Gobierno y grupos armados congoleses: un hilo de diálogo
Por Selodi Gasan Adie. LQSomos.
La República Democrática del Congo (RDC), uno de los países más ricos del mundo en términos de recursos naturales y que cuenta con más de 70 millones de habitantes, se debate en una situación de guerra civil que se remonta décadas en el tiempo y se extiende más allá de sus fronteras
Un frágil alto el fuego entra en vigor en la República Democrática del Congo al tiempo que las organizaciones locales piden a las fuerzas extranjeras que abandonen el país. El presidente de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, ha reiterado el compromiso “a apoyar este proceso de desarme y desmovilización”. El Gobierno de la RDC inició este lunes 28 de noviembre, la tercera ronda de diálogo con varios grupos rebeldes en la capital de Kenia bajo la coordinación de la Comunidad de África del Este (EAC).
Viaje en el tiempo…
El país -conocido como Zaire entre 1971 y 1997 durante la dictadura de Mobutu Sese Seko- es escenario de un conflicto armado cuyo origen está en el genocidio de Ruanda, en 1994. Tras la llegada al poder de los tutsis en aquel país, unos dos millones de refugiados hutu llegaron a la RDC, entre ellos miembros de las milicias interahamwe, grupos paramilitares sindicados como los mayores responsables de la matanza ruandesa.
En el exilio formaron las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que pelearon a favor de Mobutu durante la Primera Guerra Congoleña (1996-1997), que terminó con la caída del dictador. Sin embargo, luego se aliaron a la recién creada República Democrática durante la Segunda Guerra o el Genocidio Congoleño (1998-2003), producido tras la invasión de Ruanda y Burundi, que dejó un saldo de unos cuatro millones de muertos. El FDLR se mantuvo desde entonces dominando militarmente zonas del este del país, en una guerra de baja intensidad con picos de conflicto, no solo contra el gobierno central, sino contra algunos de los más de diez grupos armados que se encuentran activos en la RDC.
Luego de conseguir el desarme de uno de estos grupos, el Movimiento 23 de Marzo (M23), relacionado con la etnia tutsi que gobierna Ruanda, a fines de 2013, el gobierno liderado por Joseph Kabila encaró una ofensiva con vistas a eliminar definitivamente al FDLR…
Un frágil alto el fuego
El presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, destacó a través de una videoconferencia que el país reitera su compromiso “a apoyar este proceso de desarme y desmovilización”. En este sentido, el jefe de Estado apuntó que “la situación actual provocada por el M23 […] intentado sabotear estos esfuerzos de paz, no afectará este proceso”. Aunque por su parte lo rebeldes del grupo M23 han aceptado un acuerdo de alto el fuego condicional con el Ejército congoleño.
Los intensos combates que se han estado librando en el este de la RDC han desplazado a decenas de miles de personas en las últimas semanas. El acuerdo de alto el fuego fue negociado la semana pasada por los líderes de África Oriental, pero el grupo M23 no estuvo presente ya que el Gobierno congoleño se niega a mantener conversaciones directas con los rebeldes. La República Democrática del Congo acusa a Ruanda de respaldar a los combatientes del grupo M23. Las organizaciones locales también han rechazado las conversaciones y exigen que las fuerzas armadas extranjeras abandonen el país.
Al mismo tiempo, Tshisekedi precisó que la reinserción de los excombatientes “se hará con la lógica de la cohesión social dentro de las comunidades, pero no dentro de las Fuerzas Armadas de la RDC”.
Por su parte, el titular del Ejecutivo keniano, William Ruto, afirmó que “hemos tomado una posición decisiva como jefes de Estado de la EAC para hacer todo lo posible para encontrar una solución pacífica duradera a este conflicto, y me atrevo a decir que no cederemos”. En este sentido, el mandatario señaló que Nairobi ratifica “su apoyo inquebrantable a los esfuerzos que respaldan las soluciones diplomáticas y militares necesarias para la restauración efectiva de la paz y la estabilidad sostenibles en la RDC”.
A su vez, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, apuntó que el reciente resurgimiento del M23 “ha recibido mucha atención globalmente y esto ocurre junto a otros desafíos políticos y de seguridad sin resolver”. En consonancia, Kagame enfatizó en la necesidad de una voluntad política firme para aplicar el diálogo de Nairobi y la coordinación de la Unión Africana (UA) bajo el liderazgo del presidente angolano, João Lourenço.
Los últimos de la fila en el PNUD
Desde el asesinato del líder de su independencia, Patrice Lumumba, en 1961, la República Democrática del Congo vive en una situación de guerra permanente. Mientras grandes empresas negocian con los señores de la guerra y se reparten las enormes riquezas del país (cobalto, cobre, litio, árboles de la selva tropical…) los congoleños sufren la crisis humanitaria más grave de la actualidad. Más de cinco millones de muertos, tres millones y medio de desplazados internos y otros tantos refugiados son el saldo apenas parcial de un conflicto cuyo final todavía parece lejano.
La desestructuración social, la enorme extensión del territorio, la violencia asentada y endémica, la corrupción, décadas de guerra civil o enfrentamientos internos, guerras civiles de otros países llevadas a cabo en su territorio (hutus ruandeses contra tutsis), luchas por los ingentes recursos mineros que se esconden en el subsuelo, malas comunicaciones, un sistema de salud destruido, enfermedades epidémicas o infecciosas sin apenas recursos para enfrentarlas, corrupción, luchas tribales, etc. han llevado a este país a ocupar el puesto 176 en el Índice de Desarrollo Humano (PNUD -15 de diciembre de 2020-), uno de los peores del mundo.
– República Democrática del Congo – LoQueSomos
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