¿Es el Rey el elefante blanco de la trama Gürtel?
Cada día que pasa las sospechas sobre la monarquía como una insondable caja negra se acrecientan, mientras los agentes representativos del sistema (el duopolio dinástico hegemónico PP-PSOE y las centrales mayoritarias CCOO-UGT) miran para otro lado convertidos en sentidos cortesanos. Y no solo eso, cuando el hedor de la corrupción sitúa a la corona como posible epicentro de la trama, acuden presurosos a escenificar un gran pacto nacional como satélites de la Marca España.
Ya no es solo lo que consta en los autos del “caso Nóos, que afecta directamente a la Infanta Cristina, hija de Juan Carlos, y a su marido Iñaki Urdangarín. Un asunto de novela negra y opera bufa si no fuera porque ni en los relatos más escabrosos del género existen argumentos que liguen la utilización de un organización filantrópica y miembros de la realeza gobernante para desplumar a los ciudadanos. Y mucho menos que semejante expolio se perpetre cuando la mayoría de los españoles viven en situación de emergencia social y se haga con el beneplácito in vigilando de la fiscalía, la abogacía del Estado y la acusación del gobierno balear, que deberían ser los elementos más activos de apoyo a la investigación que, a trancas y barrancas, realiza el meritorio juez Castro. No, la Corona no está solo presente en la distancia en el affaire del dúo Cristina-Urdangarín. Recordemos que en la Zarzuela se realizó una entrevista clave para que la fundación Nóos obtuviera un contrato de la Generalitat Valenciana, con asistencia física de Francisco Camps y Rita Barbera. Encuentro que al parecer no figura en su libro de registros.
En ese contexto, conocemos ahora, gracias al trabajo del periodista Manuel Cerdán (que el resto de los grandes medios ignoran olímpicamente), que el contable suizo de la Gürtel, Arturo Fasana, manejaba una cuenta de nombre Soleado a través de la cual se recibían depósitos millonarios y se transferían importantes remesas de dinero a sociedades radicadas en paraísos fiscales. Lo curioso es que también este individuo tenía acceso libre a Zarzuela, a donde consta que acudió al menos en una ocasión en 2008 antes de entrevistarse en Madrid con Francisco Correa, capo de la red Gürtel-Bárcenas.
Pero esta visita, que por supuesto tampoco puede ser verificada por el velo de intransparencia de que disfruta la Casa Real, coincide en el tiempo con el asentamiento a la vera de Palacio de la princesa alemana Corinna, íntima amiga del monarca, en un edificio propiedad del Patrimonio Nacional anexo al recinto real, bajo la protección de los agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Otra coincidencia es que una de las sociedades que manejaba desde Ginebra Fasara, Rhone Gestión, era la que pagaba el alquiler del avión que utilizaban la princesa Corinna y el propio Rey en sus desplazamiento privados por aquí y por allá.
Y siguiendo la racha de coincidencias, la enigmática cuenta Soleado estaba abierta usando un DNI especial que solo conceden los servicios secretos españoles para sus agentes encubiertos. Otro DNI singular, como el de la Infanta Cristina que tanto ha dado que hablar. Agente secreto o delincuente de altos vuelos, lo cierto es que el tal Fasana parece pura dinamita, como sugiere el hecho de que cuando la policía que le interrogaba en su despacho intentó confiscar un dossier, se lo arrebatara a los investigadores allí desplazados en misión rogatoria advirtiéndoles: “Si les enseño esta carpeta, hunden España”. ¿España o la Marca España? Curiosamente este informe no llegó a ser incorporado al sumario Gürtel en la etapa del juez Pedreira porque fue traspapelado por las autoridades del ministerio del Interior del Gobierno Zapatero.
Y no acaban aquí las casualidades. Resulta que el tal Arturo Fasara, contable de Gürtel, el enigmático poseedor de un DNI para espías, también le llevaba los asuntos de semejante calibre económico a Gao Ping, el cerebro de la red de blanqueo que actuaba desde el polígono madrileño Cobo-Calleja, mecenas artístico y conocido del Rey, como atestiguan varias fotografiás que adornaban su despacho. Gao Ping, el rey Midas del “Todo a Cien”, con el que trajinaban tres primas y un sobrino de Juan Carlos (“familia lejana”, según Zarzuela), es otro privilegiado judicial. Se beneficio de una excarcelacion express debido a que el juez se había excedido en el tiempo máximo de detención. Cosas veredes.
DNIs que van y vienen. Enigmáticas princesas que hacen “servicios de Estado”. Delincuentes de cinco estrellas que ofician de espías o espías de delincuentes con protección del Estado (como Francisco Paesa en el “caso Roldán”). Unos servicios secretos pagados con el presupuesto nacional que parecen trabajar para la “casa de Borbón”. Y mientras se descubre que el Rey disfruta de una cuenta con millones de euros que le había dejado su padre y que Hacienda no controlaba (como las fincas de la Infanta), la casta dinástica imperante (partidos y sindicatos del sistema) en el rigodón de la corrupción. Había que ver a las altas esferas de la nación asistir al reciente homenaje al padre del Rey. Expresidentes de gobierno, presidentes del Congreso y del Senado, presidentes del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, en una escena que recuerda la genuflexión de la Marca España de 1808 en Bayona ante José Bonaparte mientras el país se desangraba.
Juego de tronos, juegos de patriotas