Es matraca el Congreso
“Es Matraca el Congreso”, eso dice uno de Embid, un lugar de Aragón. Y tiene razón, dice uno de Moscas, un lugar de León, prosiguiendo: ¿pues a qué va la oposición al Congreso si está con los ojos tapados, la mano extendida cual pedigüeño, los dedos arriba, la palma fuera y sentada entre las rodillas de la mayoría que le pregunta: “adivina quién te dio”? , como si no conociera y acertase quien se la está dando.
– Qué briosa va la mayoría, y qué mansa la oposición, que sólo muda de aire cuando va al retrete. Y sigue:
– Los escaños de la mayoría tienen forma de potro, los de la oposición de taimados y marchitos lacayos en tiempo de la muda., dice el de Embid.
Respondiendo el de Moscas:
– La oposición que nada tiene que hacer, ni alcanzar alguna pretensión, en vez de ponerse a amolar, mejor es que marche a la caza de grillos, pues más ganaría la Nación que bien ruin anda.
– Finos bellacos ambos, añadió el de Embid; prosiguiendo con un chiste que había escuchado, según él, en Vélez el Blanco, de Granada, y en Vélez el Rubio, de Murcia:
“Que subía una escalera un truhán de oposición, delante de un barón de mayoría. Se paró a atarse las botas; le dio el barón una palmada en las ancas para que anduviese y el truhán opositor soltó un pedo, riñéndole la descortesía el barón, a quien el truhán opositor respondió:
.¿ A qué puerta llamará su señoría que no le respondan?