Indignarse no es suficiente
Ernesto Rodrigo. LQSomos. Octubre 2015
Cavilación del que no fue un “Juicio de Faltas a policías por agresiones”
El juicio contra la policía por agresión y lesiones, ocasionadas en la encerrona de Zapadores en la Primavera Valenciana… no llegó a celebrarse, porque esta vez el Sistema, utilizó nuestros valores de solidaridad, apoyo mutuo y compromiso, contra nosotr@s.
Después de tres largos años y medio, por fin llegaba el momento con el que tantas veces había soñado: ¡verlos sentados en el banquillo de los acusados! Y los teníamos bien cogidos, con suficientes pruebas documentales irrefutables, por las que podían ser condenados… pero no fue así.
A las puertas de la sala, justo antes de entrar y dar comienzo la vista, el abogado del Estado… nos ofreció un trato: Si yo retiraba los cargos contra los dos policías que me agredieron y lesionaron, retiraban los cargos contra el resto de compañeros que iban a ser juzgados por “supuestas” agresiones y lesiones. Eso no me lo esperaba.
Esperaba el acoso del fiscal y del abogado del Estado tratando de justificar la actuación policial, por la supuesta ilegalidad de la concentración, pero no me podía haber imaginado que los tuviéramos tan pillados, que llegasen al extremo de retirar las denuncias contra cinco compañeros de calabozo a cambio de no verse sentados en el banquillo y probablemente condenados. Tenían miedo. Les daba igual retirar sus denuncias, pero una condena por agresiones y lesiones contra dos de los muchos policías que nos apalearon en la Primavera Valenciana, no querían verlo ¡ni en pintura!
Parte de los compañeros denunciados querían seguir adelante, pero aquellos que más faltas tenían, no.
¡Que mierda más grande! Estábamos todas las partes, incluso un pequeño grupo de apoyo, pero demasiado pequeño como para que los compañeros denunciados -dos de ellos por agresiones y lesiones- sacasen fuerzas para seguir con el juicio. Así que no tuve opción y retiré la denuncia para que mis compañeros -casi desconocidos- se vieran libres de cargos. Y me sentía fatal, y aún me siento fatal, porque por una vez íbamos a estampar a estos delincuentes de azul, contra el muro de la Justicia y yo decidí no hacerlo.
No deseo que nadie se vea en esa tesitura a contra reloj y tampoco pretendo que entendáis nada, tan solo comparto algo que no tenía que haber sucedido y que estoy convencido que si tan sólo un 1% de las más de 150.000 personas que tras cinco días de intolerable represión salimos a la calle para gritar ¡BASTA!, hubieran acompañado, es posible que las cosas hubieran sido de otra manera.
Y hoy la Justicia sigue ausente, quizás buscando un espacio donde caminar con dignidad, porque aquí, no se la defiende, y así nos va.
Aunque nos cubran de sal, de una manera u otra, seguiremos peleando, defendiendo, aquello por lo que existimos.
Ni olvido, ni perdón.
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