Hacienda, un villano al servicio de los Borbones
“Detrás de cada gran gran fortuna siempre hay un crimen”
Honoré de Balzac
A Fabra cada dos por tres le toca la Lotería. A Díaz-Ferrán le sale negativa la declaración de la renta. Y a la Infanta Cristina, la misma Hacienda que prejuzgó su inocencia en el sumario Nóos asegura que las trece propiedades que aparecen en sus archivos es por error. Casualidades, rarezas y errores que los demás mortales no solemos cometer. Como el error del Rey de matar elefantes, osos borrachos y especies protegidas como deporte. O el otro error de instalar a su íntima amiga, la princesa alemana Corina, en una residencia del Patrimonio Nacional a costa del bolsillo de todos los españoles. Una “borbónica” cadena de errores, que demuestra que La Corona es la madre de todas las corrupciones. Porque la diosa Fortuna es adicta: siempre vuelve al lugar del crimen.
Este es el país de jauja para los ricos sin escrúpulos. Somos líderes en alta velocidad y campeones en baja estofa. Todo en las alturas conspira contra la mínima decencia. Las clases ociosas no solo viven a costa de la gente trabajadora. Además hacen ostentación de desvergonzado nepotismo. Nos chulean. Es la impostura que no cesa. La inmunidad legal de la que gozan les permite convertir su burocrático expolio en una de las bellas artes. En pleno periodo de declaración del IRPF -que como es público y notorio se nutre prácticamente del sudor de los asalariados-, nuevas hazañas de la calaña dirigente vienen a ratificar que la corrupción es la regla y no la excepción.
Tenemos al primer partido de la oposición y a sus acólitos sindicales, CCOO y UGT, con doble militancia o sin ella, metidos de hoz y coz en el pacto-trágala diseñado por el Rey con la troika expresidencial (Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero). Pero como para que la cosa no se desmande tienen que seguir en su papel de “disidentes por un día”, montan numeritos para consumo de los que aún creen en lo que aparece en la tele o lo que publica la prensa. Rubalcaba se hace la foto-poster con los de su fauna en plan crítico al tiempo que justifica su abrazo con el gobierno emulando a “la roja” (“El pacto con el PP es como el de Iniesta y Ramos por España”). Y Toxo y Méndez, por su lado, sacan a sus incondicionales a las calles en un amago de fuerza para distraer la atención de sus responsabilidades en la genuflexión de derechos y la corrupción (aquel consenso en la primera contrarreforma de las pensiones con Zapatero; el OK al informe-eutanasia de los expertos de Rajoy; sus oscuros manejos en la cúpula de Bankia o las extrañas donaciones del tiburón empresarial Villar Mir). Patético y pueril si no fuera porque nos va en ello la vida. Y encima dicen que lo hacen por nuestro bien. Porque quieren que la Comisión Europea cambie su rumbo (con el socialista pata negra Almunia al timón). Eso el duopolio sindical dominante. Y para forzar un acuerdo sobre “crecimiento y empleo juvenil” (sic) a nivel de la UE, los de Ferraz. Como si ese 60 por 100 de paro joven que nos convierte en estrellas mundiales del precariado basura hubiera sido un capricho de “los chicos del botellón”.
Pero lo de los bienes raíces (casas y fincas) de la Infanta, que Hacienda y el Catastro proclaman y la Casa Real y sus numerosos mariachis niegan, se sale del mapa. Después de que el propio Fisco afirmara que la hija del monarca no había cometido delito y de haber soportado al fiscal del caso Nóos, al abogado del Estado y a la propia acusación particular del Gobierno Balear salir en su defensa contra la pretensión de imputación hecha por el juez instructor, hete aquí que va el departamento del ministro Montoro y endosa a la señora de Urdangarín una patulea de propiedades que la interfecta niega. Como si se tratara de un episodio del mejor Macondo. ¿Hay quien entienda tamaño altruismo?.
Verde y en botella: un “infanticidio” a la remanguillé. Una mano inocente, pero con mando en plaza en eso de la ingeniera fiscal, debió incorporarlas en cuantía suficiente para cubrir con su presunta venta unos ingresos que de otra manera cantarían demasiado. Cuatro inscripciones registrales, otras tantas notariales, en tres lugares diferentes, sobre un total de 13 inmuebles, y hablan de error. El fallo existe, sin duda, pero está en orden inverso a lo que proclaman los consabidos chicos del coro. Se llama impunidad y matapobres. Sería la primera vez que en esta santa, católica, apostólica y monárquica España apareciera un funcionario cabal capaz de “contrastar” los datos fiscales de un miembro de la Casa Real. Lo que ellos digan va a misa. La transparencia es cosa de infelices. Por eso, enbobados en la confianza debida, se han enredado en sus propias mentiras. El apaño fue trajinar unos activos que justifican dineros sobrevenidos como para comprar el palacete de Pedralbes. Y el cristo no haber previsto la contingencia de que semejante treta saliera a la superficie “por casualidad”.
No es nada nuevo. Desde arriba se trastean bien los dineros ajenos. A ellos siempre les sonríe la fortuna. Al capo Fabra le toca casi siempre “el gordo”. Al mafioso Díaz-Ferrán Hacienda le sale a devolver.. Bárcenas se saca de la manga provechosas ventas de cuadros, una marchante extranjera y hasta un abogado invisible para excusar sus multimillonarias ganancias. Y hasta el Rey descubre de pronto que su traicionado padre le dejó una fortunita en Suiza libre de impuestos.
Pero el juego de “las propiedades taumatúrgicas”, descubierto de soslayo en la trama Nóos, no es nuevo en el ruedo ibétrco. Lo patentaron hace ya muchos años la Iglesia que no paga IBI y Repsol. Allá en los comienzos de la privatización de la petrolera, otra mano inocente se dedicó a suscribir acciones en su salida a bolsa a nombre de personas fallecidas, que “milagrosamente” habían presentado su DNI para la operación. Y es que en esta bendita España hasta de los muertos saca provecho la derecha.
Estamos en plena campaña de Declaración de la Renta. Por tando, seamos austeros consecuentes. Que nadie pique en la X de la Iglesia; se parece a la del GAL. También ha cometido un “infanticidio”. Su error fue atribuir recién nacidos a padres espúreos. Trono Altar. Lo llaman democracia y no lo es. Porque en cuanto se escruta mínimamente al poder, se comprueba que siguen tratándonos como súbditos en vez de como ciudadanos.