Algunas de estas canciones serán familiares no obstante para los devotos de Zappa. “Chunga’s Revenge”, incluida en “Funky Nothingness” en tres versiones separadas, se reconfiguró como la canción principal de la continuación de “Hot Rats”, una versión de “I’m a Rollin’ Stone” del bluesman Lightnin Slim de la década de 1950 acabó transformada en el “Stink-Foot “ del álbum “Apostrophe” de 1974 y la canción de cierre de “Chunga’s Revenge” “Sharleena”
No es un plato válido para todos los paladares. Como la pintura abstracta, necesita un tiempo para acercarse a ella
Si en uno de los últimos artículos me hacia eco de nueva edición de más material inédito de Neil Young, hoy vuelvo sobre la misma temática y de nuevo en relación con un músico cuyos archivos parecen ser inagotables: Frank Zappa.
El patrimonio sonoro inédito del iconoclasta y revolucionario compositor, guitarrista y cantante se ha puesto en los últimos años en circulación comercial en tal cantidad que no resulta fácil hacer un seguimiento de los que merecen más atención. Vale la pena profundizar en la selección de sesiones de “Waka/Wazoo” de 2022 para “Waka/Jawaka” y “The Grand Wazoo” de 1972 o la edición del 50 aniversario de seis discos de su película “Gonzo” y la banda sonora de aquella maravillosa excentricidad llamada “200 Motels”. Por supuesto, los directos de mediados de los 70 de Pensilvania y Yugoslavia son piezas de obligada escucha y disfrute.
Bien, pues ahora todos los fanáticos pueden agregar a esta colección “Funky Nothingness”, el eslabón perdido entre “Hot Rats” (1969) y “Chunga’s Revenge” (1970). Uno de esos discos que circuló en diversas versiones en el mercado de las grabaciones piratas durante décadas y que recoge una extensa selección de grabaciones realizadas entre febrero y marzo de 1970 con el bajista Max Bennett, el batería Ansley Dunbar, el cantante y violinista Don “Sugarcane” Harris y el multiinstrumentista Ian Underwood, algunos de ellos pertenecientes a la banda que Zappa montó para “Hot Rats” tras disolver a The Mothers Of Invention. Este conjunto de tres discos nos muestra el proyecto originalmente concebido como la continuación de “Hot Rats”, antes de que nuestro siempre inquieto protagonista pasase a otra cosa.
Algunas de estas canciones serán familiares no obstante para los devotos de Zappa. “Chunga’s Revenge”, incluida en “Funky Nothingness” en tres versiones separadas, se reconfiguró como la canción principal de la continuación de “Hot Rats”, una versión de “I’m a Rollin’ Stone” del bluesman Lightnin Slim de la década de 1950 acabó transformada en el “Stink-Foot “ del álbum “Apostrophe” de 1974 y la canción de cierre de “Chunga’s Revenge” “Sharleena” aparece en una versión anterior de 12 minutos. Reseñable también la versión asistida por violín del corte doo-wop de 1954 de los Penguins “Love Will Make Your Mind Go Wild” y el experimento blues en los clásicos “Work With Me Annie” y “Annie Had a Baby”.
El disco uno nos presenta “el álbum”, es decir, la grabación original que en teoría habría sido editada en 1970 tras “Hot Rats”. Estos cortes, extraídos de las sesiones en el estudio del sótano de la casa de Zappa en Laurel Canyon y grabados en los Record Plant en Los Ángeles, comprenden los temas editados y/o mezclados por Zappa para un posible uso futuro. Los discos dos y tres consisten principalmente en tomas alternativas o sin editar del material del disco principal. Un “Transylvania Boogie” de muy larga duración, lanzado previamente en forma editada, resultó ser principalmente una mezcla larga y serpenteante con un solo de batería. Los hasta ahora indocumentados “Halos And Arrows” y “Moldred” resultan ser, respectivamente, una pieza exploratoria de overdubbings de guitarra –lo único que falta es Joni Mitchell en el micrófono- y una breve composición de Tommy/Vincent con bajo añadido.
Al escuchar el disco uno, resulta comprensible por qué Zappa sintió que no había material suficientemente válido para lanzar como disco en la primavera de 1970. Pocos de los instrumentales se acercan a la intensidad de los estallidos de creatividad de “Hot Rats”. Y evidentemente, “Funky Nothingness” no es “Peaches En Regalia”. Sin embargo, aquí hay suficiente material, al menos en potencia, como para imaginar que los Hot Rats como banda podrían haber llegado muy lejos si Zappa hubiera hecho una apuesta en firme por ellos. En cambio, el proyecto marcó su último compromiso con la interpretación virtuosa durante varios años. Para mayo del 70, Zappa había revivido The Mothers Of Invention y volvió a actuar regularmente. Probablemente, estaba preocupado por la mala acogida de ‘Hot Rats’ en Estados Unidos, donde fue eclipsado en cuanto a ventas por una colección de tomas descartadas de los Mothers Of Invention, ‘Burnt Weenie Sandwich’ y vio clara la necesidad de un giro en ese sentido.
Lo mejor de “Funky Nothingness” propiamente dicho son en cualquier caso los dos discos adicionales de sesiones inéditas y tomas descartadas, aquellas en las que Zappa y su banda tienen tiempo para regalarnos sus momentos de exhibición creativa oculta. Una “Khaki Sack” impulsada por el órgano de ocho minutos de duración, la versión de “Twinkle Tits” de 11 minutos y una versión sin editar de 15 minutos del solo de batería en dos partes de “The Clap”, originalmente de poco más de un minuto de duración en “Chunga’s Revenge”, por citar algunos ejemplos. E indudablemente la canción principal, la elección original de Zappa para la apertura de “Chunga’s Revenge”. Una toma descartada de finales de 1967, “Funky Nothingness” es un blues acústico estilo cobertizo del Delta, con Zappa gruñendo al unísono con sus líneas de guitarra a la manera de Johnny “Guitar” Watson. “Funky”, dice una voz mientras termina el boceto de una canción. Arte hecho carne.
Lo más improbable, ya que ese era el estilo de Zappa, fue lo que sucedió después: construyó la nueva imagen de los Mothers Of Invention en torno a Mark Volman y Howard Kaylan -alias Flo & Eddie-, quienes habían liderado The Turtles y que compartían la afición de Frank por el humor de mal gusto. Con toda su originalidad, Zappa también reflejó su época. “Funky Nothingness” también forma parte de eso, siendo en gran medida el puente entre la extravagancia de “Hot Rats” y el sonido más sólidamente arraigado del rock post-hippy que bien podría caracterizar “Chunga’s Revenge”. Diré más: creo que este álbum ahora redescubierto, es más una introducción, una precuela de “Chunga’s Revenge” que la continuación o la evolución de “Hot Rats”.
Evidentemente, no es música que pudiéramos definir como “comercial”. Zappa fue un experimentador que se movió siempre con un espíritu de vanguardia dentro de su peculiar concepción de la música, en la que cabía una sorprendente y al mismo tiempo fascinante zona de encuentro, cruce y fusión entre Stravinsky, Miles Davis o Cream, es decir, entre el jazz, la clásica y el rock. Por ello, Zappa no es un plato válido para todos los paladares. Como la pintura abstracta, necesita un tiempo para acercarse a ella y sentir como engancha y como la reflexión sobre su contenido lleva a verla con otros ojos. Este triple álbum, a pequeñas dosis, puede ser una introducción a Frank Zappa que de seguro cautivará a quienes emprendan el viaje.
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