John Lennon, mucho más allá de los lugares comunes
Mariano Muniesa*. LQS. Diciembre 2020
Mi intención, simplemente recordar a un músico genial, que como todos los genios, era también contradictorio, controvertido y polifacético
Yo llevaba apenas unos pocos meses viviendo en Madrid y me enteré de la noticia al volver del colegio, hacia las 19,00 de la tarde del 9 de diciembre de 1980. Obviamente, todo el mundo ya conocía el trágico suceso, pero -obvio es decirlo- la telefonía móvil y los servicios de mensajería instantánea no existían en 1980 ni en la imaginación de los más visionarios autores de ciencia-ficción, y de haber existido, con toda seguridad no habrían estado al alcance de un chaval de trece años en un oscuro colegio de curas. Para mí, la noticia de que un enfermo mental había asesinado a John Lennon llegó a través de un locutor, cuyo nombre no recuerdo desgraciadamente, de Radio Juventud de Madrid FM, mientras sonaban constantemente canciones de los Beatles. Más tarde, antes de cenar, el telediario de las nueve de la noche de la Primera cadena -actualmente TVE 1- ampliaba los pormenores de la noticia con una entrevista grabada a Joaquín Luqui, el mítico locutor de los 40 Principales en los estudios de la cadena SER en la Gran Vía de Madrid.
Como en otras ocasiones, por un lado es inevitable en los aniversarios de la muerte del gran genio Lennon hacer algún tipo de recordatorio acerca de la efeméride de la que el año próximo se cumplirán 40 años, pero por otro, en modo alguno quiero caer en los tópicos, lugares comunes y obviedades que se llevan repitiendo desde 1980 a la hora de referirse al gran músico, artista y creador. John Lennon fue y es, por supuesto, los Beatles, “Imagine”, Yoko Ono, “Working Class Hero”, “Give Peace A Chance”, la guerra sucia de Nixon para expulsarle de Estados Unidos y la esquina del edificio Dakota frente a Central Park en Nueva York, pero como estoy convencido de que ustedes habrán leído ya miles de veces acerca de todo ello, hoy querría aproximarme a otras facetas de John Lennon, con toda seguridad menos conocidas y que entiendo que merecen ser reivindicadas. Más concretamente en algunas de las que han tenido que ver con nuestro país.
La primera de ella, indudablemente es el cine. Al margen de las películas con los Beatles, donde dejaría su mejor impronta como actor sería en una de las más brillantes aunque menos conocidas producciones del free cinema inglés a las órdenes de Richard Lester, quien había sido precisamente el director de aquellas primigenias películas de los Beatles: “How I Won The War”, una excelente y surrealista película con un trasfondo profundamente anti-belicista sobre las desventuras de una perdularia compañía del ejército británico en el norte de África durante la segunda guerra mundial. Esta cinta, en la cual John Lennon encarnaba al personaje de Private Gripweed, se rodó íntegramente entre el 19 de septiembre y el 9 de noviembre de 1966 en Almería, un periodo de tiempo que según propia confesión, le resultó extraordinariamente productivo en cuanto a pensar, reflexionar y meditar acerca de su futuro personal y profesional, los Beatles y mil cosas más, además de escribir allí una de las canciones mas celebradas de la historia de la banda de Liverpool: “Strawberry Fields Forever”.
“Dick Lester me ofreció el papel de Gripweed en esta película, idea que me gustó porque me daba tiempo para pensar y escribir fuera de mi ambiente y de la presión habitual, sobre todo después de haber terminado la que fue la última gira de conciertos de los Beatles en agosto”. –declaró Lennon en la entrevista que concedió al escritor David Sheff para su libro “All We Are Saying”- “Estábamos en Almería, y me llevó seis semanas escribir la canción. Como sabe todo aquel que haya participado en el rodaje de una película, hay muchísimas horas muertas que yo aproveché para pensar mucho sobre el futuro y para escribir “Strawberry Fields Forever”. Debo tener todavía una cinta con la grabación original en algún lugar, con la primera versión previa a convertirse en la canción psicodélica que apareció después en disco”.
En torno a toda esta experiencia se dio forma a una de las mejores películas que se han hecho en la historia del cine español contemporáneo: “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, una preciosa historia a medio camino entre la road-movie y el homenaje a un anónimo luchador como fue el profesor de inglés Juan Carrión Gañán, apasionado fan de los Beatles, quien enterado de que John Lennon estaba en Almería rodando la antedicha película, viajó a Almería en 1966 para intentar encontrarse personalmente con él. Esta obra maestra dirigida por David Trueba, que combina imágenes originales de la cinta de Lester con material del propio archivo oficial de los Beatles y del propio Lennon durante el rodaje, cuenta con la genial interpretación de actores como Javier Cámara, Natalia de Molina o Ramón Fontseré y que a mi parecer muy justificadamente, se llevó ocho premios Goya en su edición de 2014. En estos próximos días de puentes y vacaciones navideñas, entiendo que puede ser una magnífica recomendación para ver en una de esas tardes invernales entre nochebuena y fin de año.
Más allá del celuloide, las experiencias y la canción creada en Almería por John Lennon en 1966 fueron la inspiración de una de las mejores novelas de uno de los escritores más grandes de la historia de la literatura española contemporánea, Jordi Sierra i Fabra, quien además de novelista fue durante años el primer gran historiador del rock en castellano, periodista musical de referencia absoluta en la década de los 70, autor de numerosas biografías de grupos como los Rolling Stones, Pink Floyd, Led Zeppelin, los Who o el propio Lennon, y -permítanme reconocerlo orgullosamente- uno de mis más admirados maestros. Mi apreciado Jordi publicó en 1997 una de sus novelas de mayor impacto y éxito comercial, “Campos de Fresas”, traducción de la canción que ya se imaginan, entendido el “campo de fresas” como ese espacio de evasión, de huida de la realidad, de mundo paralelo que pueden ofrecer las drogas en situaciones difíciles. Novela policiaca que entra en terrenos que no han dejado de ser tabúes sociales como la depresión, la bulimia o las propias drogas, es uno de los textos que han encumbrado a Jordi Sierra i Fabra como uno de los narradores más brillantes de la literatura en castellano y catalán de nuestro tiempo.
Me temo que estoy aproximándome inexorablemente al límite de caracteres del que dispongo para estos “Papeles del Rock”, y lo celebro, porque si hablamos más de John Lennon y España, tendría que referirme al desagradable affaire de Mallorca de 1971, en donde John fue detenido acusado del secuestro de Kyoko, hija de una anterior relación de Yoko Ono a la que fueron a buscar o de las batallitas de los Beatles en Madrid y Barcelona de 1965, lo cual no era mi intención. Mi intención, simplemente recordar a un músico genial, que como todos los genios, era también contradictorio, controvertido y polifacético. Y que tal día como un 9 de diciembre de 1980 murió, a manos de un descerebrado del que aún se sospecha que no actuó solo…
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– LoQueSomos en Red
* Nota original del diario “La Región”
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