Ha muerto Mariano Lozano, un pintor de los de antes
Redacción. LQSomos
El sábado 24 de julio ha muerto Mariano Lozano, un pintor de los de antes, de los de siempre. Nació en Cuenca en 1942, y se formó como pintor a la antigua usanza, en el taller del pintor Raimundo Castro-Cires (1884-1970), que a su vez se había formado en el taller del pintor Antonio Muñoz Degrain (1840-1924).
Celebró su primera exposición en la Sala Minerva, del Círculo de Bellas Artes de Madrid, en 1962. A partir de entonces hizo diversas exposiciones en Cuenca, Valladolid, Asturias, Madrid, Alemania, Bélgica, Canadá… Con las galerías Ovidio y Cavecanem expuso varias veces en Arco.
Fue uno de los promotores de la serie de exposiciones colectivas en “Homenaje a las víctimas del franquismo y los luchadores por la libertad” celebradas en Madrid (1987), Valencia y Donosti (1988) y Sevilla (1989).
Formó parte con Patricia Gadea (1960-2006), Juan Ugalde y Dionisio Cañas del colectivo Estrujenbank. El comienzo de la década de los noventa resultó ser, contra todo pronóstico, un momento interesante para la reflexión social y política. En el terreno artístico surgieron en España algunos creadores y grupos claramente comprometidos que iniciaron nuevos enfoques y planteamientos. Estrujenbank (1989-1993) fue uno de los más activos en esos años. La editorial El Garaje Ediciones publicó en 2008 el libro “Tot Estrujenbank” donde se recoge la experiencia de este colectivo artístico.
Posteriormente Mariano Lozano participó en el “Colectivo de Artistas del Sur” (C.A.S.) y “54 cacereños y uno de Cuenca”, con los que realizó diversas exposiciones a partir del año 2004.
Para un mayor acercamiento a lo que Mariano Lozano pensaba y hacía, reproducimos a continuación unos extractos de la entrevista realizada por Pablo Mayoral, para la revista Libertad 7, en el verano de 1993:
“Hablar con Mariano Lozano se hace a veces difícil. Para él todo está claro y es simple, lleva pintando desde siempre y no le preocupa demasiado lo que se piense de él y de su pintura, pero analiza todo lo que pasa por él, sea de la vida, de la política, del arte, y tiene un profundo juicio de cada cosa. Pero no es fácil sacárselo, seguramente porque, en definitiva, es consecuente consigo mismo y no quiere darle ante los demás demasiada importancia a sus opiniones. Sin embargo, sus convicciones son firmes, tan firmes como esta: “No te preocupes, yo sé lo que valgo.”
“No hace mucho, uno de los críticos de arte de ABC arremetía contra ciertos pintores, entre los que se encontraba Mariano Lozano como integrante del grupo “Estrujenbank”, con estas frases: “A estas alturas, cuando han caído Honeccker, Ceaucescu y tantos de sus colegas se nos quiere vender la moto nada menos que del realismo social, un realismo social aggiornado en cuanto al lenguaje, pero tan pedagógico y tan demagógico y tan siniestro como los que le precedieron.”
P.M.: En realidad, ¿qué intentasteis con Estrujenbank?
M.L.: Hacer pintura de otra forma. Era un intento de acercarse a la estética popular, esa estética de convivencia popular, que está en los bares, en los centros de la juventud, en los centros de la tercera edad(*).
P.M.: ¿Porqué ese tipo de pintura le suena a subversiva a alguien como ese crítico de ABC?
M.L.: En primer lugar, hay que decir que ese señor comenta de oído, porque no asistió a ninguna de las exposiciones que realizamos. Así funciona este país, todo son comidillas. Toda persona que no se somete al poder es subversivo, porque va contra corrientes impuestas.
P.M.: ¿Es que da miedo la propia palabra “realismo social”?
Miedo da lo que no se puede comprender por desconocimiento. En el caso de este crítico podría decir que si una persona sólo entra en los bares de lujo y no pisa por los bares de Legazpi o Usera, por poner un ejemplo, poco puede conectar con el arte popular.
P.M.: Sin embargo, hay una confusión bastante extendida sobre el realismo, que en pintura lleva a contrasentidos evidentes, como que parezcan más reales las películas de dibujos animados –un cerdo y un pato que hablan– que imágenes tan expresivas como las del Guernica.
M.L.: Es cierto. En este cuadro mío de “Las Mercedes” pinto un sheriff con un colt del 45, al que dicho sea de p le he “partido la cara”; pues bien, esta imagen, como el 100 por 100 de las imágenes que nos ofrece esta sociedad, es abstracta, no ha existido más que en la ficción, en el cine. Y, sin embargo, se da como cosa tan cierta y existente como la virgen María.
P.M.: Pero el llamado realismo socialista es también una manipulación de la realidad.
M.L.: Yo no he visto que existiera en la URSS ni en otros lugares el llamado arte del realismo socialista. Sí existe el arte figurativo como forma de representación de la realidad objetiva y subjetiva. En la URSS, los distintos gobiernos dieron sus directrices, como por otra parte ocurre con todos los gobiernos, y usaron su propaganda, su política y su publicidad. Pero eso no quiere decir que todos los pintores en la URSS les hicieran caso y se sometieran a sus dictados.
P.M.: Pasando a otro tema, ¿qué es más interesante: favorecer que todo el mundo pueda acceder a la pintura o que se admire a unos cuantos elegidos?
M.L.: Lo importante es que todo el mundo pueda expresarse, que tenga libertad para ello. En las cuevas prehistóricas pintaba el que quería y con los medios que tenía a su alcance o que se buscaba. Fue después cuando vinieron las trabas y para poder pintar se exigía cierto conocimiento, era un jurado el que admitía al nuevo pintor. Tu fíjate cómo es la cosa, que ahora hay una industria del hobby que te crea, para su beneficio claro, los espacios socio-políticos-culturales-recreativos, ¡así pinta cualquiera!
P.M.: ¿Es el arte de la pintura un gran negocio?
M.L.: El arte no ha sido negocio nunca. El capitalismo sí ha sabido usar y beneficiarse del arte, con museos de pago, con la imposición de gustos y estéticas. Hoy, unos cuantos “Curatos” son los que deciden qué se va a comprar. De esta manera obligan a los jóvenes a realizar cierto tipo de pintura; en definitiva, ellos dominan los circuitos y medios de la producción artística.
P.M.: ¿Y qué puede hacer hoy un pintor revolucionario?
M.L.: Pintar, pintar, pintar y olvidarse de lo que te cuentan y de los ecos de sociedad.
De esta conversación y de otras muchas que hemos mantenido con Mariano Lozano, guardamos algunos sabios consejos, que dejamos aquí para quien le puedan ser de utilidad.
“A lo natural no llega nada, lo demás todo es ficción.”
“El color no se puede controlar, no se puede contar, existe y funciona por sí mismo.”
“Los cuadros no son para verlos por obligación todos los días en la pared de tu casa, se pueden tener guardados y “leerlos” cuando te apetece.”
“No se puede seguir a estas alturas del siglo XX considerando artista sólo al que pinta con un palo con pelos.”
“Tradición es lo que te imponen, revolución es lo que rompe con lo establecido.”
Nota:
* En su folleto “Los tigres se perfuman con dinamita”, Estrujenbank propone: Un paseo solitario por los suburbios, una taberna, un bar, donde se han colocado los objetos más ordinarios como si fueran obras de arte en un museo para borrachos.
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