La automatización 4.0
Por Luis Colín*. LQSomos.
La automatización es la eliminación total o parcial de la intervención humana en la ejecución de un trabajo. Las primeras formas tuvieron lugar en las revoluciones industriales anteriores, la automatización 1.0, con el nacimiento de la industria (máquinas de vapor 1760) y mucho más tarde la automatización 2.0, la cadena de montaje (Fordismo 1910)
Hoy es posible hablar de automatización electrónica 3.0 gracias al desarrollo tecnológico de las economías, especialmente las maduras (Computadoras 1970). Las innovaciones han aportado beneficios como el crecimiento de la rentabilidad y la productividad de las empresas. Sin embargo, la introducción de nuevas tecnologías va acompañada de trastornos esenciales en el mercado laboral. Algunos estudios proyectan que la nueva ola de desarrollo tecnológico acabará desplazando a muchos trabajadores de la vida productiva. Aunque aún se desconocen los efectos sobre la economía y la sociedad, estas tendencias pueden generar desigualdades más importantes en el mercado laboral.
Las primeras formas de la nueva automatización 4.0 se hicieron visibles con la robótica industrial de la década de los ochenta del siglo XX, en la industria automotriz en Estados Unidos y Japón. Algunas empresas como General Motors invirtieron grandes montos de capital para automatizar sus actividades, pero no eran rentables por el alto costo y la poca eficiencia de la tecnología en comparación con la mano de obra. Desde entonces, las funciones que puede realizar un robot industrial han mejorado notablemente y, según McKinsey & Company, su costo se ha reducido a la mitad desde 1990. Esto ha hecho posible que en la segunda década del siglo XXI la instalación de robots industriales se triplicara y llegara a industrias que eran intensivas en mano de obra, como la textil, además de que ha pasado de ser un proceso observado en las grandes empresas a estar disponible para pequeñas y medianas.
Los países que lideran la automatización industrial son los países desarrollados puesto que tienen más recursos y un ambiente económico propicio para el desarrollo tecnológico, pero también porque son los países con los salarios más altos del mundo, y en el marco de un mercado globalizado, estimulan la robotización como forma de reducción de costos. Los países en vías de desarrollo como los de América Latina no tienen grandes estímulos para sustituir mano de obra por capital, ni siquiera en México, el país más robotizado de la región, como se ve en gráfico. Esto ha hecho que las industrias comiencen al desplazar trabajadores: en promedio, el empleo en la industria ha decrecido 0.5% anual desde 2008 en los países de la OCDE y ha aumentado la productividad del trabajo.
La robótica industrial no es la única forma de automatizar el trabajo. El nuevo desarrollo tecnológico ha conseguido conjugar la automatización con la inteligencia artificial (IA) y la digitalización. La digitalización se refiere al uso de las tecnologías para convertir datos y procesos a un formato digital, y la IA es el desarrollo de algoritmos que permiten que una computadora pueda “aprender y adaptarse” a su entorno. Estas tecnologías combinadas permiten un nivel de automatización aun mayor al ser capaz de realizar actividades fuera del ámbito industrial.
En las dos primeras décadas del siglo XXI la automatización ha permeado en los servicios, sobre todo en aquellos empleos repetitivos y mecánicos, como los operadores telefónicos, servicios administrativos e incluso asistentes legales, es decir, trabajos de baja calificación. Sin embargo, algunos estudios esperan que en los próximos años comiencen a desaparecer trabajos que requieren un poco más de calificación en el comercio al mayoreo, menudeo, la gerencia e incluso en algunas tareas de enfermería, por mencionar algunos. Más aun, gracias a la IA es posible llegar a automatizar tareas realizadas por empleados de “cuello blanco” como el trading y la banca. A largo plazo esta tendencia podría ser preocupante ya que, por ejemplo, más del 80% de los empleados en EEUU pertenecen a estas ramas.
El nuevo desarrollo tecnológico también ha creado empleos, sobre todo en los sectores de la información y la informática que son de mayor calificación y por tanto tienen salarios más altos. La mayoría de éstos requiere de un mayor conocimiento en las tecnologías digitales. La cuestión es que muchos de estos empleos son susceptibles a caer en las “formas no convencionales” de las relaciones laborales, como el outsourcing y la uberización, que significan, en última instancia, una degradación de las condiciones de trabajo al no contar con protección social, el traspaso de ciertos costos a los trabajadores o estar propenso a espirales descendentes de salarios. Un artículo de 2022 de la OIT considera que gran parte de este tipo de trabajos son una extensión de la informalidad.
Para países en vías de desarrollo como en América Latina, el futuro es que la automatización tienda a destruir empleos formales, lo que podría acrecentar el problema existente de informalidad en la región mencionado en notas anteriores. Además, puede provocar una mayor desigualdad del ingreso que es parte de las protestas sociales de estos países.
* En OBELA
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