¿Es usted miembro de la clase obrera?
El concepto de clase social que utilizamos los marxistas tiene la pega de aparecer como un intento doctrinario para etiquetar las personas, independientemente de cuál sea su punto de vista.Pero no se trata de una elección arbitraria sino que se deriva del análisis de la realidad social.
Si nos atenemos a la definición de clase en su nivel más simple, llegamos a la conclusión de que las personas no se ubican en función de su grado de riqueza. Lo que la determina es su papel en el proceso de producción. Pero como veremos a continuación, el marxismo también considera que la ubicación tiene mucho que ver con la riqueza que cada persona posee.
La base de toda sociedad es, ciertamente, la forma como sus miembros organizan la producción de riqueza. Es evidente que la gente no puede vivir del aire y que las cosas que necesitamos deben ser producida previamente. Cuando un grupo social se apropia de una parte de la riqueza producida por los otros, entonces podemos hablar de una sociedad de clases.
Bajo el capitalismo esta apropiación se consigue gracias al control sobre los medios de producción. Se puede decir que la clase que dispone de este control disfruta de una situación privilegiada. Este control por parte de una minoritaria, también implica el no control de los medios de producción para el resto de la sociedad y la coloca en la posición de clase dominada. El control y la exclusión, que como veremos, se sustentan sobre la posesión de una parte de la riqueza en manos de unos pocos, en último extremo sólo se pueden prologar gracias a la fuerza física. Por esta razón, el Estado lleva a cabo una función que propicia la división de la sociedad en clases y garantiza su perpetuación.
Por tanto, aunque la ubicación de clase depende del papel en el proceso de producción, también tiene mucho que ver con los niveles de riqueza de cada uno. Si usted no dispone de la riqueza suficiente para poder vivir sin trabajar, entonces, es miembro de la clase obrera. No importa si usted trabaja con un mono azul o con traje y corbata, si cada día usted se desplaza a una obra o si se sienta delante de un PC. Si la única manera que usted tiene para mantenerse a sí mismo y su familia es trabajar para otros, entonces es un obrero. Además, para pertenecer a la clase obrera, incluso no es necesario estar trabajando. El paro es una condición en la que a menudo nos vemos abocados los trabajadores, pero ello no conlleva una modificación de nuestra condición social.
Los miembros de la clase obrera, por lo tanto, somos aquellos que trabajamos para poder vivir. Los capitalistas, en cambio, viven gracias a la explotación de los trabajadores. De aquí procede su riqueza. Una riqueza que en el pasado los capitalistas destinaron a controlar el proceso de producción y quieren hacerlo de nuevo en un futuro.
La ubicación en una u otra clase, provoca una colisión de intereses: bajo la amenaza de la aniquilación a consecuencia de la actividad de sus competidores en el mercado capitalista, cada capitalista, a título individual, se ve obligado a exprimir a sus trabajadores y obtener mayores niveles de productividad. Por el contrario, la clase obrera, si quiere proteger o mejorar su nivel de vida, no le queda más remedio que luchar, pero a la vez, cada trabajador sabe que su destino inmediato está irremediablemente unido al de su explotador: cuando el capitalista se arruina el trabajador pierde su empleo.
Los intereses de clase también determinan la conducta del poder gubernamental. Un gobierno de un país capitalista no tiene más remedio que gestionar el capitalismo, y el capitalismo sólo puede ser gestionado en interés de la clase capitalista.
En un nivel muy simplista, podríamos decir que el capitalista es la persona que utiliza dinero para obtener un beneficio y entonces este dinero toma la forma de capital. Después, el capital toma la forma de bienes, equipo, maquinaria, inversión o especulación. Finalmente, gracias al proceso productivo, el capitalista obtiene unas mercancías que vende en el mercado. Pero para poder efectuar estas operaciones, el capitalista debe emplear a miembros de la clase obrera. Los explota para poder aumentar el capital original y así puede vivir a costa de los demás y al mismo tiempo se va enriqueciendo. Esto, evidentemente, sólo se puede hacer mientras los trabajadores, a sabiendas o sin saberlo, se vean en la obligación de aceptar su condición de explotados.