Geopolítica y olimpismo: la incapacidad de Estados Unidos para asumir su decadencia
Pedro Barragán*
Durante los Juegos Olímpicos de París 2024 hemos asistido a una campaña sistemática de Estados Unidos contra los atletas chinos que no es sino el reconocimiento de la frustración norteamericana ante su propia decadencia. El declive prolongado de Estados Unidos en los podios olímpicos le lleva a relajar su control de dopajes y a alargar las acusaciones para desacreditar a los atletas de otros países.
El desencadenante de la farsa antidopaje organizada por Estados Unidos contra China ha sido su percepción de que China le arrebata su dominio histórico en deportes como la natación, donde China ha obtenido 12 oros, el doble de los de Tokio.
La intervención de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ha sido contundente ante los ataques norteamericanos contra los nadadores chinos y ha recibido totalmente el apoyo del COI. Ya antes de la inauguración de los Juegos de París, el jefe de la AMA, Witold Banka, señaló a Estados Unidos que las acusaciones infundadas de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) contra los atletas chinos están “motivadas políticamente” y “sesgadas contra China”. En respuesta, un grupo bipartidista de legisladores estadounidenses presentó un proyecto de ley que amenaza con recortar la financiación estadounidense para la AMA y la acusa de no investigar adecuadamente el presunto dopaje de los nadadores olímpicos chinos, según un informe de Reuters.
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, pidió el viernes a la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) que respete la autoridad suprema de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), al tiempo que enfatizó la plena confianza del COI en la AMA, según publica la prensa china.
Igualmente hemos podido conocer, a través de los medios chinos, que el 7 de agosto la AMA en un comunicado ha expuesto un “plan que permitió a los atletas estadounidenses que habían cometido violaciones de dopaje competir sin sanciones durante años”. La AMA señaló que “esta práctica es una flagrante violación del Código Mundial Antidopaje y de las propias regulaciones de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos”.
Frente a esta actitud norteamericana, estos días se ha publicado por Yuyuantantian un informe sobre la generalización del dopaje en Estados Unidos. “Los entrenadores juegan un papel crucial en esta área, particularmente en los equipos de natación juveniles, donde se sabe que administran analgésicos y otros medicamentos recetados en secreto bajo el pretexto de tratar lesiones”, indica el informe. “Para cuando los atletas estadounidenses llegan al escenario internacional, muchos ya son adictos”, añade. Se cita el caso del ciclista estadounidense Lance Armstrong, que admitió que el dopaje lo ayudó a ganar cada una de sus siete ediciones del Tour de Francia.
Para la mentalidad de los políticos norteamericanos el deporte es tan solo una herramienta geopolítica para atacar el poder blando de sus rivales políticos y demostrar la supremacía norteamericana.
Parece que los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028 comienzan calientes.
* Pedro Barragán es economista. Miembro de Cátedra China, temática que deja reflejada en su blog personal. Es editor de la web Archivo de la Transición.
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