La derecha renueva su lenguaje
Fabiola Calvo. LQSomos. Septiembre 2020
Se escucha a todo el equipo de gobierno dar disciplinadas declaraciones que apuntan a que todas las masacres son autoría de la “convergencia de situaciones de violencia”, de “economías ilícitas” para que cale en la población y así lavar su responsabilidad
El gobierno en Colombia en manos del derechista Partido Centro Democrático, recurre nuevamente a la vieja estrategia propuesta por Joseph Goebbels, propagandista de Hitler, para hacer un cambio de la realidad del país y para lavar su responsabilidad, así la masacre de cinco niños en Cali, la de ocho jóvenes en Samaniego, tres en 24 horas y 36 en lo que va de 2020 no son tal, según el presidente y su ministro del Interior se trata de homicidios colectivos. ¿Renovación del lenguaje?
Pese a la amnesia parcial que padecemos ocasionalmente, recordaremos que el entonces Presidente Álvaro Uribe Vélez, hoy en detención domiciliaria, prohibió que se hablara de conflicto armado por su inexistencia, a tal extremo que a la cooperación internacional y a las agencias de Naciones Unidas no les era posible hablar de un contexto real.
Siguiendo el ejemplo y la formación recibida por su protector Uribe Vélez, el actual presidente Iván Duque no quiere hablar de la realidad, del contexto social y político, de masacres, del asesinato de líderes y lideresas en todo el país, pese a tener todos los días en cadena en la mayoría de canales de TV su “reality show”.
Querer cambiar el concepto de masacre, esa escala de horror que se vivió en “La Violencia” de los años 50 y que se volvió a repetir en la década de los 90 y comienzos de este siglo, y que por una de ellas, la de El Aro, el señor Uribe Vélez debe presentar el 14 de septiembre declaración libre ante la Corte Suprema de Justicia.
Es cierto que el narcotráfico ha sido un mal ya por décadas en Colombia, cuyo dinero permeó al Estado, la sociedad y permitió la creación de los grupos paramilitares y financiar a organizaciones guerrilleras en los noventa, pero no es cierto que todo el espectro de violencia que tiene el país hoy corresponda a una sola lectura. Un solo enemigo simplifica y abre toda la puerta sin trancas para que Estados Unidos siga entrometido en las decisiones internas de los colombianos.
Se escucha a todo el equipo de gobierno dar disciplinadas declaraciones que apuntan a que todas las masacres son autoría de la “convergencia de situaciones de violencia”, de “economías ilícitas” para que cale en la población y así lavar su responsabilidad, acción que acompañan con una costosa pauta en medios y que según la Flip, el presidente desde que llegó a la Casa de Nariño ha gastado 20 mil millones de pesos en contratos de publicidad oficial.
Y ya no dudan en hablar de la necesidad de “un Estado fuerte”, pero un Estado que ellos carcomen día a día. ¿Acaso no volvieron trizas el acuerdo de paz? ¿Acaso el Presidente no desconoce las decisiones de la Corte Suprema de Justicia al considerar públicamente inocente al jefe de su partido? ¿Acaso no violan la soberanía al traer 40 militares norteamericanos al país sin autorización del Congreso de esta destartalada República de Colombia? ¿Que el presidente se tome con sus amigotes como cabeza en instituciones tan importantes como la Contraloría, Procuraduría, Defensoría del Pueblo y la Fiscalía?
¿Cómo remover tanta podredumbre? Necesitamos convocar la esperanza, apelar a la justicia, darle rienda suelta a la imaginación, construir la memoria, perdonar sin olvidar, sembrar y cosechar… ¡Sin dormirnos! Colombia renacerá.
* Doctora en Ciencias Políticas y Sociología, periodista, poeta, coordinadora de la Red Colombiana Periodistas Visión de Género
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