Guerra en Ucrania y golpe en Perú desafían la política exterior brasileña

Guerra en Ucrania y golpe en Perú desafían la política exterior brasileña

Por Jeferson Miola*. LQsomos.

En otro artículo memorable [24/2], el profesor José Luís Fiori enumera una serie de “declaraciones y comportamientos [de los aliados estadounidenses y europeos] que solo refuerzan la ‘narrativa’ de los rusos de que el conflicto en Ucrania comenzó mucho antes de la ‘invasión rusa’ del territorio ucraniano”.

El hito de este proceso fue el incumplimiento del compromiso estadounidense de no avanzar los dominios territoriales de la OTAN hacia Europa del Este tras el fin del Pacto de Varsovia y la disolución de la Unión Soviética. A juicio de Fiori, “fue exactamente a partir de ese momento que se sucedieron las cinco oleadas expansivas de la OTAN, que llegaron hasta las fronteras rusas de Georgia y Ucrania”.

“A un año del inicio de la invasión rusa, la guerra ahora es directa y explícitamente entre Rusia y Estados Unidos y sus aliados europeos, y todo indica que Estados Unidos ha decidido incrementar aún más su participación [militar] en el conflicto, ”, dice Fiore.

Como ha advertido en sus análisis, Fiori vuelve a subrayar que el campo de batalla en Ucrania es, en el fondo, parte de la competencia por el poder global entre las grandes potencias -“como siempre, de espaldas a todos y cada uno de los juicios éticos y críticos de la guerra misma, y ​​su inmenso desastre humano, social, económico y ecológico”.

La resolución de la Asamblea General de la ONU del 23/2, en este sentido, es un instrumento más de presión estadounidense en la escalada de la disputa por el poder mundial y cuyo efecto, en términos concretos, es perjudicial para la construcción de soluciones políticas y negociadas.

La resolución tiene un claro sesgo antirruso y pro-conflicto, tanto que se rechazaron dos enmiendas muy razonables sugeridas por Bielorrusia. Según un comunicado de la ONU , “el texto rechazado eliminó las disposiciones que culpaban a Rusia de iniciar el conflicto” y también proponía “la resolución pacífica del conflicto y la prohibición del suministro de armas a Ucrania”. Es precisamente a través del suministro de armas a Ucrania que EEUU y sus aliados promueven la guerra de poder contra Rusia.

A pesar del rechazo de las enmiendas propuestas, aun así, Brasil votó a favor de la resolución que, en la práctica, crea obstáculos a la paz y no contribuye a la resolución del conflicto. Cabe recordar que la posición de Brasil a favor de esta resolución es consistente con la posición del país desde el estallido del conflicto, hace exactamente un año.

Ocurre, sin embargo, que esa posición puede resultar contraproducente para la estrategia brasileña de viabilizar el “club de países por la paz” defendido por el presidente Lula.

O no, pero eso ocurriría en la lamentable hipótesis de que el voto alineado con EEUU sirviera de moneda de cambio para viabilizar la propuesta brasileña en detrimento de una composición con el plan de China, presentado hoy, con 12 propuestas de paz y que , no casualidad, fue sumariamente rechazado por la OTAN. El secretario general de la Organización, Jens Stoltenberg, fulminó la iniciativa: “China no tiene mucha credibilidad porque el país no condenó la invasión”.

La abstención de Brasil en compañía de los países BRICS, por otro lado, reflejaría una postura de imparcialidad crítica y capacidad de mediación en el conflicto. Y aumentaría la legitimidad del país para liderar, junto con otras naciones que no están involucradas en la guerra, el esfuerzo de negociación mundial para establecer la paz.

La política exterior activa y orgullosa tuvo bastante éxito durante el ciclo de gobiernos del PT en los primeros 15 años de este siglo. Sin embargo, en este período histórico de creciente impugnación del orden mundial euroamericano y de la disputa por un mundo multipolar, esta política enfrenta nuevos requerimientos.

Además de la guerra en Ucrania, la posición del gobierno brasileño en relación al golpe de Estado en Perú y el reconocimiento de la presidencia de Dina Boluarte, también desafía la política exterior brasileña en este nuevo ciclo histórico en el que el gobierno de Lula III se desarrolla.

* Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Otras notas del autor

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