Guerrilla viva: días de memoria, días de historia
Iñaki Alonso. LQSomos. Octubre 2014
A Pedro Peinado,
que estuvo sin estar,
estando siempre.
Tiempo de octubre con meteorologías caprichosas de amaneceres soleados, interrumpidos por lluvias que dan paso a fríos vientos.
Es tiempo de otoño, días de vendimia en los que año tras año, en un pequeño rincón de la serranía conquense se reivindica la Memoria histórica olvidada de éste país y se rinde homenaje a los guerrilleros que lucharon por nuestra libertad.
“Jornadas del Maquis en Sta. Cruz de Moya” y van quince.
Crónicas rurales de la guerrilla, germinadas al calor de la celebración del “Día del Guerrillero” y van veintiséis.
Día del Guerrillero surgido en la convergencia de diversas gentes de bien en los años ochenta, en el lugar donde ocurrieron algunos de los hechos históricos más tristes de la historia de nuestra resistencia, Cerro Moreno (1)
Suela de alpargata, que no se rendirá
ni por aguas heladas ni por noches de cristal.
Suela de alpargata, con ropa humedecida
Hay que cruzar el río antes que se haga de día.
En este cerro arrancan las Jornadas con el izado de la bandera que defendieron nuestros Maquis, la tricolor, la que surgió de las urnas y la democracia, la (i)legal.
Es viernes y ya en la tarde, se hace la presentación de las XV Jornadas del Maquis, indagando la verdad de nuestra historia, sigue una presentación literaria sobre guerra, postguerra y Maquis.
Después nos espera una charla en torno a “Desaparecidos”, en la que se cuentan varios casos que son y existen… todos queremos saber. Se recuerda también a los desaparecidos en el silencio, en la ocultación desde las mismas familias, que siendo no existen… Uno de los ponentes Felipe Moreno, nos cuenta la historia de Cipriano Martos (2) en los años setenta, estremecedora de por si, y que lucha por no ser olvidada.
La identidad de los pueblos es su memoria, mantener vivos los recuerdos, la historia, la memoria es enemiga del olvido.
Y donde acaba el primer día de la Jornadas, se abre la larga noche para saludar, recordar y platicar sin fin entre amigos, son buena gente al olvido de relojes y necesidades, entre cervezas y vinos ecológicos que tienen el sabor de la tierra.
Suela de alpargata, embistiendo la montaña
entre matorrales con las piernas arañadas.
Suela de alpargata, en las entrañas de la tierra
los que hablan en voz baja, los que hablan con las piedras.
Sábado, el día nos recibe con un radiante sol otoñal, y la “Gavilla Verde” nos regala un paseo por rincones y huertos de Sta. Cruz de Moya. Y ahí también aparece la historia, la memoria rural, las tradiciones, la autosuficiencia, épocas de intercambios y trueques, regadíos y cultivos, variedades, frutales, estaciones, huellas de suelas de alpargatas que recorrieron los caminos y senderos (3). Formas de vida que se resisten a morir, y compartir(las) hace que esté más vivas (impresionante Teo, gracias)
La tarde arranca pronto, siendo siempre el mismo tiempo-espacio, una novedosa mesa nos presenta “Canciones para una guerrilla”.
De manera ágil y cálida Marco A. de la Ossa nos introduce en el tema flanqueado por dos guerrilleros que están armados de voz y guitarra, le acompañan Xavier Sarriá (Obrint Pas) y Enrique Villaroel “Drogas” (Barricada). Y tenemos música, si música guerrillera, de recuerdo y de combate, poemas cargados de futuro, de ilusiones que pertenecen a este siglo XXI, y la música nos envuelve con la voz en directo de nuestros protagonistas.
Las Jornadas continúan con un homenaje a Domingo Blasco, fallecido este año y autor de: “El frente invisible”, de ediciones Silente.
