Iñaki Alrui entrevistado por Nueva Revolución

Por Jorge Izquierdo*. LQSomos.

Si cierras los ojos y escuchas la entrevista que Nueva Revolución hace a Iñaki Alrui en su canal de Youtube, puedes escuchar a dos jóvenes hablando sobre política, activismo y mil cosas más. Solamente cuando aparecen palabras como “primeras luchas” y “fin de la dictadura” decides entonces concentrar toda tu atención. Abres los ojos y descubres lo engañado que estabas. Ama el arte, de todas las mentiras es la menos falaz de todas decía Gustave Flaubert. Y decía bien, hasta una entrevista de más de treinta minutos, y cara a cara, puede llevar a engaño. El joven entrevistador de Nueva Revolución luce una camiseta de un equipo de futbol que a simple vista puede ser la de alguna escuadra italiana. Esto es, un tiffosi entrevistando a un señor de rostro bondadoso que parece querer presumir de canas vistiendo una larga y frondosa barba blanca. Pero la camiseta, roja, verde y blanca, es ni más menos que de un equipo de fútbol palestino. El entrevistado, Iñaki, habla de de luchas sindicales, de activismo, de despertar y lo hace con una mirada limpia y risueña. Una mirada que solo se tuerce, un segundo, dos segundos, cuando rememora su temprana salida de la escuela para entrar en el mundo laboral en plena transición de la infancia a la adolescencia.

Les apparences peuvent être trompeuses, las apariencias pueden engañar. Y el aforismo se cumple a la perfección cuando ves y escuchas a Iñaki. Un señor de sesenta años que sin una cana de presumido habla abirtamente de “cambiar el Mundo”. De esta forma la entrevista, que en su entradilla prepara al lector para entrevistar a un veterano ativista “seguimos dando voz a quienes han tenido una vida de lucha y han sufrido la represión por ello” se convierte como por arte de magia en el testimonio de la esperanza, de la juventud eterna. Escucho a Iñaki y pienso en los engañados, no en los engañados por el Capital. En aquellos engañados que creen que la utopía y la fuerza de los ideales son propiedad, y además privada, de los jóvenes.

En el año 2013, Cristina Morales publicó Los combatientes, (Caballo de Troya. 2013). La novela está protagonizada por los actores de una compañía de teatro universitario. Tras las barricadas de la reflexión acerca de la realidad y la representación y dos años después del 15M, Morales pone en boca de sus personajes no el discurso libertario e indignado de los jóvenes del siglo XXI, sino el ideario de la Falange al transcribir intencionadamente un trozo del discurso de Ramiro Ledesma, fundador de las JONS. Para la prensa conservadora y liberal Morales deslizó una crítica demoledora al discurso quicemayista. Una parte de la izquierda casi se cree el discurso de Ledesma (y ojo, hablamos de falangistas). La otra parte no se leyó el libro hasta que fue publicado por Anagrama en 2020 y Cristina era ya la flamante Premio Nacional de Narrativa.

Bien. Al grano. Pues mientras Cristina Morales publicaba Los combatientes (parece ser que el título hace referencia a aquellos que juegan a la comba) Iñaki ajeno a los engaños literarios Los combatientes y de la vida. Y de la política. Iñaki digo, continuaba su labor incansable en Loquesomos.org, participa en la creación de Madrileñ@s por el Derecho a Decidir, y Acercar-Convivir, las dos iniciativas solidarias con Catalunya o Euskadi, intentando crear debate y reflexión en Madrid. Como le sobraba tiempo y para contradecir a Cristina Morales que consideraba que el 15M “bajo una apariencia revolucionaria, no era sino pienso para el sistema” se lió la manta a la cabeza en El Garaje Ediciones y comenzó a seguir los pasos de la ‘La Comuna’, asociación de presxs y represaliadxs del franquismo. Pas mal.

Y es que aunque en este mundo infiel nada es verdad ni mentira: la lucha de clases existe, el movimiento vecinal también y la revolución de la ilusión no tiene edad ni momento.

Termino, os dejo con la entrevista. Cerrad los ojos…