los años ochenta surgieron las Patrullas, creadas con el respaldo del ejército, explica Miguel Ángel Albizures. Señala que se obligó a muchos campesinos e indígenas a pertenecer a estas Patrullas, pero que muchos de ellos lo hicieron con gusto y participaron en masacres de poblaciones enteras.
En 1982, el ejército formó las Patrullas de Autodefensa Civil en comunidades en conflicto, y luego en todo Guatemala. Para 1987, sumaron cerca de 1 millón y medio de integrantes, en tareas de vigilancia y control de poblaciones. Actuaron contra las guerrillas y movimientos campesinos, y se les involucra en masacres, ejecuciones, desapariciones y represión.
“En las noches se organizaban y eran los encargados de la seguridad ciudadana, pero más que eso, de controlar y de vigilar a quienes podían colaborar con la guerrilla”, expone el líder sindical. “Si una persona era acusada, era eliminada”.
El Manual de Guerra Contrasubversiva que utilizó el ejército guatemalteco señala que es imperativo “recuperar y/o la adhesión de la población, y aun mas, hacerla participar activamente en esa guerra a favor del gobierno”. Dicha guerra, menciona el documento de marras, “consiste en contar con una minoría favorable para atraerse a la mayoría neutral, y neutralizar o eliminar a la minoría contraria”. Quienes no quisieron participar en las Patrullas, automáticamente fueron considerados enemigos, recuerda Albizures.
Ángel Albizures señala que las Patrullas “fundamentalmente se organizaron en las comunidades y departamentos, no tanto en los barrios de la capital”. La entrada a los barrios fue posterior, también con el apoyo del ejército. Instalaron una gran cantidad de espías, “jóvenes contratados para informarlo que pasaba ahí”. Esto sucede todavía, afirma el periodista.
Las Patrullas de Autodefensa “debieron desaparecer totalmente después de la firma de paz del 29 de diciembre de 1996”, afirma el integrante de FANDEGUA. Sin embargo, se mantuvieron con un bajo perfil. “Incluso fueron pagados con el pretexto de que iban a reforestar el país y se les concedió un salario”, informa, y agrega que su actividad actualmente ya no es como en sus inicios.
“El ejército siempre se ha respaldado en este tipo de organizaciones. En otro momento utilizaron a las pandillas juveniles o maras”, explica el sindicalista.
“Lo que se da actualmente con ellos es la limpieza social, por supuesto con la participación de las fuerzas de seguridad”, advierte Albizures, quien informa que ya es común que un grupo de jóvenes sea ametrallado y después acusado de pertenecer a alguna de las Maras.
“Ahora vivimos la criminalización de los conflictos sociales en Guatemala, y vemos los crímenes de dirigentes comunitarios, de los que defienden el territorio, el medio ambiente, o dirigentes sindicales de base que son asesinados”, finaliza el periodista.
– Imagen de Beatriz Manz