Hace falta ser gilipollas

Hace falta ser gilipollas

Está agonizando el verano, cargadito como pocos de acontecimientos, y, entre las el devastador incendio de la Isla de La Gomera, la última caída del Rey nuestro señor, Julian Assange, asomado al balcón de la embajada ecuatoriana en Londres y defendiendo a ultranza la libertad de expresión, por encima de las “pasiones humanas”; la cara de memos que se les ha quedado a todos esos que nos metieron en este mercadillo del euro y de la OTAN y ahora comprueban que ya no hay nadie más dispuesto a seguir pagándoles sus fabulosos sueldos; me quedo con la foto de esa mujer llorando tras la irrupción en el súper de los compañeros del SAT, que salen por la puerta sin pagar el importe de la carga -talmente como las mujeres de la obra de Darío Fo, Aquí no paga nadie-.

Hombre, no digo yo que, en un gesto de elegancia, le debieras haber puesto a cada carrito un paquete de “friskies”, o un par de huevos “kinder”, ya sabes: para los niños, lo cual hubiese sido todo un detalle, pero, mujer, ponerse a llorar, después de intentar entorpecer el trabajo de aquellos tíos…

Y total, que digo yo, para evitar que se le lleven unos kilos de alimentos al señor Roig, que según veo obtiene unos beneficios anuales de 470 millones de euros (que no de reales ni de pesetas). Unos chícharos, unas latas de conservas, varias cajas de arroz, aceite, ¿leshe p’a los niños, fruta, verdura, que es muy buena y la recomiendan los médicos y los dietistas esos de la tele, camaradas?

Pero ¿por qué lloras, mujer?

Hace falta ser tontaelhaba. Si al menos hubiera sido suyo el género…

La foto en sí es de lo más lamentable. Más todavía si consideramos que esa misma mujer puede verse mañana en el semáforo de la esquina y con un pedazo de cartón donde todo el que pase pueda leer: SOY UNA MUJER EN PARO, CON CUATRO HIJOS Y SIN NINGUNA AYUDA SOCIAL. UNA AYUDA, POR EL AMOR DE DIOS, de esos que tanto vienen proliferando en la España del Pau Gassol y del  Rafa Nadal ese; o tal vez quemando neumáticos en el cruce de dos carreteras de esa Andalucía que nos quema tanto a todos, como el recuerdo de aquella obra de los años de la Transición, QUEJÍO.

Pero no, ahí está la pobre, todita compungida porque se le llevaron los carritos con el género, y sin pagar.

Ya tiene una razón más para sentirse cercana al Manolo Escobar ese del PP que tanto se dolía por que le “robaron el carro”, también a él, además de otras canciones de lo más “concienciadas”, mientras en su “querida España”, esa España que ellos tanto dicen amar, se ejecutaba a los jóvenes del 27 de septiembre y a  Salvador Puig Antich, por poner solo un par de ejemplos y para no extenderme.

Alguien debiera decirle a esta mocita (también al empleado de El Corte Inglés, y a los otros, tan enchaquetados ellos) que, mientras ella se cuida de que nadie se lleve de “su empresa” una libra de chocolate, al otro lado de esas puertas, más allá de sus narices:

– 40 millones de personas mueren anualmente de hambre en el Mundo

– 13 millones de niños mueren en el Mundo por desnutrición

– 850 millones de personas padecen hambre

– 20 millones de personas sobreviven con un dólar diario

– que, solo en la zona de la OCDE, se gastan 700.000 millones de dólares al año en armas

– que mientras ella cobra las arbejas o repone mercancía en las estanterías, 200.000 personas, entre ellas millares de mujeres, niños y ancianos, esperan en la Hamada argelina a que la ONU se digne hacer cumplir unos acuerdos para que los territorios del Sáhara les sean devueltos a sus auténticos propietarios, esto es, el pueblo saharaui

– que en tanto ella llora y se desconsuela ahí, el rey de España se va de putas, mientras el País se nos va por el desagüe

– solo en España, rozamos ya peligrosamente la cifra de 6.000.000 de parados

– decenas de miles de personas en el Mundo son sometidas a torturas y malos tratos que nada tienen que ver con el empujón del jornalero del SAT

– los gobiernos de 124 países practican la tortura, y en 94 de ellos tienen prisioneros de conciencia, de los cuales, 69 llevan a cabo ejecuciones

– que, en el Mundo, además de personas que muren asesinadas por proteger el medioambiente: los gorilas, los bosques, el agua etc. también son asesinados los sindicalistas, por defender los derechos de los trabajadores

– que estos sindicalistas, aquel activista de izquierdas que se mama asambleas, manifestaciones con hostias incluidas, también luchan por sus derechos y libertades, aunque ella no se entere

– que, hace muchos años, los militares, la Iglesia, los ricos de este país, se levantaron contra las libertades y contra los trabajadores, y que las gentes, hombres y mujeres, en lugar de ponerse a llorar, tomaron un arma para defender una Constitución y unas conquistas sociales que habían conquistado en las calles, como ahora.

