¿España democrática?

¿España democrática?

Por Arturo del Villar. LQSomos.

El preámbulo de la vigente Constitución borbónica afirma que la nación española “proclama su voluntad de […] establecer una sociedad democrática avanzada”. Loable propósito pero corto, puesto que no señala cuánto debe ser su avance y hasta dónde tiene que llegar. Ni siquiera podemos procurar “establecer una sociedad democrática”, en la situación actual del reino, ya que lo impide el mismo régimen. Es absurda la Constitución.

Sabemos que la palabra democracia la heredó el idioma castellano del griego clásico, exactamente de dèmos, pueblo, y krátos, poder, de manera que demokrátia se traduce por gobierno popular. ¿Gobierna el pueblo en la España borbónica? Indudablemente no, sino un monarca, palabra igualmente derivada del griego clásico, de mónos, uno, y krátos, que se traduce como gobierno de uno solo. No son compatibles, por lo tanto, la democracia y la monarquía, sino regímenes completamente antagónicos.

No es posible establecer en la España borbónica “una sociedad democrática avanzada”, y ni siquiera principiante, porque lo impide la persona del monarca. Cuando el poder político se halla en manos de uno solo, el régimen nunca será democrático, sino autoritario. Mientras los españoles debamos estar sometidos a la persona de un rey vitalicio y hereditario jamás podremos vivir en ninguna forma democrática, sino en una tiranía.

Los hechos lo demuestran. La borbonidad fue instaurada en España por la voluntad omnímoda del dictadorísimo fascista vencedor de una guerra cruenta iniciada por él mismo, enemigo declarado de la democracia porque su régimen era tiránico y criminal, sostenido por la fuerza de las armas empleadas contra el pueblo por sus servilones. El dictadorísimo anunció públicamente ante su caricatura de Cortes que instauraba la monarquía del 18 de julio, por el día de su rebelión contra el régimen constitucional republicano, para perpetuar su régimen genocida, dejándolo todo “atado y bien atado” para conseguirlo después de su muerte.

Designó por su única voluntad sucesor a título de rey a un servilón que juró lealtad a su minúscula persona y fidelidad a sus leyes ilegales, y tras conseguirlo se murió tranquilo en la cama, porque los españoles de entonces vivíamos atemorizados por sus ejércitos y sus policías, y si queríamos conservar la vida teníamos que callar y soportar lo que nos mandasen. La dictadura estuvo ejecutando a patriotas durante toda su larga permanencia.

Como heredera de la dictadura fascista, la monarquía borbónica imita su ejemplo, y se niega a convocar un referéndum para que sus vasallos podamos elegir la forma del Estado que preferimos, como se hace en los paises democráticos. En esta España fascista es imposible “establecer una sociedad democrática”, no ya avanzada, sino ni siquiera incipiente. Los vasallos de su majestad el rey católico carecemos de cualquier atisbo de democracia. Lo demuestra la historia y lo confirma la etimología.

Afirman sus turiferarios que la transición de la dictadura a la monarquía fue modélica. Por supuesto, ya que eran lo mismo con distinto nombre. No se ha juzgado a nadie sobre los crímenes cometidos durante los 36 años de dictadura por los servilones del dictadorísimo: él no detenía a los patriotas contrarios al sistema, ni los torturaba, eso se lo dejaba a sus policías políticas, y se limitaba a firmar las sentencias de muerte dictadas por sus magistrados y ejecutadas por sus verdugos, sin moverse de su despacho.

España tiene pendiente una revolución social, para borrar todos los residuos de la dictadura todavía vigentes. A la muerte por ancianidad del dictadorísimo se cumplió su voluntad, se entronizó al sucesor designado por él a título de rey, y los partidos políticos presuntamente de izquierdas aceptaron la nueva realidad derivada de la antigua, en lo que constituye una traición suprema al pueblo, que seguía atado y bien atado de pies y manos y amordazado. Se habia cambiado el nombre de la dictadura, para que continuara sus mismas actividades bajo el nuevo, y así seguimos.

Algún lector me dirá que he contado una historia sabida. Sí, pero sabida por los que la padecimos, porque los jóvenes correligionarios con los que hablo de ella la ignoran: los libros de texto oficiales no informan a los alumnos sobre la República, la dictadura y la instauración borbónica, para evitar explicaciones incómodas. Así funciona la “democracia” española.

#Desborbonizar

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