La siguiente mesa versa sobre “El fin de la memoria viva”, la presenta Juanbe, enciclopédico gavillero de datos e historias del Maquis, está flanqueado por la parte académica, la de la esencia de las Jornadas, los historiadores, investigadores, receptores de datos orales, organizadores de documentos, buscadores de archivos, Salvador F. Cava y Benito Díaz. Nos hablan, cuentan, sitúan (leerlos, leer sus libros que existen, están, son la mejor introducción al mundo de la guerrilla)
La tarde va tocando a su fin, y como siempre se cierra con el acto de homenaje a los Guerriller@s, este año acuden más familiares, porque los guerrilleros ya no llenan la mesa como hace unos años, el reloj del tiempo se los ha ido llevando inexorablemente, con la paradoja de la “Marca España” de no ver cumplido su sueño de que algún Gobierno español reconociera la lucha contra Franco que llevaron a cabo los Maquis de aquí, ninguno lo hizo.
Los relatos de esta mesa que ya cierra el día, consiguen emocionar a los ponentes y a los oyentes, son esos momentos de sentimientos a flor de piel, pero también de rabia, que solo calman los interminables aplausos.
Gritos de salud con vasos en alto y vivas a la República, la noche nos traerá música y más pláticas, intercambio de direcciones de mails entre historias por descubrir, toma de teléfonos, permuta de redes sociales para afianzar las palabras, el contacto.
Suela de alpargata, el mundo siempre de frente.
Con el fusil a la espalda y la mochila preparada.
Suela de alpargata, plomo y persecución
de cerro en cerro van dejando su pellejo.
Un año más las jornadas han terminado, sabemos que todavía queda mucho por recorrer, pero lo vivido estos días nos confirma una vez más que estos encuentros siguen más vivos que nunca, y ahí queda el ingente trabajo voluntario de muchas mujeres y hombres, que desde hace quince años consiguen realizar año tras año “Las Jornadas”, y todavía nos queda el domingo con el “Homenaje a los Guerrilleros”
El domingo augura lluvia, como si quisiera ser una alegoría del primer sentimiento que nos envuelve en recuerdo de las ausencias de nuestros compañeros los “Maquis”, que otros años llenaban las primeras filas del acto en el cerro del monumento, aguantando estoicamente al sol.
A las 12, un año más el sol vuelve a brillar, y con fuerza, sobre el balcón de los Guerrilleros en Sta. Cruz, las banderas bailan mezclando colores al ir y venir de las gentes que se acercan al acto y se mezclan entre libros, chapas, documentos, panfletos, y productos de la tierra. Arriba en el escenario arrancan las palabras, las flores, la tierra de fosas comunes, los gritos del silencio, y después las palabras de uno de los pocos que quedan, con sus 92 años sube Martín Arnal Mur, guerrillero libertario, y nos cuenta parte de su vida desde la lucidez de ser un resistente… el frio del monte, dormir al raso, comer cuando se puede, beber lluvia. Viviendo traiciones, defendiendo utopías, luchando con el arma al hombro y con la palabra en un país lleno de sangre y terror. Y después la dura retirada, el exilio. Y de alguna manera nos sentimos compartiendo sus vivencias y sentimientos, y sus palabras nos envuelven en este paraje mágico de la memoria.
Suela de alpargata, por estrechos senderos
arrinconando el cansancio y empujando el viento.
Suela de alpargata enterrada con la sangre,
de los puntos de apoyo y de los enlaces.
La música, tan presente en estos días, pone el broche final a este homenaje, primero con la voz del cantautor valenciano Tomás de los Santos y después un entregado Enrique Villarroel cerrara el acto.
Unos quedan y otros parten, volvemos, continuamos, y la guerrilla sigue viva, está con nosotras en el día a día, frente a los desahucios, contra las privatizaciones de lo público, en la defensas de las libertades, en la necesaria disidencia militan l@s guerriller@s de 2014.
Suela de alpargata enterrada con la sangre,
de los puntos de apoyo y de los enlaces…
Notas:
1.- Cerro Moreno, 7 de noviembre de 1949
2.- Cipriano Martos in memoriam
3.- “Suela de alpargata” canción de Enrique Villarroel, escrita al calor de las conversaciones de Juan Montoro “Chaval”. La letra la reproducimos en cursiva en los diversos párrafos de esta nota.
* La Gavilla Verde
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