España, ejemplo de Monarquía bananera
Cuando ya pensábamos que estábamos curados de espanto, cuando la anestesia colectiva suministrada por los discípulos “goobelianos” patrios parecía admitir cualquier trágala, salió a escena el inefable Cristóbal Montoro. En plena representación de esa obra teatral trágico-burlesca en que se ha convertido el devenir diario de nuestro país, nuestro ufano ministro decidió subir al escenario. Pero no crean ustedes que se conformó con un papel secundario, ¡no!, ya ni siquiera le valía hacer de protagonista. Quería, al menos por un día, ser el director de la representación teatral, y establecer las correspondientes acotaciones.
Y sus indicaciones a sus conciudadanos, convertidos en actores secundarios de una obra de terror, eran dos. Por un lado, deberían mostrar su inmensa felicidad y alegría por un dato de déficit público, el correspondiente a 2013, completamente maquillado y alejado de la realidad. Por otro, de manera chulesca, reprendió a Cáritas por ofrecer dotes de realismo sobre cómo es la vida cotidiana de millones de españoles, mísera.
Con razón un atento observador e inversor internacional afirmó, tras unas estruendosas carcajadas, “Spain is becoming my favourite Banana Republic”, algo así como “España se está convirtiendo en mi República Bananera favorita”. Yo simplemente le comenté que no éramos una República sino una Monarquía, a lo que él respondió, “No problem, Spain is becoming my favourite Banana Monarchy”.
Para desgracia de nuestro neófito director de teatro, durante esa misma semana se dio a conocer el dato preliminar de inflación de marzo y que de nuevo, en su variación interanual, entró en territorio negativo. Frente a la verborrea oficial, la realidad es muy dura, tremenda, España se encuentra en parada cardiorrespiratoria, ha entrado en el peor de los males económicos, deflación por endeudamiento.
El dato de déficit público, un nuevo juego floral
Desde estas líneas venimos denunciando como los indicadores económicos publicados, relativos a nuestra querida España, están siendo manoseados grotescamente por un gobierno, el nuestro, ávido de trasladar la ciudadanía la farsa de que el empobrecimiento masivo al que nos han sometido ha sido por nuestro bien.
Como botón de muestra expusimos nuestras dudas sobre la congruencia del dato de PIB correspondiente al último trimestre de 2013. La magnitud de la contracción del consumo público era muy extraña. Registró una caída real del 14,6% y una contribución al crecimiento trimestral anualizado del PIB de -3 puntos porcentuales. De ahí la pregunta que numerosos economistas nos hicimos, “¿es una caída real del gasto o estamos traspasando la contabilización del mismo al siguiente ejercicio para intentar acercarse al objetivo de déficit del 6,5% del PIB?”. La respuesta es muy sencilla, se cerró la admisión de gastos de 2013 una semana antes de acabar noviembre. Increíble.
No me sean malos, no vayan a pensar ustedes que la Alemania de Merkel nos va a afear la conducta, y de esa manera estropear el nuevo acto o jornada de la obra teatral diseñada por Rajoy y compañía. No, no lo hará, se está reservando para los stress test o pruebas de resistencia a que someterán a la banca y donde la nuestra saldrá muy mal parada.
Como están asustados por la deflación, harán la vista gorda en materia de déficit público, elecciones tocan. Incluso los países de la Unión Europea ya han aprobado un cambio en el método de cálculo del déficit público estructural que beneficia especialmente aEspaña, ya que se traducirá en una relajación del esfuerzo de ajuste exigido por Bruselas. La razón es muy sencilla. La metodología propuesta para calcular el paro estructural y de ahí el déficit estructural se relajará, y con ello los nuevos deberes venideros en materia fiscal. Algo es algo.
Las desigualdades, fruto del rescate a las élites
Pero el gobierno no puede acallar, y por lo tanto ocultar, una cruda realidad. La pobreza vuelve a instalarse en nuestro país con toda su intensidad. Diversos informes de Caritas, UNICEF, o Save The Children ya nos avisaban de lo que era un secreto a voces. Añadan ustedes también los recientes informes “sesudos” de distintos organismos multilaterales –FMI y OCDE– sobre las consecuencias y los efectos de la crisis y de las políticas económicas que ellos mismos recomendaban. Los resultados para nuestro país no pueden ser más demoledores.
La crisis ha sido aprovechada en nuestro país por quienes la generaron –gerencia bancaria y acreedores foráneos- para hacer un ajuste de cuentas con la ciudadanía. Para ello han contado con la ayuda inestimable de una clase gobernante mediocre e insensible. Las cifras ponen de manifiesto que Occidente en general, y muy especialmente nuestra querida España, se encuentran inmersos en una fase de aparente recuperación y apogeo de las élites, pero que en realidad oculta un empobrecimiento masivo de la ciudadanía. Se trata de un equilibrio inestable que al final acabará estallando. Y es esto lo que trata de acallar Montoro. Lo dicho, “Spain is becoming my favourite Banana Monarchy”.
* Publicado en “Voz Populi”
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