In Memoriam Big Floyd
Tomás F. Ruiz. LQS. Junio 2020
El ciudadano negro asesinado por policías
Big Floyd se había movido a Minneapolis para conseguir una vida mejor para él y para toda su familia: murió a manos de cuatro policías desalmados que dicen que lo confundieron con un falsificador, pero que en realidad lo escogieron por ser negro. Big Floyd había trabajado como camionero y como vigilante de seguridad en Minneapolis, no era en absoluto un delincuente sino todo lo contrario, un trabajador puntual y un ciudadano siempre dispuesto a ayudar a los demás. Cuatro cobardes sicarios, llevando el uniforme de policía de Minneapolis, lo sacaron de su coche y lo estrangularon fríamente contra el pavimento.
Big Floyd fue esposado, tirado al suelo y su cuello aplastado por un policía que escuchaba perfectamente los gritos de su víctima, implorándole que le dejara respirar. El policía no paró hasta que Big Floyd murió estrangulado; no llevaba armas, no opuso resistencia a la autoridad, no pretendió escapar en ningún momento… Se dejó asesinar por cuatro criminales racistas que trabajan para la Policía de Minneapolis.
Big Floyd fue asesinado por ser negro y porque los cuatro criminales que lo mataron gozan de impunidad para cometer todo tipo de atrocidades contra la población de color en USA. El propio presidente de EE.UU, con sus frecuentes comentarios racistas, avala la impunidad de la policía para asesinar a cuantos negros quieran.
A los policías asesinos de Big Floyd ya les habían impuesto condecoraciones; sus jefes declararán -en la farsa de juicio que se celebrará- que siempre habían sido unos policías ejemplares, amantes del orden y la disciplina. Sin ninguna duda, serán condenados a penas benévolas… No se puede privar a los cerdos policías de USA (pigs policemen los llama la gente) de su arraigada costumbre confederal de abusar, apalear e incluso matar de vez en cuando algún ciudadano negro. Como buenos creyentes que son, los policías norteamericanos adoran a su dios blanco, que los ha hecho superiores a los negros; van los domingos a misa y cantan salmos donde se ensalza la esclavitud y se reafirma la supremacía blanca sobre cualquier otra raza.
Donald Trump ha amenazado ya con enviar allí a la Guardia Nacional (su particular Gestapo aria) y disparar sin miramientos contra toda la población indignada que salga a las calles. El Ku Kus Klan aplaude esas masacres.
A veces me pregunto cómo la raza negra ha sido capaz de soportar tantas vejaciones por parte de la “supremacía blanca”, cómo ha logrado, si no perdonar, lograr olvidar tantas y tan inhumanas atrocidades como la raza blanca, la “civilización occidental”, ha cometido contra ellos a lo largo de la historia: secuestrados de sus hogares en África, sometidos, a todo tipo de crueles torturas, a castigos inhumanos, a latigazos, a violaciones de niñas y mujeres…
En momentos así, ya no es que me avergüence de pertenecer a una civilización blanca, degenerada y demente, que sigue golpeando y asesinando negros como si de esclavos se tratara. En momentos así comprendo lo necesaria que es una reacción inmediata y contundente por parte de la raza negra como la que ahora se ha desatado. Si las revueltas logran mantenerse y Trump cumple con sus amenazas de enviar al ejército, la sublevación se extenderá por todo el país y toda la nación arderá en llamas hasta que el presidente dimita.
La resurrección del Black Panther y la insurrección popular se imponen en toda EE.UU como única vía para acabar con la nación nazi, criminal y racista en la que se ha convertido Estados Unidos.
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