Felipe VI permite que su padre evada la justicia

Cristina Ridruejo*. LQS. Agosto 2020

¿Qué más tiene que pasar para que las ciudadanas y ciudadanos españoles salgamos a la calle, reclamemos que nos den la oportunidad de expresarnos sobre esta institución podrida y corrupta que es la monarquía?

Carta blanca para robar, carta blanca para escapar

El Tribunal Supremo comunicó que anunciaría a finales de agosto o principios de septiembre su decisión sobre si abrirá juicio a Juan Carlos I. Pero sin esperar a esa decisión, Juan Carlos I se fuga de España.

Una vez más, los Borbones nos muestran su absoluta ausencia de ética y de decencia, su desprecio total por el pueblo español.

Que a Juan Carlos se le ocurra evadirse antes de que le juzguen, no me sorprende, teniendo en cuenta todo lo que podría desvelar oficialmente esa investigación (conocemos cierta parte gracias a la prensa extranjera). Mucho tiene que temer. Pero Felipe VI, que pretende hacerse pasar por el paladín de la justicia y la rectitud, permite y apoya esta fuga, convirtiéndose así en cómplice de la misma. No es casual que quien figuraba como beneficiario de al menos una (que sepamos) de las sociedades opacas en el paraíso fiscal panameño, Lucum, utilizada por su padre para ocultar sus ganancias en comisiones ilegales, le ayude ahora a evadir la justicia.

Si usted o yo estuviéramos pendientes de que un tribunal determinase si se abre investigación sobre nuestras fechorías, la policía, desde luego, no nos permitiría abandonar el país. Pero si eres un Borbón, no solo tienes carta blanca para robar, sino también para escaparte de la justicia si esta por fin se fija en ti, obligada por una investigación que se está llevando a cabo desde hace dos años en Suiza, obligada por las revelaciones de Corinna y por su amenaza de querellarse con el rey emérito en el Reino Unido.

Si Felipe VI no estuviera involucrado en los negocios sucios de su padre, es evidente que como el personaje “ejemplar” que pretende aparentar, llevaría a este ante la justicia aunque le doliera, como es natural. Pero en cambio, le ayuda a escapar, haciendo patente que él también teme lo que pudiera desvelar esa investigación.

Hace pocos días el diputado Jon Iñarritu preguntaba a Carmen Calvo: “¿Qué más tiene que pasar para que ustedes apoyen una investigación?”.

Y yo me pregunto: ¿qué más tiene que pasar para que las ciudadanas y ciudadanos españoles salgamos a la calle, reclamemos que nos den la oportunidad de expresarnos sobre esta institución podrida y corrupta que es la monarquía?

Desde hace unos pocos años, incontables iniciativas por todo el país han reclamado la celebración de un referéndum sobre la forma de Estado. Los poderes públicos insisten en negar la voz al pueblo mientras se suceden todos estos escándalos. Deberían volver a pensárselo, porque incluso la paciencia de la ciudadanía —incluso de la española— tiene un límite. El vaso se va llenando y la gota que lo colme puede desencadenar una tormenta mucho más fuerte que un referéndum.

Juan Carlos I se fuga de España… pero aquí se quedan los medios de “información” que ocultaron la verdad a sabiendas, aquí se queda la Justicia que nunca hizo nada, consintió el saqueo y castigó el cuestionamiento de la corona, aquí se queda todo el empresariado que participo con él en el latrocinio, se queda la corte con sus bufones, lacayos y súbditos. Se va un ladrón, pero la corrupción real se queda. El rey Felipe VI, cómplice y facilitador de esta fuga, se queda… Pero a estas alturas ya nadie duda que esta monarquía corrupta tiene los días contados.

* Cristina Ridruejo es miembro de Mujeres X la República. Forma parte del colctivo LoQueSomos
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