La civilización agarrotada
El primate reptó por el fango, trepó al árbol de la selva y caminó ya erguido por la sabana, hasta distribuirse por los diversos confines del planeta. Después de millones de años de evolución, se hizo "homo sapiens" y ha llegado hasta Ucrania.
Una vez encaramados en el ring de Crimea, la quintaesencia de la civilización anglosajona y la eslava son dos agrios rivales frente a frente; ambos tienen sobrada capacidad nuclear para destruir el mundo. Europa es una convidada de piedra a la expectativa. En un rincón del cuadrilátero, el campeón afroamericano Barach Obama. En el opuesto, el aspirante Vladimir Putin, el "zorro de hielo" ruso. Ellos son el cartel del máximo espectáculo de la geoestrategia. Se miden a golpe de fintas y amenazas. Son los jefes de sus respectivas tribus y ellos simbolizan el poderío colectivo. Al final ganará el combate quien posea más escroto en el pantalón o más locura guerrera en el cráneo. Así ha sido siempre desde la prehistoria del garrote y el sílex.
Pero ¿Ya habíamos salido de la prehistoria? Hoy el garrote es digital, aunque la pulsión sigue siendo la misma. Primitiva.