La historia de mi vecino el rumano que sucedió ayer y ya veremos mañana
En pleno paro general de 24 horas, denominado con la retórica del caso "Huelga General", me viene a la cabeza el asunto de mi vecino el rumano que sucedió tal que ayer mismo. Voy con el asunto.
Va el patrón, patriota español del PP, y llama al currito rumano, mi vecino, casado con mujer de la limpieza y dos hijos.
-¿Sabes?, las cosas van mal en la fábrica. Auguro pérdidas.
– ¿Si?
– Sí, la crisis persiste, en fin, qué te voy a contar. Tu contrato es por mil euros, ¿verdad?
– Verdad.
– Y llevas con nosotros tres años.
– Tres.
– No está mal, ¿eh?. Pues te cuento lo que vamos a hacer. Por tu bien, desde luego, tienes dos hijos y no quiero dejarte en la calle.
– Gracias, muchas gracias.
– Bueno, aquí tienes esto, para que lo firmes. Es un despido procedente, por lo que te acabo de decir, la fábrica corre peligro.
– ¡Hay que salvarla, claro! Pero si firmo me quedo en la calle.
– Para nada hombre. Firmas y pasas a cobrar el paro, 600 euros, pero sigues trabajando y yo te doy 400 por negro para cubrir los mil. Y dentro de un año, te vuelvo a contratar por los mil de ahora. ¿Te parece?
– Hombre…
– Claro, sabía que te gustaría. Quedarte en la calle con dos chavales no es bueno para nadie.
– No bueno, no.
– Pues alegra esa cara.
– No, no, estoy contento, contento.
– Lo dicho, firmita y palante. En Rumania ibas a estar tu así, ni de coña.