La farsa del 23-F
Tomás F. Ruiz. LQS. Febrero 2021
Año tras año, febrero tras febrero, se repite sin el menor atisbo de vergüenza el homenaje a la farsa del 23-F… ¿Creerán nuestros ilustrísimos señores diputados que aún queda en España alguien que no sepa que el 23-F se urdió desde el propio palacio de la Zarzuela y que Tejero y sus guardias civiles gritando “¡Que se callen coño” y “¡Todos al suelo!” eran sólo los peones de una maniobra de intimidación dirigida desde el Estado para chantajear al pueblo y obligarle a aceptar la mierda de Constitución que los propios militares habían impuesto tres años atrás?
Con el 23-F de España pasa lo mismo que con el 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York, cuando las Torres Gemelas fueron aparentemente abatidas por comandos terroristas. Todo el mundo sabe ya que el autor de esa masacre no fue Osama Bin Laden, que se atribuyó la autoría de los atentados por una demente ansia de protagonismo político ante su gente; sino que el propio gobierno de Estados Unidos -asesorado por la CIA y el Pentágono- organizó esa aberrante matanza de ciudadanos neoyorquinos inocentes para tener una excusa de su criminal invasión de Irak. Sin embargo, nadie se atreve aún a señalar con el dedo a George W. Bush como maestro mayor de toda la sangrienta ceremonia que el hundimiento del World Trade Center supuso. Es cierto que ingenieros y constructores han desvelado que ambos edificios se hundieron a causa de una explosión interior, no como consecuencia del impacto de los aviones que se estrellaron contra ellos. Pero sigue sin juzgarse a ninguno de los auténticos artífices de la matanza. Tampoco nadie ha respondido aún la pregunta de por qué ningún empleado de las empresas israelitas que tenían sus oficinas en las Torres Gemelas acudió ese día a trabajar.
Sobre el 23-F español se ha escrito mucho, aunque el único investigador que se ha atrevido a denunciar la farsa en que consistió y señalar con el dedo al emérito borbón, Juan Carlos I, como “espantapájaros” mayor de la trama, ha sido el coronel Amadeo Martínez Inglés. Gracias a él, ahora sabemos que el 23-F no fue otra cosa que un montaje para que el pueblo español aceptara sin rechistar la continuidad del régimen de Franco. Hoy, ya avanzado el siglo XXI, vemos que esa continuidad sigue intocable y que los criminales de franquismo gozan incluso de representación parlamentaria en un partido ultraderechista que se llama VOX. Santiago Abascal no anda descaminado cuando en sus intervenciones en la cámara alaba tanto la Constitución española. Nuestra Carta Magna no defiende derechos ciudadanos, sino que consolida la ilegitima monarquía en España e impone otro medio siglo de feroz represión contra todo aquel que pretenda dejar atrás la España Una y Grande de Franco.
El 11 de Septiembre de 2001 el propio gobierno de EE.UU. sacrificó a cerca de tres mil ciudadanos inocentes para justificar la invasión del orgulloso país de Sadam Husein. En el 23-F español afortunadamente no murió nadie, aunque podría haberse convertido en un baño de sangre si llega a haber contestación popular a la farsa de sublevación militar que se produjo.
Entonces, como parte de la pantomima pseudo democrática que se impuso, fueron encarcelados varios altos cargos militares, aunque la mayoría de ellos recibieron pronto el indulto. El 23-F no fue para nada el episodio épico que cada año se nos ofrece una y otra vez por los medios de comunicación; el 23-F fue una farsa que, como el falso régimen democrático que impuso, no puede enorgullecer más que a aquellos que se beneficiaron de esa parodia de golpe de Estado. Entre ellos, toda la clase política que hoy se rasga las vestiduras y demanda represión contra la sublevación popular que se produce en las calles. El régimen dictatorial en el que vivimos hoy no se diferencia mucho del que el falso golpe de Estado de Tejero fingió imponer el 23 de febrero de 1981 a nuestro indefenso y atemorizado país.
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No lo entiendo es que son tontos
Me ha parecido un artículo interesante a priori ya que coincido en que pudo ser una farsa y en que esta “democracia” es una pantomima, pero no coincido en la lectura que se hace.
El régimen del 78 no es ninguna continuación de Franco sino obra de la CIA-ETA, y es bastante peor porque es una dictadura encubierta que vende falsas ilusiones mientras ha arruinado el país, que a diferencia de su recuperación de desarrollo tras la guerra civil y muy a pesar de que no participara del plan Marshall, no ha hecho más que desindustrializarse desde el 78, y envenenar a su sociedad con ideas de auto desprecio e insuficiencia que facilitarían como han facilitado la división y el tragar con cualquier idea o imposición por rocambolesca que sea en su fundamento siempre que se vista de “progreso”.
Lo de Vox… “ultraderecha” es lo que dice la izquierda para deslegitimar por un lado y dar protagonismo por otro a Vox, así todos los electores están contentos. Pero la verdad es que al margen de cuatro políticas y de ondear banderas (que parece que el patriotismo debe ser una cosa solo de derecha porque parece que para ser un buen izquierdista uno debe odiar a su patria), Vox no tiene tanto de derecha. Lo que sí pasa es que el resto de partidos mayoritarios incluido PP son de izquierdas.
En general mi sensación es que España ha sido el laboratorio de pruebas de EEUU. Todas las propagandas sociales que socavarían el bienestar y la autonomía personal se han practicado antes aquí.
Si se me permite quiero recomendar el canal de Youtube UACD. No es que tenga nada que ver con los pensamientos que he escrito míos, pero sí que se insiste a menudo en la farsa de este sistema partitocrático y suele aportar contenido antipolítico muy interesante.
Un saludo.