– que además del salario, las superofertas, la paga de julio y la de Navidad, los superdetergentes, existe también la dignidad de las personas, que les impide mendigar o tomar un plato de comida del vecino; que además de ese jodido uniforme a rayas que os empequeñece un poco más, hubo un tipo que dijo un día: ¡trabajadores del Mundo, uníos!, y otro que afirmó que es mucho más grave fundar un banco que robarlo

– que además de Alcampo, Carrefour, Lidl, Mercadona, Hiperdino, Hipercor, IKEA, la FNAC, Mediamarkt y toda esa red de delincuentes que han contribuido a hacer desaparecer millones de negocios familiares en las ciudades, convirtiendo a millones de ciudadanos en esclavos suyos; además, conviviendo con el “libre mercado”, existe el despido libre, la empresa donde no existe la libertad sindical ni la mismísima libertad de expresión, que la mafia empresarial es el único agente regulador de los precios de los productos del mercado. Que además de los JJ.OO y Eurovisión, los carnavales y los sanfermines, existe Cáritas, las ETT, los ERE; que millares de personas se juegan la vida en barquichuelas para cruzar el océano y poder seguir subsistiendo aquí, donde se les margina, se les concentra en centros de internamiento, más dignos de una res lista para el matadero que para criaturas que precisan de la solidaridad de los pueblos; que, solo en España, en  solo un trimestre del 2011, se han producido en torno a 42.000 desahucios. Además de todo ese mundo de luces fosforescentes, de anaqueles repletos de alimentos y artículos varios, –mientras en otras partes del Planeta las criaturas se alimentan con tortitas hechas con arena-, a los cuales algunos ni llegan; que además de los putos esclavos en que quieren convertirnos, contemplando absurdas imágenes en tentadoras pantallas de plasma de tropecientas pulgadas, arrastrando carritos y bolsas de plástico de aquí para allá y ojeando catálogos de vistosos colores; jugando con alienantes maquinitas para el “desarrollo de la inteligencia”, talmente personajes de Un mundo feliz y de Fahrenheit 451, además, por encima de todo ese mundo artificial con que nos distraen mientras ellos diseñan guerras para apropiarse de los recursos naturales del Planeta, somos seres libres llamados a transformar este hermoso planeta en un hogar placentero para todos y cada uno de sus habitantes, sin clases sociales, sin ese empresario depredador o ese banquero que pueda decirte a ti o a cualquier otro: mañana ya no te necesitamos; sin distinción del color de su piel ni de sus orígenes.

Que, desde el pasado año, mientras tú y otras gentes como tú tal vez matabais el tedio ante las imágenes y los escándalos de Telecinco, o tal vez os adormecían con productos pseudoculturales, varios millones de ciudadanos se echaban a las calles y plazas de este devastado planeta -fiel reflejo de quienes lo administran, lo asolan con sus guerras y sus hambrunas- exigiendo de las clases dirigentes un cambio global, económico y filosófico, más hecho a la medida del hombre que a la medida de las ambiciones de quienes lo administran.

Dentro de algunos años, pude que ese empresario haya duplicado su fortuna. Pero también puede ser que, devorado por otro escualo más grande que él, desaparezca en el más triste de los anonimatos y dejando tras de sí una estela de deudas y de despidos –la ley de la selva es así-. Y a ti te quedará la triste memoria de haber entrado en la historia pequeña, plañidera de un sistema que se hunde a pedazos de día en día, solo que ahora un poco más pequeña tú, reducida en tu miseria a velar por los caudales de tu amo.

¿Sabes?, los trabajadores formamos una comunidad, una masonería, laica pero poderosa también. Y si le tocan a uno es como si nos golpearan a todos. Asesinan los dueños de la tierra a un campesino que quiere sembrar una tierra en Guatemala, y un tipo de Londres escribe un artículo y lo hace rodar por el Mundo, poniéndolo en boca de media Humanidad y movilizando conciencias. A eso se le llama “conciencia de clase”. Un fotógrafo es asesinado en Chile mientras fotografiaba a los soldados en el asedio del presidente constitucional, y, heridos en lo más profundo de su ser, los hombres y las mujeres decentes de este planeta se echan a la calle para condenar el fascismo. Una mujer es condenada a muerte por lapidación en Afganistán, y media humanidad se moviliza hasta conseguir salvar su vida. A todo esto se le llama “solidaridad” –no confundir con la caridad y otros “valores” de esta sociedad hipócrita-.

No conozco ni un solo poema dedicado a un empresario, pero son numerosos los poetas que escribieron y, aún, dieron sus vidas por el proletariado y sus justas reivindicaciones.

Si hay algo que me haga sentirme, no libre, ni importante; solo digno, es saberme parte de toda esa inmensa comunidad que es el proletariado. Pero no ya desde lo que poseo, tanto como por lo que deseo para los que nada tienen, y que, a veces, hasta la palabra les es negada.

Los sueños nos hacen libres. Y yo, con millones, sueño con un mundo libre: sin oprimidos ni opresores; sin perros policías a las puertas de los bancos y de los supermercados; sin oficinas de desempleo; sin centros donde se reparta la “sopa boba”; sin mujeres y hombres perseguidos por sus inclinaciones sexuales; sin “popes” políticos ni religiosos; sin hombres, en fin, que decidan donde y defendiendo qué, va a morir un hijo tuyo.

La próxima vez que veas a uno de los míos expropiando comida, guapita de cara, mira para otro lado.

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LQSRemix

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